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La posibilidad que tiene el hombre

La posibilidad que tiene el hombre de transitar por las siete dimensiones de la tercera dimensión

(Extraído de la Comunicación del 23/08/88)

Los hombres vivimos y nos movemos en la tercera dimensión, donde el tiempo y el espacio se concretan y todo ocupa un lugar. El cerebro, receptor y transmisor de la inteligencia, es un órgano tridimensional: tiene ancho, largo y peso. También las células, neuronas y todas las conexiones cerebrales tienen una estructura orgánica, que ocupa un lugar en el espacio. El cuerpo también tiene una longitud, un ancho y un peso y es receptor de sensaciones buenas y malas.

El cuerpo y el cerebro son tridimensionales y se mueven en la tercera dimensión. Ahora bien, la inteligencia, el amor, la voluntad y el raciocinio son materias fluidas ya en la cuarta dimensión.

El hombre percibe y siente todas sus facultades a través de la cuarta dimensión. En esa dimensión, se mueven y viven todas las sensaciones afectivas, espirituales e intelectuales. El hombre se mueve mental, emocional y espiritualmente dentro de la cuarta dimensión.

El hombre puede trascender y perfeccionar este estado y hacer que esta dinámica se produzca de forma feliz, armónica y agradable, logrando así la entrada a la quinta dimensión. En esta dimensión, el hombre puede realizar transmutaciones importantes en sí mismo y en sus iguales. También puede transmutar la materia en sus estructuras moleculares y celulares…

Sólo si está en la quinta dimensión, es cuando los profanos dicen que se hacen milagros, milagros físicos: se puede curar, materializar o disolver materia compuesta por moléculas, u organismos compuestos por células.

Desde su sexta dimensión, se puede actuar sobre el tiempo y el espacio; se puede retroceder o avanzar. Los seres ya dotados pueden entrar en la séptima dimensión, donde se puede formar y detener la creación de elementos primarios y crear por sí mismos universos y vida.

Pero, de momento, es necesario detenerse en esta maravillosa cuarta dimensión.

Es necesario perfeccionar nuestras mentes, teniendo en cuenta las estructuras biológicas del cerebro y las potencialidades de la inteligencia. Siempre que se avanza hacia arriba, es necesario avanzar también hacia abajo. Sólo así se puede llegar a ser de forma integral el Hombre Cósmico. Es necesario que cada uno busque y encuentre la mejor manera de percibir toda la armonía sideral. Es necesario aquietar la mente, cerrar puertas y ventanas, encontrar al propio Dios interior y sumergirse en el amor que allí se encuentra. Sólo de este modo se pueden entender las leyes.

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