El Cubo de Metratón y el rombo
En este número se realiza un estudio comparativo entre la geometría interna del Rombo y la del Cubo de Metatrón.
El Cubo de Metatrón es un símbolo geométrico que está vinculado a la geometría sagrada y que tiene sus raíces en la tradición mística y esotérica judía. Esta figura se relaciona tradicionalmente con el arcángel Metatrón, a quien se le considera un mediador entre Dios y la humanidad. Su nombre aparece por primera vez en textos de la literatura judía medieval, específicamente en el "Talmud" y su figura se desarrolla más claramente en textos de la Cábala y en otros escritos místicos judíos posteriores. El concepto de Metatrón no se encuentra en la Biblia, pero ha sido objeto de interpretación y expansión en la literatura mística y esotérica judía.

Escultura de Metatron - El Cubo de Metatron
El Cubo de Metatrón se forma a partir de una combinación de varias figuras geométricas, como la circunferencia, el hexágono, el triángulo, el rectángulo y el rombo, lo cual le confiere una rica simbología que abarca la manifestación de la creación, la conexión con el universo, la sabiduría, la armonía y la protección.
La figura del Cubo se compone de trece círculos que están dispuestos de tal manera que forman un patrón geométrico complejo. Esta figura está vinculada (al igual que otras) al concepto de "Matriz de la Creación", simbolizando la energía que forma y conecta todas las cosas en el universo. Por este motivo, se cree que el Cubo tiene propiedades de protección y purificación, y se utiliza en prácticas de meditación y visualización para promover la conexión espiritual y la armonía.
Según hemos podido observar, la construcción de esta figura parte de una forma que está muy vinculada también al Rombo. Hablamos en concreto de la Semilla de la vida, figura “Matriz” de la cual emanan, entre otras, el Cubo de Metatron y el Rombo. Por esta familiaridad de construcción, veremos en este escrito la semejanza y el parentesco que existe entre estas dos figuras y cómo comparten muchas de sus características geométricas.
Si partimos de la Semilla o de la Flor de la vida, podemos dibujar unas series de circunferencias alineadas y unidas en sus planos verticales y diagonales por vectores de color.

Las circunferencias rojas de la Flor y las azules de la Semilla
Como que la Semilla o la Flor de la vida, en su movimiento expansivo se pueden hacer tan grandes como se quiera sin perder por ello sus propiedades, para el esquema tradicional del Cubo de Metratron se utilizan series de cinco circunferencias consecutivas que emanan de la Flor de la vida y que siguen vectores en el eje vertical y diagonal. De este hecho, resultan las siguientes tres figuras que representan tres estados diferentes del desarrollo geométrico.

Las diferentes fases de creación del Cubo de Metatron
Para dibujar el Cubo basta con unir todos los centros de las trece pequeñas circunferencias que se observan en el dibujo superior. El centro de cada circunferencia ha de contactar con el centro de todas las demás. Es un dibujo que pone de manifiesto la comunicación que existe entre todas las circunferencias de la manifestación, por muy alejadas que estén las unas de las otras.
En los dibujos del Rombo, estamos acostumbrados a trabajar en una posición de la figura en la que los lados superiores e inferiores del hexágono (tanto del exterior como del interior) se encuentran paralelos al plano horizontal, así que para observar mejor su estructura interna realizaremos un giro de 90º del Cubo. Comprendemos que la posición de la izquierda es quizá más bonita para algunas personas porque muestra la estrella de seis puntas desde una óptica más reconocible, pero en el Rombo, estamos más familiarizados a trabajar con el segundo dibujo. Así que realizaremos un giro de 90º al Cubo por cuestión de reconocimiento del diseño.

El mismo Cubo de Metraton girado 90º
Tal como hemos comentado antes, el diseño final del Cubo de Metatron parte también del dibujo inicial de la Semilla de la vida. Así que, si ambas figuras tienen el mismo principio causal, no será de extrañar que en la medida en que las estudiemos en profundidad, empecemos a ver correlaciones geométricas muy claras y sorprendentes entre el Rombo y el Cubo de Metatron.

La Semilla de la vida subyace en la estructura del Rombo
Para observar este hecho, colocaremos juntas a nuestras dos figuras de estudio: a la izquierda, el dibujo de la Sagrada Forma del Rombo y a su derecha, el Cubo de Metatron. Para poder comparar mejor estas dos figuras señalaremos con los mismos colores las estructuras geométricas que se repiten en uno y otro lado y pondremos en ambos dibujos las letras que les corresponden.
Para nuestra sorpresa, ya en el primer contacto visual, empezaremos a ver el gran parecido que tienen estos dos dibujos. A la izquierda está la figura del Rombo con toda la estructura hexagonal que le hace de soporte y a la derecha veremos el Cubo de Metatron, con su misma protección hexagonal.

El invisible soporte hexagonal del Rombo - Estructura del cubo de Metatron
En ambos dibujos observamos:
- Un hexágono exterior en rojo (2F1,2F2,2F3,2F4,2F5,2F6)
- Tres líneas rojas horizontales (2F1-2F2,2F3-2F4,2F5-2F6),
- Dos líneas rojas verticales (2F1-2F5, 2F2-2F6)
- Dos líneas rojas en diagonal (2F1-2F6, 2F2-2F5)
- Un hexágono interior en verde (F1, F2, F3, F4, F5, F6)
- Un Rombo interior en negro.
Y además de observar las similitudes, podemos observar (como no) las diferencias, que por cierto no son demasiadas:
- El Rombo precisa para su construcción de siete circunferencias, con su centro en: (F1, F2, F3, F4, F5, F6 y centro)
- El Cubo se dibuja a partir de trece circunferencias, de menor radio y observables en el plano paralelo y diagonal.
- En el Cubo no aparece de una forma clara la Semilla de la vida.
Aunque en el Cubo de Metatron no se aprecia la presencia de la Semilla de la vida, ésta se oculta en su entramado sutil. Así que si queremos ver el dibujo de las margaritas bailando con el Cubo no tendremos ninguna dificultad en hacerlo, ya que éstas se pueden dibujar desde los vértices del hexágono verde del Cubo.
En el siguiente dibujo partiremos del dibujo de la estructura del Cubo y haremos aparecer las margaritas (en circunferencias grandes y rojas trazadas desde el hexágono verde). Veremos entonces que el mismo principio de armonía y expansión de la Semilla de la vida subyace de igual forma en la estructura del Rombo y el Cubo.

El Cubo con la Semilla de la vida en su interior
Para estudiar y comparar mejor la arquitectura de estos dos dibujos (Rombo y Cubo) expondremos una imagen para poder apreciar algunos detalles que son diferenciales. En el siguiente dibujo, se han mantenido las líneas rojas en el dibujo de la izquierda, pero en el de la derecha, se ha conservado su color negro original.

El Rombo - El Cubo de Metatrón
Las líneas de color rojo de la figura de la izquierda (Rombo) unen los vértices del hexágono exterior. Las líneas de color verde unen los vértices del hexágono interior tanto en el dibujo de la izquierda (Rombo) como en el de la derecha (Metatron). Y las líneas rosas unen los vértices del hexágono interior verde con el hexágono exterior negro (Metatron). Estas líneas rosas (aunque existen virtualmente) no se han contemplado hasta el momento en la figura de la construcción del Rombo.
Es decir, a la figura de la izquierda (que conocemos bien) y que nos ayuda a entender la geometría interna y externa del Rombo le podemos añadir las líneas de color rosa que unen el hexágono interior con el exterior y obtenemos unas nuevas relaciones que nos ayudan a apreciar todavía más el parecido geométrico de ambas figuras.

El origen geométrico del Rombo
El Rombo inscrito en el hexágono interior (en sombreado en la figura de la izquierda) se dibuja gracias a la intersección de las líneas rosas F3-2F2, F3-2F6, F4-2F1, F4-2F5, con lo que podemos decir que la figura del Rombo interior nace por la intersección de las relaciones lineales entre el hexágono interior y el hexágono exterior. O lo que es lo mismo, de la comunicación de lo pequeño con lo mayor nace el Rombo.
De hecho, siempre había sido un misterio saber porqué para construir un Rombo debíamos de partir de dos vértices del hexágono (A-B) y de un punto central de los lados del hexágono (punto medio de CE y D-F).
Obteníamos el Rombo de esta manera, por construcción, pero no había una razón geométrica previa que nos indicara porqué debíamos partir del punto central de estos lados para obtener la figura. Sencillamente, al hacer la construcción del Rombo habíamos visto que se precisaba de estos puntos centrales de los lados superior e inferior. No había ninguna explicación anterior. Era un hecho inherente al diseño.

El origen geométrico del Rombo
Ahora, con estos nuevos datos proporcionados por la relación entre los hexágonos (entre el mayor y el menor) nos aparecía un dato más acerca del origen geométrico del diseño del Rombo.

El origen geométrico del Rombo
Y además si recordamos que F3 y F4 son los Focos que permiten dibujar a la elipse que circunscribe al Rombo, podemos valorar un poco más aún a estos dos Focos, puesto que son ellos los que, con su trazado (F3-2F2, F3-2F6) y (F4-2F1, F4-2F5) permiten dibujar el perímetro del Rombo interior y los puntos de corte de los lados superior e inferior del hexágono.
De hecho, hay una relación directa entre la localización exacta de estos Focos (F3-F4) y la necesidad de que el vértice obtuso del Rombo impacte en la parte media de la arista del hexágono y permita dibujar el Rombo.
Los Focos F3-F4 son los que hacen posible dibujar la elipse que engloba a todo el Rombo. Esta elipse contacta con los vértices agudos y los vértices obtusos del Rombo (estos se hallan justamente en el punto medio de la arista superior e inferior del hexágono). De hecho, la elipse corta a la arista superior e inferior del Rombo en un punto concreto. En el punto de partida de la línea de I.D.

La elipse (F3-F4) corta el lado superior e inferior en el punto medio
Y de la misma manera en que el Rombo interior pequeño (sombreado) es el resultado de la intersección entre las líneas del hexágono verde interior y el hexágono rojo exterior, podemos pensar que el Rombo negro (dibujado con sus siete dimensiones) es el resultado entre el hexágono rojo exterior y otro de color rojo también, más exterior a él y con el doble de su tamaño.

El proceso se repite indefinidamente
Con todo esto, hemos visto como la geometría invisible y sutil se encuentra agazapada y compartida en figuras aparentemente tan diferentes como el Cubo de Metatron y el Rombo. Ambas Formas Sagradas tienen detrás de sí diseños silenciosos como la Semilla de la vida que permanece oculta a los ojos de quien no sabe verla.
Y el Rombo, tan sencillo, tan simple, tan aparentemente naif, esconde tras de sí, bajo la forma de una figura romboidal multicolor, de un arco iris en miniatura, un mundo de hexágonos grandes y pequeños, de líneas de conexión, circunferencias de mayor y menor tamaño, triángulos, estrellas, focos, elipses, procesos de crecimiento y razones matemáticas que permanecen ocultas hasta que son desveladas.

El Rombo
Resulta difícil pensar que el Rombo y el Cubo de Metatron vivan dentro de la misma geometría y aunque parezca que se encuentren tan lejos, estén tan cerca, fusionados y conviviendo en perfecta armonía.

El Rombo dentro del Cubo
En su parte más externa, podemos ver al Gran Rombo yendo de punta a punta de su hexágono exterior, tocando con su 1ª y 7ª dimensión a los vértices izquierdo y derecho del hexágono.
En el centro de este Gran Rombo que contacta con los extremos del Cubo, vemos al hexágono interior con sus seis Focos que servirán posteriormente para trazar y hallar todas las dimensiones.

El Rombo contactando con los extremos del Cubo
Resulta maravilloso ver el entrelazamiento geométrico de la Semilla, del Cubo y del Rombo. No se ve a primera vista, ni a la segunda, ni a la tercera, pero ahí está. La geometría sagrada parece hecha de una serie de figuras preciosas, con un diseño espectacular y cargado de mensaje, pero que no guardan una relación aparente las unas con las otras. Pero si miramos esto desde la distancia, desde un enfoque más amplio, veremos como convergen y conviven pacíficamente las unas con las otras, de una manera discreta, silenciosa, imperceptible y armónica.

La Semilla de la vida, el Rombo y el Cubo
El estudio de la Geometria Sagrada nos va hablando poco a poco del Rombo, de su naturaleza y de sus propiedades. Nos lo enseña desde un lugar en el que no habíamos estado y así, el Rombo, poco a poco, en la medida que lo vamos conociendo más y más, nos va mostrando lentamente su oculta belleza interna, su estructura sutil, su relación con el mundo invisible, su esencia y su inesperada relación con las Figuras Arquetípicas Sagradas.
El Rombo llegó al mundo casi desnudo y en todo este tiempo lo hemos ido protegiendo, cuidando, arropando, vistiendo y dotando de cualidades que antes no habíamos visto ni imaginado. De repente se ha hecho mayor y al hacerlo, hemos empezado a intuir que es lo que es, que tiene dentro de si, que es lo que es realmente, de que está hecho y que es lo que expresa.
Es muy fácil reconocer al Rombo en su aspecto externo, manifestado, visible, pero su naturaleza interna, a menudo escapa a nuestra primera percepción. Tal como decía Antoine de Saint-Exupéry: “Lo esencial es invisible a los ojos”
