Geometría sagrada del Rombo
Las medidas del Rombo
El Rombo además de ser un concepto, una filosofía y un receptáculo de todas las leyes universales, es también una estructura geométrica y como tal, tiene un tamaño determinado, unas dimensiones concretas y una capacidad de variar de valores según el mismo pulso de la vida y las condiciones externas. Todas las estructuras físicas tienen unas dimensiones determinadas y están preparadas para poder oscilar dentro de unos límites de seguridad y soportar una determinada presión y vibración. Pero si por causas interiores o exteriores, se sobrepasan estos límites, la seguridad y la estabilidad de la estructura puede resentirse y pueden ponerse en marcha mecanismos de defensa profunda.
El Rombo siempre está en movimiento, cambiando, girando y representando en su interior todo lo que sucede en el exterior. Cambia continuamente y tiene unos valores de su dimensión menor que en estado fisiológico pueden variar de tamaño y oscilar dentro de un margen de seguridad, pero a veces, la vida experimenta desorden, caos, guerra, y en ese caso, el Rombo en el que se refleja esa situación, puede dejar de oscilar entre los valores estables y traspasar el umbral de la estabilidad, momento en el cual se ponen en marcha mecanismos compensadores.
Podemos decir que el Rombo tiene infinitos valores porque el tamaño en que puede ser representado no tiene una única medida y que además los valores de la diagonal menor pueden variar en una cifra infinita de números entre los 18 y los 19.99999 cm. Pero, por otro lado, el valor de la diagonal mayor es fijo y es de 22 cm. Si por algún motivo de desorden o caos, la diagonal menor sobrepasase el valor permitido del 19.99999, el Rombo para sobreponerse a esta vibración generada por la fracción periódica pura, a esa especie de pitido uniforme, podría expandirse en un movimiento compensatorio desde los 22 hasta los 22.22 cm. En ese momento, el Rombo ya no expresaría los valores de vibración y armonía, sino que sería el reflejo de una situación de peligro y caos.
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Los ángulos del Rombo
Los ángulos del Rombo están relacionados con el tamaño de las dimensiones menor y mayor. Los valores de estas dimensiones no son fijos, son variables y, por tanto, los ángulos que forman el Rombo han de ser movibles y ser capaces de adaptarse a las oscilaciones del pulso de la vida. Por este motivo, los ángulos agudos oscilarán aproximadamente entre 80º- 84º y los obtusos entre 96º- 100º Es decir, no serán ángulos fijos, estarán dotados de la movilidad necesaria para que la figura pueda respirar, pueda expandirse, contraerse y fluctuar acompasadamente con el latido de la vida.
Si en vez de considerar a la figura en su totalidad, la dividimos en cuatro partes, nos resultará un triángulo cuyos ángulos serán de 40º- 42º, 48º-50º y 90º. Esta figura triangular de la que hablaremos en profundidad más adelante nos llevará a estudiar aspectos muy interesantes del Rombo.
Detrás de este dato de sencillez geométrica de los ángulos, aparecerán durante el estudio de la figura, números mucho más exactos sobre sus ángulos, se podrán ver las leyes físicas que los sustentan y las relaciones con los fenómenos de la naturaleza que se hallan detrás de estas cifras.
Todo en geometría sagrada tiene una razón, una explicación y un motivo de ser. El estudio de estos ángulos abrirá la comprensión del porqué de esos valores y facilitará la comprensión de las leyes que sigue la naturaleza en las que están involucradas la luz, el aire y el agua.
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La figura bidimensional del Rombo
La figura bidimensional del Rombo es aparentemente muy sencilla. Como todas las figuras geométricas tiene sus lados, vértices, ángulos, perímetro y áreas, pero al mismo tiempo, si esta figura se convierte en objeto de observación y si su contenido geométrico, matemático y simbólico quedan expuestos en el desarrollo de un estudio, pueden aparecer muchas leyes geométricas, fórmulas, relaciones, proporciones armónicas y conceptos cargados de profundo simbolismo. En una figura geométrica como el Rombo, coexisten cientos de datos interiores que pueden ser interpretados y llevados a un lugar donde el razonamiento los lleve a un lugar donde puedan ser integrados dentro del conocimiento vinculado a la geometría sagrada.
Este estudio se desarrolla del análisis de un sólo Rombo, aquel cuya diagonal menor mide 19.05… pero sus conclusiones permiten ser adaptadas a todos los Rombos que oscilan entre 18 y 19.99999. Cada uno de ellos, tiene una geometría distinta, pero los principios geométricos son aplicables a cada uno de ellos.
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La figura tridimensional del Rombo
La Sagrada Forma del Rombo es tridimensional, como todo lo que existe en nuestro mundo, en nuestra dimensión. Pero durante los primeros años de la Enseñanza, trabajamos con el modelo bidimensional. A los ojos del que se inicia en el estudio, parece una forma más sencilla, más simple, más manejable, y desde algún punto de vista, es así. Todos estamos acostumbrados a escribir y dibujar utilizando dos dimensiones, y parece que dar el salto a trabajar en tres dimensiones es complicado, pero no lo es, solamente es diferente. Hay muchas cuestiones relacionadas con la geometría interna que su representación en dos dimensiones hace ver la construcción interna de una manera determinada, pero cuando se trabaja en esa misma búsqueda en tres dimensiones, la observación presenta las realidades más claras. Al pasar de tres a dos dimensiones, algunas líneas que estaban separadas se pueden unir y pueden crear una ilusión óptica. Y a veces, al abrir la figura y darle una dimensión más, se observan relaciones que no se habían sospechado en la figura bidimensional.
Como siempre, cuando la mente trabaja en una dimensión superior, aparecen conceptos, descubrimientos y dudas que no se habían planteado al trabajar sólo en dos dimensiones. El pasar de dos a tres dimensiones, hace descubrir un mundo nuevo dentro del Rombo y ayuda a abrir a la mente y a prepararla para entender las cuestiones que aparecen al realizar un cambio de dimensión.
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