Los ciclos (2ª parte)
Los ciclos de 24.000 años de nuestro universo son un fenómeno muy interesante. Están asociados a los ciclos de predominio y alternancia polar, a la liberación cíclica de Energía de primer Rayo, a la formación de un átomo primigenio y a los ciclos de creación y retrospección. Intentar describir estos ciclos de 24.000 años, hace necesaria la presencia de una teoría de un cosmos con un centro radial alrededor del cual, todo gira. El articulo nos introduce en esta teoría del Centro radial del Universo y nos enseña los registros que estos ciclos han dejado en la vida marina y en la historia evolutiva del ser humano.
Introducción
Antes de la creación, en el Absoluto, existían dos fuerzas, de naturaleza y polaridad opuesta, conocidas como Yin y Yang. Cuando emergió también del Absoluto el Rayo Creador, las dos fuerzas primigenias se unieron y al ir la hacia la otra y fusionarse, formaron un punto ígneo, quien por compresión interna estalló y llevó a todo el material creado, a entrar en el universo manifestado. Este material, salió despedido con la misma energía que le había comunicado en el vacío el Rayo Creador. Esta expansión inicial del Universo, que aún se mantiene y se observa, podría ser perfectamente lo que es conocido dentro de la física actual como Energía oscura o energía de expansión.
El vacío implosionó por la Fuerza del Rayo Creador y apareció en el otro lado, bajo la apariencia del universo manifestado e impulsado por la fuerza del mismo Rayo. La fuerza compresiva del vacío se convirtió en fuerza expansiva en el universo manifestado, otorgando a la manifestación, una velocidad específica de entrada, que es “C” o la velocidad de la luz, la velocidad a la que se mueve lo creado.
La Fuerza Creadora actúa según vemos, en dos sentidos distintos, dependiendo de en qué lugar se encuentre. En el mundo in manifestado comprime y en el mundo manifestado, expansiona. La misma Fuerza de fusión centrípeta que el Primer Rayo genera en el vacío, es la misma fuerza de expansión centrífuga que impulsa al Yin y al Yang cuando han atravesado la fina membrana del vacío y se encuentran ya en el mundo manifestado.
El Rayo Creador rompe la membrana del vacío
En el primer instante, la materia primordial, entró en el universo manifestado, junto con la fuerza primordial. De la primera manifestación de la fuerza primigenia, se originaron por congelamiento sucesivo, todas las fuerzas conocidas de la naturaleza. Existió una cascada de reacciones físicas creadoras de las distintas fuerzas que se produjeron al pasar el universo inicial de un nivel entrópico muy bajo y de una temperatura muy alta a otro universo, con más entropía y con menos temperatura. En la medida que el cosmos iba perdiendo su calor inicial, aparecieron elementos y fuerzas nuevas. De este modo, se originaron todas las fuerzas conocidas por la física, siendo la gravedad según pienso, la primera de las fuerzas que se descolgó del bloque compacto de la fuerza primigenia. El esquema teórico básico, podría seguir la forma de un árbol genealógico en el que partimos del primer ancestro, la Fuerza de Alta Súper Energía y llegamos, generación tras generación, a los miembros más noveles de la familia. Su representación esquemática, sería más o menos la siguiente.
Creación de las fuerzas de la naturaleza a partir de una Fuerza primigenia
La enseñanza del Rombo nos confirma este dato cuando dice que:
“La energía eléctrica en todas sus manifestaciones, polaridades, campos magnéticos, frecuencias e intensidades de onda, es la expresión de más baja intensidad y por lo tanto, de velocidad de onda más lenta, podríamos decir la manifestación más grosera de una energía, que esta en el otro extremo, y que tiene una potencia siete veces superior, con una vibración de onda, incapaz de ser detectada por el hombre con instrumentos hechos por él.”
“Esta energía es la energía que hemos nombrado en el esquema del Rombo como Yin-Yang. Esta Alta Súper Energía, con una potencia siete veces superior a la de la electricidad, es más rápida y menos detectable, pero es más capaz de producir unos efectos más ciertos e incidir más acertadamente en la materia más grosera.”
Pero volvamos de nuevo a los momentos posteriores del Big Bang…
Veíamos aquí, en estos instantes, a los tres grandes principios creadores, pero algo distintos, ya que están siendo observados en el mundo manifestado. Primero, el Rayo Creador que provoca esta energía expansiva del Universo o Energía oscura, luego las primeras formas de materia que originarán posteriormente a los 30 elementos primarios sutiles que faltan por descubrir (seguramente una parte de materia oscura) y los 114 ya conocidos. Estos elementos primarios masivos, se irán formando a partir del más sutil, el amor, por aglomeraciones y densificaciones sucesivas, que se producirán gracias a la primera fuerza de la naturaleza que aparece desvinculada ya de la fuerza Primigenia. Esta fuerza que produce la aglomeración y la fusión de la materia es la gravedad. Es decir, que al principio teníamos a la materia (Yin), la energía (Yang) y la Fuerza expansiva o Rayo Creador.
En esta situación inicial del Universo, aparecieron unos aglomerados de materia elemental que se desplazaban por el espacio con un movimiento expansivo y que, al mismo tiempo, empezaron a verse atraídos los unos hacia los otros, por las fuerzas gravitatorias. La energía cinética de la expansión tendía a separarlos, y la energía gravitacional a unirlos, por lo que al final, se pudo llegar a una situación estable que implicaba la conjugación de las dos fuerzas, que llevaba a la creación de un movimiento rotatorio, que es una fusión estable y controlada entre la energía cinética y la fuerza gravitacional.
Para que se produzca esta energía de rotación, el cuerpo que se desplaza con velocidad, ha de ver como su energía cinética o fuerza de escape, se equilibra con la energía gravitacional y eléctrica de atracción y entonces, gira alrededor de un cuerpo masivo, formando círculos o elipses.
Esta perfecta combinación de la Trinidad original produce el impulso, el giro y el movimiento en espiral de todo el universo. Los planetas giran alrededor del sol. El sol se desplaza girando alrededor de la galaxia y los planetas avanzan y giran con el. Al mismo tiempo. La galaxia entera se mueve circularmente mientras se proyecta en el espacio, provocando que todos sus soles, describan este movimiento en espiral.
Los planetas giran alrededor del sol mientras este se desplaza
Giran y se desplazan las partículas subatómicas, los átomos, los planetas, los soles y las mismas galaxias. Aparentemente, todo gira y se desplaza. Los objetos pesados ejercen una fuerza de atracción sobre los ligeros que les obliga a girar a su alrededor. A su vez, estos objetos masivos, giran también alrededor de otros objetos más masivos. Con este razonamiento sucesivo, tendríamos que pensar en la posibilidad de que el mismo universo, girara en su totalidad, desde lo más pequeño a lo más grande en torno a objetos cada vez más masivos, acabando la rotación final sobre un objeto ultra masivo que se situaría en el mismo centro del universo. Un objeto extremadamente masivo con una estructura quizás, similar a la del sol. Sería el sol central del Universo, un centro radial del universo. ¿Es factible esta teoría?
¿TIENE CENTRO EL UNIVERSO?
En 1917, Einstein, aunque filosóficamente era partidario de un universo estático, encontró en sus ecuaciones de la teoría general de la relatividad, la posibilidad de un modelo del universo que debía expandirse o contraerse.
En 1927 Gamow y Lemaître propusieron un universo que estaba en expansión, y que teóricamente, con esta posibilidad, el universo, podía remontarse hacia atrás, hasta un punto de origen. Esta teoría recibió el apoyo de Hubble cuando 1929 gracias al descubrimiento del corrimiento generalizado de las galaxias hacia el rojo, comprobó que el universo se estaba expandiendo en todas las direcciones. Cuando en 1964 se observó el fondo cósmico de radiación, se obtuvo una evidencia más consistente de la teoría del Big Bang. Y más recientemente, con la presencia teórica de la Energía oscura, teorizada desde 1988 que es esa Fuerza desconocida a la que se le atribuye la expansión del universo, parecen haber cada vez más indicios que dan solidez a la teoría. Como vemos, la teoría del Big Bang, se ha ido alimentando y perfeccionando en los últimos 70 años, pero sigue presentando hoy en día, muchos interrogantes y muchos espacios por rellenar que hacen dudar de algunos de sus principios. Creo que haríamos bien en recordar su nombre, que nos recuerda que no es un dogma de fe, sino solamente una teoría: Teoría del Big Bang.
Hoy en día, la hipótesis romboidal de un centro del Universo constituido por un Sol central no está contemplada por la física ortodoxa, pero algunos físicos, no descartan en absoluto esta posibilidad, e incluso la defienden a pesar de ir en contra de la mayoría de la comunidad científica, ya que la teoría del Big Bang y las observaciones de Hubble sobre el corrimiento al rojo, no descartan en absoluto la posibilidad de que exista realmente una zona central del Universo.
Según sus observaciones, las líneas espectrales específicas de cada elemento presentes en los soles o las galaxias pueden tener una posición centrada, en el caso de que la estrella mantenga una posición estática desde el sitio de observación, o pueden adquirir una situación distinta a la normal, ya que se pueden desplazar hacia el rojo si la estrella se aleja de nosotros, o hacia el azul si la estrella se acerca.
Estudio espectral de la luz. Corrimiento espectral hacia el rojo o el azul
Si miramos cualquier representación artística del Big Bang, veremos que, en todos ellas, se dibuja un punto central, muy pequeño, que explota y que se expande en todas las direcciones.
Sin ningún tipo de prejuicio, y actuando con una mente lógica, hemos de pensar que si un observador, estuviera situado por pura casualidad en el centro perfecto y radial de la explosión, en el punto central de esa esfera compacta, con la explosión, vería alejarse a toda la materia y la energía hacia todas las direcciones posibles del universo.
Cuando desde nuestro planeta, observamos con telescopios a las galaxias, y realizamos un análisis espectral de su luz, vemos que a excepción de las galaxias más cercanas que parecen acercarse, quizás por un efecto de atracción gravitatoria, todas las demás galaxias se alejan de nuestro punto de observación.
Casi todas las galaxias se alejan de nuestro punto de observación
Entonces, el primer pensamiento que acude a una mente lógica, es decir: ¡Mira qué casualidad! Estamos en el centro-centro del universo. El Big Bang se inició al lado de casa, en una galaxia muy cercana, quizás en la nuestra y tenemos una posición preferente de observación, y por suerte, somos el centro del Universo, o estamos muy cerca de él. Sino hubiéramos estado en el punto central del Big Bang, sino en una zona intermedia de la maciza esfera inicial, veríamos que la mitad de las estrellas se nos acercan y la otra mitad, se nos aleja. Y si estuviéramos inicialmente en la parte más externa podríamos pensar que todas las estrellas vienen hacia nosotros. Quizá, esto tan simple, fue lo que pensó Hubble en el primer momento de su apreciación, pero me imagino que no quiso caer en los mismos errores en que han caído siempre los científicos al considerar las teorías cosmológicas en las cuales, la Tierra era el centro del Universo. Quizás, para no caer en este error repetitivo del pensamiento humano (el geocentrismo), Hubble, sentó una serie de principios que le hicieron llegar a algunas conclusiones distintas a las que quizá no hubiera llegado sino los hubiera tenido presentes. Hubble presupuso que:
- “Hay que escapar del horror de una posición singular de la Tierra.
- “Sería intolerable”
- “No debe haber ninguna posición favorable en el universo”
- “La odiosa sospecha de una ubicación favorecida debe ser evitada a toda costa”
- “Ningún centro, Ninguna frontera.”
- “Todos debemos ver el universo igual”
Estas fueron sus premisas subjetivas a la hora de valorar unos datos objetivos. Pero, en cualquier caso, la conclusión de Hubble acerca del alejamiento de las galaxias comportó la demostración de una idea: El universo no es estático, se está expandiendo y, consecuentemente, en un tiempo anterior, sus objetos debían de estar más próximos los unos de los otros. Por ello, en el tiempo cero, el universo, tenía que estar totalmente concentrado en un punto. Pero, curiosamente, el universo actual, no tiene centro, se expande en todas direcciones. El universo se expande desde cualquier punto de observación sin ningún centro de referencia.
La observación de Hubble supuso una revolución que reactivó la investigación sobre el origen del universo. La observación experimental de la expansión universal, fue el primer pilar sólido para sostener la teoría del Big Bang y el segundo pilar fue matemático y basado en la teoría de la relatividad general de Einstein, presentada unos años antes y en la que predecía que el espacio-tiempo podía estar en expansión o en contracción.
La expansión del Universo
Si recapitulamos los conceptos de Hubble, veremos que, según su teoría, no existe un centro del universo, sino que cada punto de observación se comporta como un centro del universo y desde cualquier lugar, el universo parece expandirse en todos los lados. Cada punto, tiene la posibilidad de creerse ser el centro, pero no lo es.
Si Hubble, no hubiera tenido los prejuicios de los que hemos hablado antes, viendo los resultados de sus observaciones, podía haber pensado que el universo tenía un centro, y que nuestra posición de observación era “azarosamente central y privilegiada” y que el centro del universo, aunque no se viera con la tecnología actual, pudiera estar cerca de nosotros. Hubble sentó un dogma de fe que ha sido aceptado por la física aún hoy en día.
En las ecuaciones de la teoría general de la relatividad, Einstein predecía un universo en expansión o en contracción, pero sus creencias filosóficas basadas en un universo estático le hicieron negar esta evidencia matemática. Para ello, realizó unas rectificaciones de sus cálculos haciendo entrar una constante a la que llamó constante cosmológica para modelar un universo estático y con simetría esférica. Esta fuerza era de naturaleza repulsiva o anti gravitatoria y compensaba la tendencia al colapso del cosmos por la gravedad. Con el descubrimiento de la expansión universal, se reconoció esta especie de fuerza anti gravitatoria descrita por Einstein, pero se vio que estaba vinculada a la expansión del cosmos. Einstein, posteriormente se dio cuenta del error de su concepto de universo estacionario y este suceso, entró a formar parte del anecdotario de errores científicos.
Lo que ya no es tan conocido, es otro grave error de Einstein, un principio aceptado plenamente por la física actual, y que otorga al Tiempo la cualidad de cuarta dimensión. Dentro del Rombo, sabemos que eso no es así, y el tiempo, no puede ser considerado como una dimensión, sino como un fenómeno ligado al espacio. Estamos en presencia de otro dogma, que tarde o temprano, caerá por el “peso de la gravedad”. Y siguiendo con el anecdotario de los errores, debemos recordar a un físico y matemático británico, Fred Hoyle que, en 1949, dio una charla sobre la teoría del universo en expansión, la cual le parecía aberrante ya que, al igual que Einstein y la mayoría de los físicos de aquella época, defendía un cosmos estático. Explicó en la charla que dio en la BBC que, frente al planteamiento oficial contemporáneo, habían aparecido unas nuevas teorías basadas en la hipótesis de que toda la materia del universo fue creada en un gran estallido, al que llamó con cierto ánimo despectivo "big bang”, creando así, y sin quererlo este nuevo término cosmológico.
Actualmente, la teoría del Big Bang, está aceptada por la mayoría de la comunidad científica, pero es cierto que aún hoy, ofrece muchos problemas no resueltos. Es por ello, que han aparecido muchas otras teorías acerca del universo, de su creación y desaparición cíclica, de la creación continua y periódica de materia dentro del universo, de la presencia de superuniversos y de estructuras más complejas del cosmos.
Vemos que en cosmología no está todo dicho. Pensemos que todos estos estudios, apenas tienen 100 años, y arrancan del inicio de la era tecnológica. No podemos caer en los errores del pasado y pensar que lo dicho por la ciencia hasta ahora, es inamovible y no hay nada nuevo por descubrir. La cosmología es una ciencia nueva, y en gran parte, basada en teorías no demostradas y que pueden ser ciertas o no. Debemos estar abiertos a todas las hipótesis posibles y no rechazarlas antes de tiempo.
TODO TIENE UN CENTRO
La observación simple de todos los fenómenos nos enseña que todo gira alrededor de un centro masivo. Los átomos tienen un centro, los sistemas planetarios tienen un sol como centro, las galaxias también, al igual que las supernovas que estallan y expanden al cosmos todo su material. Todo tiene un centro. Hubble desechó por algún motivo, la idea de un universo con un centro, y hoy en día, hablar de esta posibilidad, es una hipótesis no ortodoxa. Pero a pesar del pensamiento actual de la física, el modelo de un universo con un punto central, es un modelo teórico que no se puede descartar en absoluto, al igual que otros modelos, más extraños aún y que postulan la presencia simultánea de varios universos. (teoría de los multiversos)
En este punto del escrito, recuerdo un artículo que escribí en el 2010, hablando de la creación del origen, en el cual, hacía mención de la posibilidad de que en espacio-tiempo, fueran apareciendo y desapareciendo múltiples universos que podían coexistir y que se encontraban dentro de la Energía Creadora:
“Este foco de luz de energía pura parece desplazarse en el tiempo y tener la posibilidad de llevar la energía creadora por distintos circuitos. En cada circuito o columna de energía, se pueden producir múltiples creaciones, que serán distintas según la naturaleza de la creación, la localización y el tiempo en la que se produzcan.”
La creación del origen
“Como que existe una comunicación entre la Energía pura Creadora y lo creado, toda la información del universo creado es transmitida de nuevo a la Energía pura, que enriquece con información existencial su carga intrínseca de vida.
De esta manera, cuando ha de crear algo nuevo, la Energía está enriquecida de toda la información de todo lo creado en cualquier momento del tiempo y del espacio en todas las columnas creativas. Su carga es doble: Vida y Conocimiento. Si un universo, finaliza su ciclo y por decirlo de alguna manera, su gota se seca, entra en un proceso de contracción progresivo que acaba en la disolución completa dentro del magma creador. Toda la vida, la experiencia y la información pasan a enriquecer la carga de esta luz. Nada se pierde.”
En cosmología, las hipótesis son múltiples y no se pueden desechar totalmente las teorías por muy extrañas que nos parezcan. Hablamos de universos que aparecen y desaparecen, de universos estacionarios que compensan la disminución de su densidad con la creación continua de materia, de una larga cadena de Big Bangs, de universos múltiples, y puestos a teorizar más aún, también podemos contemplar la posibilidad de que cada universo o especialmente un multiverso o los multiversos, orbiten en torno a un Sol Central.
Todo gira y todo lo que gira, origina ciclos. Una teoría cosmológica en la que existiera un centro universal alrededor del cual, todo el universo girara, permitiría que existieran ciclos que afectarían en su totalidad a todo un universo. En la cosmología actual, se conocen los ciclos de los planetas, de los soles, de los cuásares, de las galaxias, pero no del universo entero. Las teorías actuales de la cosmología acerca del universo, no nos permiten entender algo que, para nosotros, los estudiantes del Rombo es vital: Son los ciclos cósmicos de 24000 años que se dan en nuestro universo (no en otros universos que disponen de otros períodos) en los que prevalece el Yin o el Yang en el universo manifestado.
Dos ciclos cósmicos de 24.000 años en nuestro universo
De hecho, el motivo principal de este artículo es teorizar sobre una estructura del universo que permita la existencia de estos ciclos cósmicos de nuestro universo. Para ello, deberemos recurrir a algo que es básico, que es un fenómeno que se da en todo el cosmos. Es la rotación, ya que ella, es la que genera los ciclos. Para ello, para intentar entender los grandes ciclos del universo, miraremos los distintos ciclos que se observan en la Tierra y en el sol, y quizá, con la ayuda del estudio y del discernimiento, y buscando sencillas analogías, se nos ocurran durante el artículo, algunos modelos de funcionamiento que sean extrapolables y nos permitan entender estos grandes ciclos cósmicos. Todo, naturalmente aderezado con un toque de frescura, atrevimiento y fantasía, propio de los estudiantes del Rombo.
La cuestión es que hemos de crear una teoría para intentar explicar un hecho. Necesitamos una teoría que explique los ciclos cósmicos de 24.000 años. Es la teoría del Universo radial. Pero, para ello, iremos pasito a pasito. Un ciclo y luego el otro. Primero un ciclo sencillo y luego, otro más complicado. Quizá, más adelante, seamos capaces de construir imágenes más complejas. Empecemos con lo que tenemos en casa, con los ciclos de la Tierra.
LOS CICLOS EN LA TIERRA
1.) Ciclo de un día.
Primero lo básico. Miraremos los distintos ciclos de la Tierra y veremos si durante su estudio, aparece algún fenómeno relacionado con un ciclo de 24000 años, que se le aproxime o que nos pueda dar ideas para desarrollar una hipótesis acerca de estos desconocidos ciclos cósmicos.
Observemos el ciclo más sencillo de todos, que es el ciclo de un día, que corresponde a la rotación de la Tierra alrededor de su eje central. Su eje de rotación actual apunta a un punto, que es el llamado polo celeste y que está en dirección a la estrella polar, situada en el extremo de la constelación de la osa menor. En una fotografía de exposición lenta, vemos como todas las estrellas giran alrededor de este punto.
El polo norte celeste
Cada rotación de la Tierra, alrededor de su eje, tiene una duración de prácticamente 24 horas (concretamente son 23 horas 56 minutos y 4.1 segundos). Es el ciclo más sencillo de todos y el más básico y primordial para la vida en el planeta.
2.) Ciclo de un año.
Es el giro de la Tierra trasladándose alrededor del sol. Este movimiento, describe una elipse que tarda en ser recorrida 365 días, 5 horas y 47 minutos. Debido al hecho de recorrer una órbita elíptica, la Tierra varía su distancia respecto al sol mientras describe esta trayectoria. Vemos que el perihelio (punto más cercano al sol) se produce en los primeros días de Enero, y es cuando vemos al sol con un tamaño mayor y el afelio (punto más alejado del sol), que es cuando vemos al sol más pequeño, tiene lugar en los primeros días de Julio.
Ciclo anual de traslación
La Tierra gira alrededor del sol siguiendo un plano de traslación que se llama plano de la eclíptica. Por este plano imaginario, circulan todos los planetas.
Inclinación del eje terrestre
Este plano de la eclíptica tiene a su vez un centro, que es el polo norte de la eclíptica, situado en la constelación del dragón. En su desplazamiento sobre este plano, nuestro planeta tiene, respecto al eje del sol, una inclinación de 23º 27’. Esta inclinación del eje terrestre, es lo que hace que no coincidan los dos polos (el celeste y el eclíptico) y es el elemento básico para poder entender las estaciones y el siguiente ciclo que estudiaremos.
El Polo Norte de la eclíptica se encuentra en la constelación del dragón
3.) Ciclo de 25776 años. La precesión de los equinoccios.
En un momento determinado, dentro de los conceptos romboidales de la creación, supimos que, aunque el ser humano, conocía la existencia de un solo Big Bang, realmente, ha habido muchos. Y en cada Big Bang, desaparece el universo que estaba construido para ser repuesto por uno nuevo. Y en cada mambátara, las criaturas que hay en el universo existente, pasan al universo nuevo, siempre y cuando, su pureza, otorgue un punto de fiabilidad que le permita entrar en el nuevo ciclo y sino, su propia impureza las quema.
Sabemos también que durante todo el tiempo en que existe el universo creado, se mantiene una creación continua de materia y cada 24000 años (+ - 100), se produce el nacimiento de un átomo nuevo, de un átomo primario que se pone en circulación. Entonces, el Primer Rayo, debe caer con mucha fuerza para dar vida a un solo átomo y al hacerlo, vivifica a todo el universo. Al hacerlo, en mundos como nuestro planeta Tierra, este proceso, deja huella en la misma historia de las especies biológicas y en el mismo hombre.
A este nacimiento de nueva materia y a la llegada de Primer Rayo, a este período de tiempo, se le puede llamar Era astronómica ya que conforma un nuevo período vital. Este período es, como hemos dicho, de 24000 años y en un principio, quizás por cierto parecido en el número de años y por la nomenclatura, creo que algunos de nosotros relacionamos equivocadamente esta Era cósmica con el concepto común que tenemos de Era astrológica:
“Una era es un periodo de tiempo que se corresponde con el desplazamiento del eje terrestre debido al fenómeno de la precesión de los equinoccios, es decir, el período que tarda la precesión de la Tierra en dar una vuelta completa de 360° lo que ocurre en aproximadamente 25776 años.”
Seguramente, en nuestro error de apreciación, también influyó el hecho de que, en nuestras conversaciones informales, siempre hablábamos de las Eras…. y que habíamos dejado la Era de Piscis y habíamos entrado plenamente en la famosa Era de Acuario el 21/01/1991. También formaba parte de nuestro conocimiento de que las Eras eran unos períodos de unos 2000 años y que existían 12 Eras, cada una por un signo del zodíaco y que, en total, formaban aproximadamente un ciclo de 24000 años. Creo que todas estas coincidencias conceptuales, nos hicieron pensar en su día a más de uno, que las Eras Zodiacales, estaban relacionadas con las Eras Cósmicas. Así que antes de seguir con el discurso, y ver si es cierto o no, quizás valdría la pena, dedicar unos instantes a hablar del fenómeno conocido como precesión de los equinoccios, que es lo que origina las Eras Zodiacales y luego, podremos razonar con más claridad.
La precesión de los equinocios es el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra, que hace que la posición que indica el eje de la Tierra en la esfera celeste, se desplace alrededor del polo de la eclíptica, trazando un cono y recorriendo una circunferencia completa cada 25776 años.
La rotación del eje terrestre es la causa de la precesión
El polo de la eclíptica es la línea perpendicular del plano de la eclíptica, que es la línea por donde corren todos los planetas, incluida la Tierra. Este polo se halla en la constelación del Dragón y su posición es muy estable. Alrededor del polo de la eclíptica, de este punto central, se va desplazando en forma de círculo, el polo norte celeste, con el que forma siempre un ángulo de 23º 26’.
El polo de la eclíptica está en la constelación del dragón
Este movimiento es extremadamente lento, es casi imperceptible, pero es medible. Es un movimiento similar al que realiza el bamboleo de una peonza alrededor de un centro de equilibrio. El polo norte celeste ahora está en la estrella polar, pero irá pasando por Cefeo, el Cisne, Lira, Hércules… hasta regresar de nuevo a la estrella polar.
El movimiento de peonza del eje de la Tierra
La primera vez que oí hablar del ciclo universal de 24000 años y del concepto de Era, pensé que se trataba de este ciclo, de lo que, para nosotros en la Tierra, es una era astrológica. Pero este ciclo zodiacal, está relacionado con la inclinación del eje de rotación de nuestro planeta. Si el eje de inclinación fuera de 40º, el ciclo de la precesión seria muy distinto y la era astronómica también.
El fenómeno de la oblicuidad de la eclíptica existe en todos los planetas del sistema solar. Todos tienen el eje inclinado. Unos muy poco y otros mucho, con lo cual, esta precesión tiene un valor para cada uno de ellos y genera desde su punto de vista particular, una Era astrológica local, con un número determinado de años para cada planeta, pero no genera un ciclo general cósmico y común para todos ello. En definitiva, creo que la era astrológica debida a la precesión de los equinoccios, es una era local, de nuestro planeta y no creo que los efectos de esta rotación se puedan extender a todo el universo de una manera tan importante como para crear ciclos universales. Pero dentro del estudio de la Tierra, existen otros ciclos interesantes, que vamos a repasar ligeramente para ver si nos aportan algún dato más acerca de los ciclos cósmicos.
4.) Ciclo de 40000 años. Inclinación del eje de la Tierra.
Actualmente, el eje de oblicuidad de la Tierra está desviado 23,44 grados con respecto a la vertical, pero esta desviación de la perpendicular no es constante. Esta desviación fluctúa entre los 21,5 y 24,5 grados a lo largo de un periodo de unos 40.000 años.
La oblicuidad del eje de la Tierra es variable y cíclica
Actualmente, nos hallamos en la mitad de la inclinación de un ciclo oscilatorio. Este fenómeno, origina un ciclo de variación en la inclinación del eje terrestre en el curso de unos 40,000 años, desde un mínimo de 21.5 grados hasta un máximo de 24.5 grados.
Como en el caso anterior, se trata de un ciclo local y no parece tener la trascendencia que le buscamos.
5.) Ciclos de 100.000 años de excentricidad solar.
La Tierra en su órbita elíptica, pasa por períodos en que está cerca del sol (perihelio) y en que está lejos (afelio), pero en la medida que la órbita deja de ser tan elíptica, y se transforma en casi circular, el sol deja de acercarse o alejarse y mantiene una posición más constante.
Variabilidad en la excentricidad orbital
La orbita que sigue nuestro planeta alrededor del sol sigue un modelo elíptico, pero variable, ya que la excentricidad de la elipse va variando con el tiempo. La forma de la órbita forma varios ciclos, siendo el ciclo más conocido de unos 100.000 años. Esta excentricidad se debe al Sol y la atracción gravitatoria ejercida por otros planetas.
Ciclos de 100.000 años en la excentricidad
Se trata también de un ciclo local terrestre y nos aporta datos relacionados con nuestro estudio.
6.) Ciclos por la oscilación del plano de la eclíptica.
Además y, por si fuera poco, la eclíptica posee otro movimiento de variación en su inclinación, en la que sus polos oscilan ligeramente. Por ello, la inclinación de la órbita terrestre varía hacia arriba y abajo respecto a su situación actual. Por esto mismo, la órbita terrestre, se mueve respecto a las órbitas de las órbitas de los otros planetas. El período es de unos 100.000 años, muy parecido al período de la excentricidad, 100.000 años.
7.) Ciclos por el movimiento de nutación.
Si entramos ya en movimientos más complejos, nos encontramos con el movimiento de nutación. El movimiento de nutación genera oscilaciones haciendo que el eje de la tierra se incline un poco más o menos respecto a la circunferencia que describe el movimiento de precesión. Se ha determinado que este movimiento está causado por la atracción gravitatoria de la Luna.
Movimiento de nutación
Estos dos últimos movimientos estudiados, tampoco nos aportan datos relacionados con lo que buscamos, así que, en resumen, tras buscar dentro del paquete de movimientos más importantes de la Tierra, no encontramos datos que vinculen las oscilaciones de nuestro planeta con los ciclos cósmicos que buscamos. No parece que vayamos demasiado bien. Quizá tengamos que buscar en otro lado.
FALTA UN CICLO DE 24.000 AÑOS
Cuando se estudia algo tan importante como los ciclos planetarios, se piensa que estos fenómenos, han de tener algún tipo de trascendencia sobre la situación general del planeta, sobre su clima y sobre las formas de vida que se encuentran allí. En los planteamientos teóricos que se han hecho del paleo clima en la Tierra, se han tenido en cuenta dos factores importantes. En primer lugar, la actividad del propio sol y, en segundo lugar, las variaciones que experimenta la posición y la órbita de la Tierra. No se han valorado otros factores. En cuanto al sol, aunque como sabemos, pasa por períodos de actividad cíclica de 11 y 22 años, los autores han considerado que la variación de la actividad solar no es tan significativa como para producir grandes cambios generales en el clima. Estas variaciones, parece que se consideran más relacionadas con algunas cuestiones que hemos comentado antes, como la precesión de los equinoccios, la oblicuidad del eje terrestre, la excentricidad de la órbita de la Tierra alrededor del sol y los mismos movimientos de la eclíptica.
Milankovitch fue el autor de la teoría de las edades del hielo, que relacionaba las variaciones de la órbita terrestre con los cambios de larga duración del clima. En su teoría matemática, propuso que el conjunto de los tres primeros movimientos planetarios era el responsable de las variaciones de la cantidad de radiación solar que nos llegaba y, por lo tanto, de las eras climatológicas del planeta.
Los análisis realizados en la actualidad sobre muestras biológicas profundas del lecho marino, en concreto las conchas calcáreas de los foraminíferos, han corroborado más o menos, pero con algunas dudas, y la falta de algunos ciclos, las periodicidades previstas por Milankovitch acerca de la presencia de ciclos climatológicos vinculados con la precesión de los equinoccios (25.776), que al combinarse con la precesión de los afelios, la oblicuidad del eje (40.000) y la excentricidad solar (100.000) origina ciclos de 21.000 años
Pero desde mi posición, y analizando la gráfica que reproducimos, a continuación, no observo claramente esta relación entre los ciclos orbitales terrestres y la eclosión de la vida en el mar. De hecho, a excepción del segundo período, que tiene una forma un poco irregular, veo con mucha más claridad, una estrecha relación entre los ciclos cósmicos de 24.000 años y la proliferación cíclica de las formas de vida en nuestro planeta. Para entender mejor todo esto, debemos entrar a estudiar la siguiente gráfica.
Observamos en el dibujo, los picos de vida en color rojo y la presencia de ciclos cósmicos de 24.000 años en color azul. Empezamos a contarlos desde el último pico, hace unos 21.000 años y a partir de aquí, nos desplazamos hacia atrás en el tiempo en grupos de 24.000 años: (21.000, 45.000, 69.000, 93.000, 117.000, 141.000 y 165.000 años). Mirando la gráfica, se puede observar con claridad, una estrecha relación entre los ciclos cósmicos de 24.000 años y los ciclos de proliferación de vida del planeta.
Los ciclos del gráfico, marcan la cantidad de radiación solar que llega al planeta y los cambios que ello comporta en la biología del lecho marino. Según han creído algunos autores, es posible que estos cambios estén básicamente vinculados a los ciclos astronómicos terrestres, pero, es más probable, según creo, que además de estos ciclos conocidos, exista otro ciclo (que desconocía Milankovitch), más importante, y que marca un ritmo cósmico de 24000 años. Este ciclo cósmico, podría producir cambios cíclicos de la radiación solar, en el clima, y consecuentemente, en toda la biología del planeta.
Si la aparición de un átomo nuevo hace que el Primer Rayo, estimule a todo el universo, en la Tierra, se ha de producir un registro marcado en todas las formas biológicas, en su número y en su historia. Es una máxima conocida que uno encuentra lo que busca y Milankovitch teorizó acerca los movimientos de la Tierra y los relacionó con la cantidad de radiación solar recibida y con los ciclos de las glaciaciones. Investigadores posteriores, al observar los cambios cíclicos que se han originado en las formas de vida del lecho marino, han hecho una vinculación más o menos ajustada de estos datos con las teorías matemáticas de Milankovitch y han encontrado argumentos para validarlas, al menos parcialmente, ya que no existe concordancia absoluta en cuanto a los ciclos.
Si nosotros, no supiéramos de la existencia de los tres ciclos de la Tierra y en cambio, sólo conociéramos los ciclos cósmicos de 24000 años, veríamos perfectamente como la vida en la Tierra, recibe un fuerte impulso de vida quizás debido a un incremento de la radiación solar cada 24000 años. Parece ser que estos misteriosos ciclos, para los que no existe explicación dentro de la astrofísica actual, están allí escondidos, agazapados, impulsando a la vida solar y planetaria.
Lo que no podemos descartar en absoluto es que además de estos ciclos cósmicos de 24.000 años, los ciclos planetarios descritos por Milankovitch, puedan tener un efecto sobre el clima y, por ende, sobre la cantidad de radiación solar y la proliferación de la vida, por lo que la cadencia de los ciclos biológicos puede variar y hacerse algo más irregular e imperfecta.
Tres ciclos terrestres distintos se fusionan dando ondas más complejas
Es una hipótesis nueva, y a los seguidores de Milankovitch, seguramente no les gustará demasiado esta sugerencia, pero no podemos descartar en absoluto que estos ciclos de explosión vital de los foraminíferos en la Tierra, estén vinculados con los ciclos cósmicos y no con los ciclos terrestres. Si esto fuera así, tendríamos un registro histórico en el planeta de la presencia de estos ciclos cósmicos de 24.000 años, con el asociado incremento biológico debido a la llegada del Primer Rayo de Energía Cósmica.
Conchas microscópicas de foraminíferos - Conchas fósiles
El estudio de la gráfica de crecimiento biológico nos aporta varios datos interesantes. El primero es observar la manifiesta periodicidad de 24.000 años en los ciclos de eclosión de vida y el otro dato interesante, hace referencia al momento actual dentro de la gráfica y a la forma de esta en la proyección temporal para los próximos 3000 años. Vayamos por partes. Es una cuestión interesante. Para ello, primero hemos de saber donde estamos ahora. Partimos de nuestra situación inicial. Actualmente, el Yang predomina en la parte material y el Yin en la parte etérica, con lo que estamos en un ciclo Yin.
Ciclo de 24.000 años de predominio de Yin en la parte etérea del Rombo
En un instante dado, conocimos la situación de nuestro momento actual dentro del ciclo cósmico de 24.000 años. Si el ciclo en que predomina un signo polar u otro en el universo es de 24.000 años, hemos de suponer que 12.000 años son para un período de ascenso y los otros 12.000, corresponden a un período de descenso de la misma polaridad. Estamos ahora en un momento en que predomina el Yin en la parte etérea del Rombo, pero aún no hemos llegado al cenit, a la cúspide. Ahora parece ser que nos encontramos a unas ¾ partes del recorrido.
A ¾ partes del recorrido para llegar a la cúspide
Bien, grosso modo, significaría que hemos recorrido unos 8000-9000 años de los 12.000 de la fase de ascenso y nos faltan entre 3000-4000 años para llegar a la cúspide del Yin, y a partir de este punto, todos los valores físicos, morales y espirituales, entrarían en decadencia al entrar en una fase de descenso. Esto nos quiere decir, que estamos aún, en una fase ascendente, y que la tendencia natural de la vida es seguir incrementando la vitalidad durante unos 3000 años más o menos a partir de este momento cero, para luego entrar en un culmen, una parada y un descenso posterior. Ahora, tenemos una excelente oportunidad para comparar nuestros datos con los estudios del fondo marino y poder comprobar si estamos aún en una fase ascendente de vida y cuantos miles de años quedan para que la vida siga en esta fase de ascenso.
Para ello, lo único que tenemos que hacer es seguir imaginariamente la gráfica que acaba en el año cero, ampliarla un poco hacia la derecha, hacia el futuro y continuar la misma curva ascendente en la cual se encuentra actualmente el fondo marino. Siguiendo la curva imaginaria y futurista, podremos ver como, en efecto, de aquí unos 3000-4000 años, llegaremos a una cúspide teórica y a partir de aquí, la gráfica volverá a descender. Observamos mirando la gráfica como dentro de 3000 años aproximadamente, se cumplirá otro ciclo de 24.000 y empezará el descenso vital.
Esto nos dice que los datos empíricos que tenemos del Rombo acerca de nuestra posición en el tiempo coinciden con la ubicación temporal que ocupamos en este momento dentro del estudio de la proliferación del lecho marino. La observación es agradable y en cierta manera, hace que nuestros conocimientos teóricos del Rombo y las observaciones científicas estén en concordancia, lo cual es muy reconfortante.
En esta misma línea de estudios, como curiosidad, acerca de la huella biológica que deja la actividad solar, (aparte del registro de foraminíferos del lecho marino, que obedece a ciclos de 24.000 años), tenemos otros ejemplos muy conocidos de las muescas de la actividad cíclica del sol en otras formas de vida del planeta. Los podemos ver en los árboles (vivos o fósiles), donde se pueden observar las marcas de la actividad solar en los períodos conocidos de 1 y de 11 años, que se pueden seguir perfectamente al analizar sus anillos de crecimiento.
Árbol y fósil de árbol mostrando los ciclos anuales solares de 1 y 11 años
En una línea de pensamiento paralelo, hemos de pensar que si estos ciclos solares o cósmicos, dejaron huella en árboles y fósiles, es muy posible, que también dejaran su impronta en el ser humano, en la historia de su evolución y que los ciclos, se pudieran hacer evidentes estudiando los cambios antropomórficos y sociales que tuvieron lugar en las distintas épocas.
Para mirar todo esto, tenemos que remontarnos un poco hacia atrás en el tiempo e irnos al Neolítico, a la última parte de la Edad de Piedra.
Se define el inicio del Neolítico como el momento en que aparece por parte del hombre, el conocimiento de la agricultura y la ganadería, las cuales empezaron a practicarse en diferentes partes del planeta de manera independiente y en distintas fechas.
Aparición del Neolítico en algunas zonas hace unos 6.500-10.500 años
La primera zona donde se encuentran pruebas de la transición de unas sociedades de cazadores-recolectores a otras de productores fue en Oriente Próximo, hacia el 8500 a. C.(hace 10.500 años), desde donde se extendió a Europa, Egipto, Oriente Medio y, quizás, el sur de Asia.
La extensión del Neolítico en el mundo
Esta fecha marca el inicio de una nueva etapa evolutiva del hombre, en la cual se asentó en poblados, dejó de ser nómada y se dedicó a la cría de ganado y a la agricultura. Esta Edad, apareció primeramente en Oriente próximo, pero también hizo presencia, aunque algo más tarde y de forma independiente en otras partes muy alejadas del mundo.
En este aspecto, el cambio, quizás fue impulsado en parte por la variación climática que se produjo (época post glacial), que hizo huir a los rebaños hacia el norte, provocando una disminución de la caza e invitando al ser humano a dedicarse a la cría de ganado y a la cosecha. Esa fecha (hace unos 10.000 años aproximadamente), se enmarca en un período conocido como Mesolítico y es una etapa de transición entre el Paleolítico superior, que es la Edad anterior y el Neolítico propiamente dicho. El Mesolítico es una etapa de unos 4000 años, pero el culmen o cambio importante en la manera de vivir, se marca hace unos 10.000 años, aproximadamente cuando se inició más o menos y de una manera coincidente el ciclo cósmico en el que estamos ahora.
Con anterioridad al Neolítico, tuvo lugar, dentro de la misma Edad de Piedra, el período llamado Paleolítico, que se extendió desde hace unos 35.000 años atrás hasta hace unos 10.000 años aproximadamente, cuando empezó nuestro ciclo actual.
Esto quiere decir que la duración aproximada del paleolítico fue de unos 25.000 años, cifra que se acerca mucho a la estimada de 24.000 años que correspondería al ciclo cósmico anterior al nuestro. El Paleolítico superior coincidió con la segunda mitad del último periodo glacial, de clima muy frío y se caracterizó básicamente porque las especies humanas de los anteriores periodos, como el Homo erectus, el Homínido de Denísova y el Homo Neanderthalensis, fueron sustituidas en todo el mundo por el Homo sapiens, que quedó como el único superviviente de la especie.
Observamos dos cambios muy sugerentes los que se dan en estos dos últimos ciclos cósmicos y que han de ser mirados con objetividad:
1) El primer cambio tuvo lugar hace dos ciclos, en el Paleolítico superior, que comprende una época que va desde hace unos 35.000 años hasta hace 10.000 años. Entonces coexistían muchas especies de hombres, pero todos desaparecieron, excepto el Homo sapiens, del cual, somos todos sucesores.
Inicio del Neolítico en nuestro ciclo y del Paleolítico superior en el anterior
2) El segundo cambio, que marca un aspecto evolutivo tan importante como el anterior es que el Homo sapiens, cambió totalmente de manera de vivir y se convirtió en agricultor y ganadero, empezando a fundar así los primeros núcleos urbanos, con el intercambio, el comercio y la ayuda mutua. A raíz de esto, empezó a crearse un fuerte impulso tecnológico en la civilización y aparecieron consecutivamente la edad del Cobre, la edad del Bronce, la edad del Hierro y nuestro momento actual, con la aparición del Homo Historicus, el hombre que ha de crear historia y que ha de ser nivelador de las fuerzas del bien y del mal. Para ello, para poder realizar esta función, este nuevo hombre, necesita construir como sabemos un nuevo centro cerebral: El centro cerebral de espiritualidad cósmica, situado en la parte alta del lóbulo parietal izquierdo.
Muchos factores se han juntado en este momento para que la evolución del planeta siga por un camino ascendente. Para empezar, diremos que entramos tímidamente en la Era de Acuario hace unos 100 años, la era que dará un nuevo impulso al planeta. La entrada más real fue el 21/01/1991, pero no la alcanzaremos plenamente hasta dentro de unos 100 años más, en el 21/01/2091.
Por otro lado, desde el 21/11/1986, ha entrado a formar parte del conocimiento humano el Rombo, el arquetipo de la SFR, que es el símbolo de la Nueva Era y cuya misión es desperar en el ser humano la conciencia de la cuarta dimensión, necesaria para todo el proceso evolutivo planetario.
Cierto que, en la fase de ascenso de nuestro ciclo, aún nos quedan quizá unos 3000 años para llegar al cénit, pero el avance actual de nuestro mundo, en el que conviven culturas modernas, neolíticas y paleolíticas parece imparable.
El símbolo de la Nueva Era
Los datos anteriormente expuestos, son muy sugerentes y si el crecimiento de los foraminíferos nos hablaba con claridad del influjo cósmico, es más que posible que la Historia del Hombre, con estas dos fases bien diferenciadas de su evolución, hayan tenido también una relación muy estrecha con los ciclos cósmicos de 24.000 años. Si miramos con buenos ojos estos datos, podemos ver detrás de ellos, la influencia de la entrada de los ciclos cósmicos en la capacidad reproductora de la naturaleza y en capacidad de influir en la historia del hombre.
Y ahora sí, creo que, en este momento, la Tierra ya nos ha dado todo lo que tenía que darnos. Podemos ir al sol a buscar más informaciones.
Lo que sucede en el sol, aunque el impulso original sea universal, deja huella en la Tierra, y lo que ocurre en el Sol Central, también deja su impronta, ya que nuestro sol, como reflejo que es del Sol Supremo, reproducirá de alguna manera en su interior, los movimientos cíclicos que le lleguen del Sol Central. Pero por favor… no nos adelantemos y vayamos por partes.
Nos falta en definitiva un ciclo por descubrir y definir. Tenemos registros fósiles gracias al estudio del lecho marino, y registros históricos del ser humano, pero a este ciclo de 24.000 años, no lo hemos hallado en los ciclos astronómicos del planeta, así que tenemos que avanzar un poco más en el estudio y dejar de momento, de lado a la Tierra y adentrarnos en el Sol. Quizás allí, estudiando a nuestro señor y dador de vida, quien quizás es el que está detrás de todos los cambios climáticos, vitales e históricos, obtengamos alguna información adicional, o como mínimo alguna pista que nos permita lanzar hipótesis para poder teorizar sobre el origen de estos ciclos cósmicos desconocidos.
LOS CICLOS DEL SOL
El sol, al igual que todo, gira sobre su eje. Este eje, tiene una inclinación de unos 6º sobre el plano de la eclíptica. Nuestro astro, tiene una estructura gaseosa y plasmática, especialmente en su parte más periférica, siendo más compacta en el centro y comportándose como un cuerpo sólido en su parte más interior. Al tener esta estructura plasmática, goza en su capa más externa de una velocidad de rotación no uniforme y gira más rápidamente en el ecuador que en los polos.
El periodo de rotación es de 25 días en la zona ecuatorial, de 26 días en la zona intermedia y de 35 días en los polos. Ello hace que las manchas solares, se desplacen más rápidamente por la zona ecuatorial que en las zonas medias
Las manchas solares, avanzan con distinta velocidad
El sol, al girar sobre si mismo, y no ser compacto, hace que las líneas magnéticas que van de norte a sur se retuerzan sobre si mismas y se vuelvan irregulares, produciendo un campo magnético no uniforme.
Además, al girar sobre su eje, como si se tratara de un aspersor de agua, el sol crea un amplio campo magnético giratorio a su alrededor que cubre grandes distancias y que baña a la Tierra y a los demás planetas del sistema. A este campo solar, se le conoce como campo magnético interplanetario.
El campo magnético del sol rota adoptando la forma de un aspersor
Dado que el plasma solar es muy conductor, arrastra en su salida del sol a las líneas de campo magnético solar, estirándolas y distribuyéndolas en el espacio, originando un importante campo magnético interplanetario.
Si el sol no girara como lo hace, las líneas del campo serían rectas y radiales, pero al rotar, las líneas se curvan y forman estructuras sinuosas llamadas espirales de Arquímedes, situadas en el campo ecuatorial solar. Reproducimos estas líneas onduladas en el siguiente dibujo.
La espiral del campo magnético interplanetario, o espiral de Arquímedes
Desde un punto de vista físico, el Sol, es una buena aproximación teórica al dipolo magnético, con un polo norte y un polo sur. El campo magnético solar es bipolar y si en el Norte geográfico, situamos el Polo Norte Magnético y en el Sur geográfico, al polo Sur magnético, podemos imaginar una parte central, ecuatorial que disfruta de las dos polaridades al mismo tiempo, ya que se encuentra a media distancia de los dos polos.
El viento solar que sale del sol expande este campo magnético de tal manera que, las líneas del campo magnético que salen del hemisferio norte del Sol están separadas de las que regresan en el hemisferio sur, por una delgada hoja de corriente magnéticamente neutra a lo largo de la cual fluye libremente una corriente que se encuentra cercana al plano ecuatorial del Sol. Si el flujo del viento solar fuera uniforme en ambos hemisferios, la hoja de corriente se encontraría muy cercana al plano de la eclíptica. En cambio, debido a que los ejes magnético y de rotación del sol, no coinciden exactamente, la hoja de corriente no es plana, sino que se encuentra ondulada hacia arriba y hacia abajo. La inclinación del eje polar del Sol provoca que al rotar éste, observemos durante parte del tiempo de una rotación, al campo magnético apuntando hacia fuera y en el resto apuntando hacia adentro del Sol.
Como resultado, el campo magnético, en cualquier punto de la eclíptica no es una espiral plana, sino que puede estar dirigida hacia arriba o hacia abajo a ángulos tan grandes como 30° con respecto a la eclíptica. Esta hoja de corriente ondulada, en su trayecto por el espacio, pasa a través de la Tierra y se asemeja a una falda ondulante de bailarina. Esta hoja separa los campos magnéticos interplanetarios, los situados por arriba de ella, tienen una polaridad y los campos magnéticos localizados por debajo de ella, que tienen la polaridad opuesta. La estructura del campo magnético interplanetario se deriva del paso de la hoja de corriente ondulada por la Tierra cada 27 días, es decir, un periodo de rotación del Sol. En cada cruce, la polaridad magnética varia de positiva a negativa y viceversa, dependiendo básicamente de que la Tierra se encuentre por arriba o por abajo de la hoja de corriente.
De una rotación a la siguiente, el tamaño de cada sector puede variar, al igual que la inclinación y la ondulación de la hoja, pero los efectos del cruce de la hoja de corriente por la Tierra siguen siendo los mismos. Durante 27 días, nuestro planeta, está bajo la influencia de un campo magnético negativo y los 27 días siguientes, está bajo la influencia de un campo magnético positivo. Esto afecta a la totalidad del campo magnético terrestre que es susceptible a muchas variaciones de factores tanto interiores como exteriores del planeta. Así, por ejemplo, el geomagnetismo, puede notar la diferente influencia del sol en los ciclos de 11 años, en las variaciones de día-noche, en los cambios atmosféricos, en las variaciones semianuales solares, en las anuales solares y en las variaciones de 27 días relacionadas con la rotación solar.
Gráfica del geomagnetismo planetario. Cada 27 días el geomagnetismo experimenta un cambio importante en sus valores
Imaginemos el polo norte (negativo) del planeta que recibe un impulso extra de polaridad negativa, y que, en el ciclo siguiente, el mismo polo norte (negativo) recibe una carga positiva. Esto produce cambios geomagnéticos mesurables y sucede cada mes en la Tierra, no es un caso hipotético, sino real y las cuestiones que se derivan de todo ello, son muy interesantes. El ciclo esperado, no ha aparecido, pero creo que el repaso, ha valido la pena porque creo que el modelo del sol como centro geométrico del sistema, en rotación constante, enviando desde si mismo una extensión de su estructura a su zona de influencia y produciendo en los cuerpos que se hallan bajo su dependencia, ciclos en los que predomina una polaridad u otra, me ha resultado muy familiar. Lo he reconocido por haberlo visto en las enseñanzas del Rombo, pero aplicado a un entorno astronómico mayor y utilizando otras palabras vinculadas con la polaridad, pero, y eso es lo importante, el principio astronómico es el mismo. A continuación, cito los textos:
1) “En unos períodos de tiempo lo que recorre el Universo como si fuera una capa magnética es el YIN, y en otro período, el YANG.”
2) “Entonces en un período, el que domina es el elemento YIN, y en otro, es el elemento YANG”,
3) “No siempre predomina el elemento femenino o masculino, ni el positivo o negativo, en la formación del universo o del planeta o en la marcha del ser humano.”
4) “Ahora precisamente, el planeta Tierra está llegando a la cúspide, la subida del elemento YIN. Esto os dará la idea de los grandes fenómenos que están ocurriendo en este planeta tan querido para nosotros. Esto es una transmutación de todo, de lo físico, lo social y lo espiritual, pero que después, habéis de saber que vendrá la decadencia de todos los valores que habréis adquirido hasta llegar a la cúspide. Esto va ligado de manera absoluta a todo lo que hay dentro del planeta. Esto sirve también para el sistema solar, para la galaxia y para el universo en diferentes tiempos. “
El ejemplo que hemos puesto del sol que gira sobre su eje polar y produce en todos los planetas de su sistema, ciclos alternos de predominio positivo-negativo, me ha planteado la posibilidad de que, este mismo modelo, fuera extrapolable a otra escala y pudiera explicar los ciclos cósmicos en los que el universo pasa también por alternancias de valores positivo-negativo. Siempre hemos comprobado que son las mismas leyes las que rigen el micro y el macrocosmos, así que, con todas las reservas intelectuales posibles, (eso por descontado), y con mucha fantasía por delante, podemos presentar una teoría que explique o que intente hacer más comprensibles y posibles los ciclos cósmicos de 24.000 años. Le llamaremos la teoría del Centro radial.
TEORIA DEL CENTRO RADIAL
La concepción que ha tenido el ser humano del universo, ha variado mucho en los últimos siglos pero hay una idea en la que no hemos cambiado: Cada vez que ha tenido lugar un descubrimiento, se ha creído haber llegado por fin a la posesión de la verdad absoluta y última, haciendo inválida cualquier otra concepción cosmológica anterior o posterior.
Afortunadamente, la astrofísica es un terreno abonado para todas las teorías y especulaciones, ya que, aunque esta parte de la ciencia arranca en los alrededores del 1800, apenas fue en 1957 cuando se salió al espacio por primera vez y se empezó a investigar que había más allá de nuestro planeta.
Quiero decir con ello, que actualmente, estamos en un nivel muy elemental de esta ciencia y que son múltiples las teorías que hablan de la posible forma del universo, de sus leyes, de su formación, de su nacimiento y su muerte. En esta situación de superabundancia de ideas, voy a hablar acerca de una teoría basada en los conocimientos del Rombo y en aportaciones personales. No creo que la teoría tenga más valor que esto, pero es importante que, desde nuestra óptica romboidal, se lancen algunas posibilidades teóricas. Podemos resumir esta teoría en algunos puntos que podrían ser los siguientes:
- Existe un Centro Radial alrededor del cual, gira o es estimulado de alguna manera el Universo.
- Es posible que existan varios universos.
- El universo se creó en un Big Bang.
- Han existido numerosos Big Bang.
- Cada 24.000 años existe una creación de materia primordial debido a la liberación masiva de Energía de 1º Rayo.
- El universo es polar y está sujeto a cambios de alternancia polar +- en períodos cíclicos de 24.000 años.
- El universo sigue ciclos de creación y retrospección.
- Los ciclos cósmicos tienen su origen en el Centro Radial del universo.
- Las posibilidades de crear distintos ciclos son infinitas.
- El Centro Radial es la causa última de todos los ciclos.
Lamentablemente, el decálogo es muy sintético y nos podríamos extender en cada uno de los puntos, pero creo que se trata de exponer las bases sencillas de una teoría elemental.
Para comprender un poco mejor esta hipótesis del Centro Radial, deberemos recurrir a un símil. El ejemplo mecanicista más comprensible de este teórico engranaje cósmico es el que hemos visto ya en nuestro sol y que nos explica los cambios de polaridad +- que se dan en el planeta Tierra debido a las fluctuaciones polares del astro rey. Pero, hemos de introducir algunos cambios. El esquema del Sol Central y Radial de nuestro universo es muy parecido al de nuestro sol y sus planetas, pero está hecho a macro escala. El Sol Central de todo el sistema, de todo lo manifestado, no es nuestro sol, ni quizás el Sol central del universo, sino el Gran Sol Central. Y la falda de bailarina baña al Universo entero o a los diferentes Universos, aunque puede producir ciclos distintos en cada universo, según sus características individuales. El esquema elemental, totalmente reconocible, sería el siguiente:
Universos orbitando alrededor de un sol central universal
Desde la actividad del Gran Sol Central, se extienden las alas magnéticas de su polaridad, enviando campos magnéticos alternos a su alrededor, inundando a todo lo manifestado y proporcionando a nuestro universo una alternancia polar yin-yang cada 24.000 años. Este ciclo general, afecta a todo lo que está dentro de nuestro universo, desde los átomos dispersos, a los planetas menores, a los soles y a todas las galaxias, ya que cada 24.000 años el universo entero, cambia de polaridad y con ello, todo lo que se encuentra en su interior.
Este cambio de polaridad, con la presencia del final de un ciclo y el inicio del siguiente, obliga al Primer Rayo a salir de la 7ª Dimensión para estimular el nuevo ciclo. Es por esto por lo que los ciclos de cambio de polaridad, de emisión cíclica de Primer Rayo, y naturalmente, de creación-retrospección son simultáneos.
Para entender bien el fenómeno global, se han de estudiar los ciclos al mismo tiempo, ya que están conectados y son interdependientes, así que vamos a detenernos unos minutos en el estudio pormenorizado a través de un gráfico para comprenderlo mejor.
Si observamos el dibujo que aparece a continuación, y seguimos los pasos, podremos entender un poco mejor esta coexistencia de los tres ciclos. No nos asustemos, sólo hay que seguir el texto con un poco de atención en el dibujo. El esquema general de los ciclos, sería el siguiente: Observamos a izquierda y derecha, las columnas estáticas del Yin y del Yang, y dentro de ellas, vemos la rotación cíclica que sigue el Rombo, ya que en su movimiento, describe un giro completo de 360º, creando un ciclo cósmico de 24.000 años. Se ha desglosado el movimiento en 8 fases intermedias para una mejor comprensión. Empecemos.
Fases de un ciclo completo y la actividad cíclica del Primer Rayo
- 1. Posición de reposo. Es una posición virtual y previa al inicio del ciclo. La parte material y la etérea se encuentran en medio de las polaridades.
- 2. Inicio de la creación. La parte material (en rojo) empezará a girar hacia el Yin, al igual que la parte etérea (en violeta) virará hacia el Yang y al mismo tiempo, el 1 Rayo, empezará a liberarse muy lentamente desde la 7D.
- 3. Actividad máxima. La parte material, ha contactado plenamente con el Yin y la parte etérea con el Yang. La liberación del 7Rayo es máxima y estamos en el punto culminante de este ciclo.
- 4. Retrospección. Habiendo llegado al culmen, el 1Rayo, empieza a retirarse e inicia el camino de regreso a su casa en la 7D. Ha empezado el ciclo de retrospección, donde la acción que ha llegado a expresarse plenamente ya regresa a casa, a ID para ser evaluada. La parte material inicia su retirada del Yin y la parte etérea, también se aleja del máximo Yang.
- 5. Reposo. Toda la información ha regresado a Ideación Divina para ser analizada. El 1R está en reposo esperando en la 7D. Ahora empieza de nuevo la creación del siguiente ciclo, pero ahora con la polaridad cambiada ya que la parte material apuntará al Yang y la etérea al Yin.
- 6. Inicio de creación. La parte material, empieza a girar sobre el Yang, y la etérea sobre el Yin, y al mismo tiempo, el 1 Rayo empieza a liberarse para dar vida a este nuevo ciclo.
- 7. Actividad máxima. La parte material llega al contacto máximo con el Yang, la etérica con el Yin y al mismo tiempo, se produce la máxima liberación del 1 Rayo. Volvemos a estar en el punto máximo del ciclo.
- 8. Retrospección. Después de llegar al cénit, el 1 Rayo, empieza de nuevo a retirarse hacia la 7D. La parte material retrocede de sus valores máximos del Yang y la parte etérea, retrocede en el Yin Las informaciones del ciclo, se dirigirán en su retroceso hacia Ideación Divina, donde permanecerán en un instante de reposo virtual para iniciar de nuevo el siguiente ciclo en la posición 1. Aquí acaba el ciclo.
Pero el proceso es un poco más extenso. Este segundo dibujo, ayudará a entender la complejidad del ciclo general, ya que éste, tiene además un tercer ciclo, que es el de creación y retrospección. En el movimiento general total del ciclo cósmico, están unidos la liberación del Primer Rayo, la alternancia polar de ciclos y el ciclo de creación-retrospección. Los tres ciclos se dan al mismo tiempo y van ligados entre ellos. Lo explicamos.
Los tres ciclos unidos: El ciclo de cambio de polaridad, el ciclo de liberación de 1 Rayo y el ciclo de creación-retrospección
Si partimos de la posición 1 o de reposo, vemos que toda la información vital está en ID y el 1Rayo no ha salido aún de la 7D. En la posición 2, se inicia el ciclo de creación, y se observa el descenso vital por el canal central al mismo tiempo que vemos como se inicia el movimiento del 1R. Al llegar a la fase 3, se ha consumado el descenso del ciclo de creación y ha llegado al máximo, coincidiendo con la máxima liberación del 1 Rayo. A partir del punto 4, se inicia el ciclo de retrospección con el regreso vital hacia ID llevando consigo todas las informaciones del ciclo de creación y se observa el retroceso del 1 Rayo hacia la 7D. Al llegar al punto 5, todas las informaciones ya han llegado a ID para ser evaluadas y el 1Rayo, se ha retirado completamente. Las informaciones serán lanzadas de nuevo hacia abajo, ya corregidas en el punto 6, donde observamos como la corriente de creación empieza de nuevo el ciclo. También vemos aquí como empieza a emerger el 1Rayo para estimular este ciclo creativo. Al llegar al punto 7, la creación es máxima y ha finalizado su ciclo. Vemos también en este punto, como el 1Rayo, ha llegado igualmente a su máxima potencia. A partir de este momento, empieza la fase 8 de retrospección con el ascenso de las informaciones hacia ID, y el retorno a su casa del 1Rayo. Todo el ciclo culminará con el regreso a la fase 1. Aquí todas las experiencias, serán evaluadas y corregidas, y saldrán de nuevo para iniciar un nuevo ciclo, a las cuales, acompañaran en su futura salida, la nueva liberación del 1 Rayo, en cual, en este momento, se encuentra totalmente en la 7Dimensión y que será el que posibilitará que el nuevo ciclo, puede tener lugar.
Estos tres ciclos, se dan al unísono en los ciclos cósmicos de 24.000 años, en los cuales se produce un cambio de polaridad universal, una liberación del Primer Rayo con la creación de un átomo nuevo y un ciclo de creación-retrospección universal con el que se evaluará la marcha del universo y su posible corrección posterior.
Los motores pulsantes en los Ciclos de Creación y Retrospección
Este ciclo de naturaleza triple se da continuamente en todos los niveles y en todas las escalas de la manifestación espaciotemporal. Los distintos ciclos locales, se pueden sobreponer al ciclo cósmico general, haciendo que en ocasiones, quede desdibujado o alterado por la suma de los diversos ciclos existentes, pero básicamente, el universo sigue grandes patrones cíclicos de 24000 años, basados en la rotación periódica del universo alrededor de un Sol Central y la liberación del 1 Rayo vinculada a los ciclos de creación y retrospección.
La alternancia polar del universo. La coexistencia de los múltiples ciclos
Y de la misma manera que nos hemos atrevido a hacer una analogía entre el sistema solar y el Centro Radial, podemos aventurarnos por ejemplo a teorizar sobre el tamaño que podría tener el Sol Central. Vamos a seguir en la misma línea de atrevimiento y frescura hipotética por la que andamos últimamente y podemos realizar una operación matemática, una sencilla regla de tres, en la cual podemos pensar que hay una relación directa entre la masa de nuestro sol y el ciclo de 27 días terrestres y la masa del Sol Central y el ciclo de 24.000 años terrestres (8.760.000 días). La descarada operación sería esta:
Masa del sol = Masa Sol Central
28 días 8.760.000 días
Masa Sol Central = Masa del sol x 8.760.000 = M X 8.760.000
28 28
O lo que es lo mismo, el Sol Central podría tener 312.857 veces la masa del sol. Se perfectamente que el cálculo es del todo inadecuado y su masa podría ser millones de veces superior, pero solo puedo imaginarme un Sol Central razonando a través de analogías de conceptos conocidos, como los que hacen referencia a nuestro sol, a su masa y a sus ciclos de rotación. A una masa pequeña, le corresponde un periodo de rotación corto y a una gran masa, le corresponde un período de rotación mucho más largo. Y al igual que hablamos de masa y rotación, podemos hablar de flujo solar, de luminosidad, de extensión del campo magnético, y de capacidad de generar vida e inteligencia. Con todos estos fenómenos solares, haríamos la misma operación, que no sería nada más que una multiplicación factorial de todos los valores físicos conocidos ya de nuestro sol, para ampliarlos hasta que tuvieran la proporción adecuada para el Gran Sol Central, que estaría situado en el centro del centro del centro de todos los multiversos.
Para buscar referencias comparativas de lo que podría ser este Sol Central, extraigo algunas frases de las enseñanzas del Rombo en las cuales se realiza una comparación entre nuestro sol y el Sol Central:
- “Nuestro astro solar es el representante dentro de nuestro sistema solar del Astro Solar Universal.”
- “El sol es la manifestación o reflejo del Sol único, de la verdadera Luz y de la verdadera Fuente.”
- “La verdadera Luz y la verdadera Vida, se manifiestan a través del Sol.”
- “Esta Fuente del Gran Sol Central, es accesible a través del sol físico de nuestro sistema solar.”
- “Todos los soles que existen en este universo visible, son chispas pálidas y breves de la Gran Fuente, de la Gran Fuente Lumínica, pero todos los soles son el Sol y todas las luces, son la Luz.”
- “Este sol central es tan grande que su volumen sobrepasa en miles o millones de veces el volumen de los soles que lo envuelven.”
De todo esto, se desprende que hay una analogía, similitud o reflejo entre el Sol Central y nuestro sol. O lo que es lo mismo, las funciones de nuestro sol son extrapolables a las funciones del Sol Central, pero en una escala mucho mayor. Por esto mismo, a la hora de teorizar, podríamos ser valientes si supiéramos de verdad cómo funciona nuestro sol local. Así por ejemplo, con los datos que tenemos, podríamos imaginarnos que el Sol Central ocupa un espacio real y centrado en el universo, que es un objeto muy masivo y por tanto con unas características espacio-temporales únicas, con la mayor actividad magnética del universo, y con una estructura sutil capaz de organizar a su alrededor a toda la vida del cosmos, con una actividad cíclica que a modo de motor, mantuviera viva a toda la creación, con mecanismos inteligentes de control de toda la vida evolutiva en el universo y con mil funciones más que ignoro, pero de las cuales, la más importante sería aportar toda la Luz y toda la Vida cósmica. Este Sol Central, esta fuente de vida, podría ser la manifestación más grande del altruismo que existiera, y la manifestación suprema del amor, que es lo que da lugar a la creación y la vida.
El puente entre lo manifestado y el Absoluto
Pero para poder hablar del Sol Central, debemos conocer bien a nuestro sol y saber donde está, quien es y que es lo que hace. Hemos de decir que cuantas veces, hemos intentado colocar a nuestro sol dentro del esquema del Rombo, en alguna dimensión en concreto, hemos fracasado. Hemos dicho que el sol estaba en la cuarta dimensión o en la cuarta de tercera o en la tercera de la tercera o no se en cuantos sitios más, pero nuestra ubicación teórica nunca ha sido correcta. No sabemos colocarlo en su sitio, y eso es un hecho.
Hay no obstante un dato que emerge del Rombo y de la observación del sol. Vemos que la primera dimensión “Manifestación elementos primarios” y la séptima dimensión: “Manifestación de Rayos de Energía Cósmica”, están íntimamente ligadas al sol ya que de él, emana la materia que nos llega al planeta a la vez que la radiación, bajo la forma de radiación emg o de Rayos Cósmicos, que son creadores y moldeadores de materia.
Características principales de las dimensiones en el Rombo
El sol, nos da el soporte material y lumínico, posibilitando la vida de toda la biología planetaria. Pero si además sabemos que las radiaciones emg están vinculadas a las fuerzas del Karma, deberemos tener muy claro que vivimos y evolucionamos gracias al sol. Además, si el sol nos da el componente material, con la formación de átomos moléculas y luz blanca, hemos de deducir que también nos otorga nuestra conciencia, ya que ésta, está estructurada gracias a distintos componentes materiales y que éstos, evolucionan gracias a los rayos cósmicos que también nos llegan de él.
Por otro lado, el sol es quien, con la descomposición de su luz blanca, origina los colores y gracias a su actividad, se han creado todos los reinos de la naturaleza. Además, todas las características de la 4ª D se encuentran en el, así que parece evidente que todas las dimensiones se encuentran en el sol o que el sol está en todas partes… entonces ¿Dónde está el sol?
La pregunta sobre su ubicación es la misma que nos podríamos hacer sobre su verdadera naturaleza. Podemos describir el sol, detallar sus magnitudes, explicar detalladamente las funciones que conocemos, describir hasta sus mínimas acciones visibles de tipo físico, pero podríamos preguntarnos ¿Qué es realmente el sol? y la respuesta quedaría en blanco. No sabemos dónde está, ni que es, ni quien es.
El conocimiento profundo y de tercer grado sobre lo que es nuestro sol, está oculto para nosotros. Hablamos del astro solar, pero no sabemos cuál es su función en el mundo espiritual. Sabemos que, en la lectura de primer grado o eléctrica, en la más elemental, el sol tiene las características físicas que hemos comentado anteriormente, y que en la lectura de segundo grado o bioeléctrica, nos da la vida, la materia, el calor, la luz, el color y la electricidad que recorre nuestros cuerpos y mente. Nos ilumina y ordena, haciendo posible todas las manifestaciones de nuestra vida individual social. Y en la lectura de tercer grado o espiritual, el sol……………………………………………………………….
Si tuviéramos un conocimiento amplio de tipo espiritual del sol, podríamos hablar de lo que significan en el mundo espiritual su rotación, su campo solar, sus protuberancias, sus ráfagas, su corona, sus ciclos y sus manchas, pero lamentablemente, desconocemos esa transcripción al lenguaje sutil. Sólo por revelación o por la más alta e inspirada imaginación o intuición, podemos llegar a ese lugar de información privilegiada que no consta en ningún libro y que no aparece en ninguna reseña bibliográfica. Podemos observar al sol, pero somos incapaces de verlo y entenderlo profundamente, espiritualmente.
Y si esto es así, nuestro desconocimiento espiritual acerca del Sol Central, del Centro Radial, del cual nuestro sol no es más que un pálido reflejo, dista mucho de ser mínimamente presentable. Tenemos no obstante algún dato suelto y lo vamos a aprovechar y a sacar a la luz. Sabemos por ejemplo que, en la lectura espiritual, el Sol Central, es esa isla central del espacio-cosmos donde habitan los Grandes Maestros de Sabiduría y desde donde imparten el conocimiento, la sabiduría y la luz al cosmos entero, regulado a su vez por la jerarquía de guías, quienes lo preservan del desorden y el caos. Disponemos también de algunas de las descripciones de las funciones del Sol Central extraídas con pinzas de la enseñanza del Rombo. Las entregamos en los siguientes párrafos para que el intelecto y la intuición, trabajando juntos, las puedan unir, mezclar, ordenar y dar un significado compacto. El Centro Radial es todo esto y mucho más.
- El Sol Central es el Centro radial del universo.
- Es la energía que rige a todo el universo.
- Es la Luz purísima centro radial, alfa y principio.
- El Sol Central es la fuerza radial suprema que coordina todos los engranajes de la vida universal.
- Es la expresión más accesible que se puede tener de la totalidad, del Absoluto, del Creador, de Dios.
- Es el Dios Padre, Dios Madre, Dios Universo, Dios Centro Radial y Absoluto.
- El Sol es el amor en el punto central de la Divina Conciencia.
- El Sol Central, nos une y comunica con todas las criaturas de buena voluntad y a todos los hombres del espacio-tiempo del universo con fraternal afecto y amor, enriqueciendo nuestra vida con armonía y luz, dándonos salud, paz y equilibrio.
- Nos da amor, estimula a nuestra razón, a nuestra inteligencia y nuestro espíritu, otorgándonos la fuerza, la fe y la perseverancia necesarias para seguir en el camino evolutivo
Con todas estas informaciones, podemos imaginarnos cualquier estructura, pero tal vez, alguna que nos recuerde al sol, con sus campos magnéticos toroidales, cumpla el propósito. Al igual que lo cumple la imagen en la que se ve una luz divina central, con los maestros de sabiduría sentados alrededor, acompañados de ángeles dispuestos a llevar el mensaje de paz y amor a todos los rincones del universo. Todas estas imágenes son posibles si nos pueden ayudar a imaginar lo inimaginable.
Y si con estas imágenes libres y de un número infinito, no tuviéramos suficiente, disponemos también para nuestro gozo y confort, de unas palabras de Sócrates, el filósofo griego, que nos recuerda la importancia de la fe en las numerosas facetas de la vida que no llegamos a comprender y para las que el intelecto no sirve de gran ayuda.
“La fe es un oasis de la vida donde no llega la caravana del pensamiento”
Podemos imaginar que desde ese punto Central del Universo, desde ese Centro Radial, desde el Sol Central en rotación, toda la vida se expande, se manifiesta y replica en los diferentes soles del cosmos, los cuales, no son más que un reflejo suyo. Esta conexión invita a imaginar que existiría un camino, un circuito de luz entre nuestro sol y el sol central que podría ser recorrido en los dos sentidos. Este puente de luz comunicaría a los soles periféricos la Vida y la Luz del Sol Central.
Si pudiéramos adentrarnos en nuestro sol e ir a su núcleo, a su parte más íntima, a ese espacio de gran densidad, podríamos entrar en una puerta espaciotemporal y siguiendo un circuito cósmico, llegar hasta el núcleo del Sol Central, donde estaría la verdadera Vida y la verdadera Luz.
Estamos hablando de otro tipo de astronomía, de astronomía espiritual y poli dimensional, pero buscamos entender como un sol, puede ser el reflejo pálido de otro mucho mayor, y ser de su misma naturaleza.
Como siempre, buscamos mecanismos sencillos conocidos para poder entender las cuestiones más complejas. Creo que la Naturaleza, está llena de estos ejemplos que quiero encontrar, pero quizás el que más se aproxima por la estética, es el caso de la fibra óptica, en el que, desde un punto central de luz, las informaciones se mueven por distintos circuitos llevando íntegramente la información original y transformándose en pequeños repetidores puntuales y pálidos del foco central.
Por estos senderos luminosos, por estos circuitos cósmicos es por donde transitaría la Vida, la Luz, los Maestros de Sabiduría, los Guías y todas las jerarquías de seres inteligentes cuya misión es velar por el orden del universo.
Nuestro sol, situado al final de este cable de fibra óptica, sería el encargado de iluminar esta remota zona del espacio y sus alrededores.
¿Es atrevida la teoría? ¿Es posible?
Al fin y al cabo, es una teoría, la Teoría del Centro Radial y como tal la tenemos que considerar. Es una teoría joven, muy pequeña y sólo está esbozada, pero una cosa si que tiene…. ¡Es bonita!