Sustancias que impregnan al hombre
Sustancias que impregnan el hombre y todo el universo
(Extraído de la Comunicación del 13/11/87)
Tenemos tres sustancias que ya desde siempre la humanidad ha sabido que tenía, y a las que en todos los tiempos y religiones se les ha dado una importancia relevante. Son la Fe, la Esperanza y la Caridad. Siempre se ha instado al hombre a que practique estas tres cualidades, sin saber exactamente qué utilidad tenían y para qué servían… Fijaos bien que digo que son sustancias.
La FE. No es ciega. Es una confianza absoluta en el Poder Supremo, en la Ley Única, a través de unos conocimientos del espíritu, que nos da total y absoluta seguridad. Esta sustancia es la que conforma la parte más interna del vehículo o conducto de comunicación entre entidades de distintas dimensiones.
La ESPERANZA. Es una sustancia maravillosa. Hace que el hombre no caiga en la desesperación, la abulia o la entropía. Es una substancia cualitativa, sin la cual el hombre sería nulo e inútil. Estas dos sustancias maravillosas están puestas en el universo para que la humanidad las pueda utilizar y los hombres puedan tener un canal transmisor perfecto desde la vida humana bioeléctrica hacia la vida puramente espiritual.
La CARIDAD. Ésta es la tercera sustancia. Con ella se puede construir el canal de comunicación entre todos los hombres… “A través de este canal, se puede transmitir el conocimiento que nosotros os hemos dado, vuestro amor, las facultades que vosotros y todos los seres humanos poseen para curar, aligerar y hacer la vida de vuestro hermano más llana…”
Estas sustancias nos enseñan a mirar y saber ver; a escuchar y saber oír; a tocar y palpar para saber la naturaleza de las cosas.
(Extraído de la comunicación del 13/12/87)
Hay un significado de la palabra “caridad” que deberíamos desterrar de nuestro vocabulario, cuando decimos que caridad es dar algo de uno mismo, material o espiritual, con sacrificio, a otro que no lo posee…. “No debemos dar, sino restituir a nuestro hermano lo que se le ha negado de forma cruel. Nunca debemos decir que hacemos caridad al prójimo, ni que somos caritativos, ya que esto supone un egoísmo que hace que retengamos para nuestra exclusiva propiedad unos bienes que pertenecen a toda la humanidad”... Cuando la humanidad esté saturada de amor, la palabra caridad, con ese significado que los hombres le hemos dado, desaparecerá de nuestro vocabulario.