La ambivalencia del rayo cósmico
Hemos asociado a los rayos cósmicos corpusculares a los Rayos Regentes y a los rayos cósmicos electromagnéticos a los Rayos Vigilantes-Ejecutores. Pero al final de su proceso de entrega de energía, ambos rayos cósmicos, entregan su energía a través de los electrones, quienes poseen en su interior al elemento amor, con lo que la electricidad puede ser considerada una fuerza ambivalente, ya que por un lado contiene una forma ciega de energía que se mueve por atracción polar y por otro lado, tiene elementos y mecanismos en su interior como para poder ser considerada una fuerza correctora inteligente.
El origen de los rayos cósmicos
Sabemos que hay rayos cósmicos primarios que según se cree, se originan en el centro de las galaxias que tienen núcleos activos con un agujero negro, otros lo hacen por la acción de las ondas de choque de la explosión de las supernovas, algunos más han sido creados en las estrellas binarias de Rayos X, pero la mayoría de los que nos llega a nosotros (aunque son de baja energía) han salido del mismo sol.
El flujo mayor de Rayos cósmicos es de origen solar
La Física piensa que los grandes acontecimientos astronómicos son la causa de la aparición de los rayos cósmicos, pero bajo la perspectiva del Rombo, estos sucesos son tan sólo los vehículos que canalizan a través de su actividad física, la voluntad creadora del Absoluto. Siempre hay una causa oculta detrás de lo visible y el Absoluto, se vale de los diferentes fenómenos astrofísicos que existen en el cosmos para hacer entrar dentro del universo manifestado el estímulo energético que se precisa para la creación, el mantenimiento y la evolución de la vida en un momento determinado.
Desde esta óptica, los rayos cósmicos primarios que conoce la física no son primarios en realidad, porque con anterioridad a ellos, existe una energía de Rayo pura, inmaterial, emanada directamente del Absoluto, que entra en el mundo manifestado a través de algún fenómeno astrofísico y al hacerlo y chocar con una partícula, se fusiona con ella, le entrega su energía y se transforma en una fuerza que es vehiculizada por una partícula material que es la portadora de la fuerza cósmica.
Cuando estos “rayos cósmicos primarios” (solares, galácticos o extra galácticos) entran en contacto con la atmósfera del planeta, desencadenan una serie de reacciones físicas en cascada que generan partículas y fuerzas que pueden llegar hasta la corteza y modificar el estado energético de todas las formas de vida presentes en el planeta.
El origen de los Rayos Cósmicos
LA LEY DE CAUSA Y EFECTO
Tradicionalmente, al hablar de los Rayos Regentes, los hemos relacionado con los Rayos corpusculares y al referirnos a los Rayos Vigilantes, los hemos asociado con las radiaciones electromagnéticas. Hasta aquí todo es correcto, son unos datos que hace tiempo que están asimilados y siempre nos han hecho pensar que la pareja de baile que existe entre los Rayos que crean ciegamente y los que estudian lo creado y lo rectifican, se daba entre estas dos grandes y separadas familias de radiaciones cósmicas. Unas hacen y las otras deshacen si es necesario. Unas fuerzas de Rayo se parecen al hermano pequeño, juguetón, curioso, atrevido que todo lo toca y las otras fuerzas se asemejan al hermano mayor que ha de ir continuamente ordenando la habitación y reparando todos los desperfectos del hermano pequeño.
Además, hemos visto que todas las grandes fuerzas conocidas de la naturaleza son en realidad la misma fuerza Yin-Yang, pero en diferentes estados de manifestación. De esta manera, los Rayos Vigilantes-Ejecutores y su función reparadora que opera con el electromagnetismo, lo puede hacer también con las otras fuerzas de la naturaleza que son sus antecesoras (fuerza débil, fuerza fuerte y gravedad). Todas estas fuerzas gozan también de este poder reparador y pueden realizar esta función en los distintos niveles en que se manifiesta la materia. Y todas estas fuerzas están conectadas ya que todas provienen de la misma fuente y todas se pueden mover en un sentido u otro (ascendente o descendente). Estas fuerzas de la naturaleza, o fuerzas del karma son la ley de causa y efecto. Todo lo que tiene un origen (una causa) tiene una consecuencia (un efecto). Toda fuerza cuyo origen es magnético (por ejemplo) tiene una repercusión sobre otra fuerza, la cual incide a su vez en otra, que desencadena una acción en otra fuerza, realizando una compensación de movimientos de fuerzas que recuerda al movimiento continuo de un péndulo.
El movimiento pendular de las fuerzas
Lo que causa una acción genera un efecto que se convierte a su vez en una causa que vuelve a generar un efecto, el cual se convierte en una nueva causa que genera otro efecto posterior. De esta manera causas y efectos se van generando continuamente buscando el equilibrio y creando un movimiento sinfín que va comunicando unas fuerzas con otras y transmitiendo el impulso original de un punto al otro, de una manifestación a la otra.
La ley de causa y efecto es una rueda sin fin que comunica a todas las fuerzas
EL RAYO CÓSMICO CORPUSCULAR
El rayo cósmico primario en términos físicos es una estructura muy sencilla, (un protón, un neutrón, por ejemplo) que está siendo impulsado por una Fuerza generada en algún lugar del cosmos y que lo hace viajar a velocidades cercanas a la luz.
El protón que forma este rayo cósmico es una estructura que a su vez está compuesta por quarks y es sensible a todas las fuerzas de la naturaleza (gravedad, fuerte, débil y electromagnetismo) y reacciona a la acción de estas fuerzas porque dentro de su estructura, existen todas esas fuerzas, en mayor o menor medida.
El rayo cósmico y sus fuerzas asociadas
Con lo que hemos comentado, podríamos pues dividir al rayo cósmico primario en sus dos partes constituyentes: la Fuerza pura e invisible emanada del Absoluto que le acompaña y el vehículo físico (la partícula) que es el portador de esa fuerza. El protón es la partícula que da masa al rayo cósmico, es por tanto la partícula transmisora de la energía impulsora del rayo, y lleva además en su interior agazapadas a las cuatro fuerzas correctoras de la naturaleza.
En estudios previos, hemos podido ver como todas las fuerzas de la naturaleza son las distintas expresiones de los Señores del karma, así que un rayo cósmico corpuscular llevaría por un lado y utilizando la terminología del Rombo una Fuerza creadora pura emanada desde el Absoluto (Rayo Regente) y al mismo tiempo, las distintas fuerzas de la naturaleza capaces de provocar uniones o desuniones atómicas y moleculares (Rayos Vigilantes-Ejecutores).
En el lenguaje del Rombo, decimos que los Rayos Regentes y los Rayos Vigilantes-Ejecutores, (aunque son de naturaleza muy diferente), van juntos, están indisolublemente unidos y forman una curiosa pareja de baile. Unos son una fuerza ciega creadora y los otros repararan y deshacen las creaciones defectuosas.
Desde esta nueva perspectiva ambivalente del rayo cósmico primario, hemos de replantearnos y matizar un poco más el pensamiento original en el que decíamos que los rayos cósmicos corpusculares estaban total y únicamente vinculados con los Rayos Regentes y que los rayos cósmicos electromagnéticos lo estaban con los Vigilantes – Ejecutores. La visión actual, nos induce a pensar que el tema es un poco más complejo de lo que parecía en principio y podemos considerar que, dentro de un rayo cósmico primario corpuscular, encontramos al mismo tiempo la fuerza de los Rayos Regentes y la de los Vigilantes -Ejecutores trabajando de una forma simultánea y acoplada.
Los rayos cósmicos corpusculares, aunque son ciegos por naturaleza y sólo responden a atracciones polares, tienen acoplados dentro de sí mismos todas las fuerzas correctoras de la naturaleza, con lo cual podríamos decir que, dentro de ellos mismos, se encuentra la pareja de baile que es la correctora de las uniones ciegas y las desuniones polares. Desde un punto de vista de la economía energética es una buena solución porque cada rayo cósmico primario, tendría incorporado en sí mismo el Rayo Regente (la fuerza creadora) y el Rayo Vigilante-Ejecutor (la fuerza reparadora). El mismo rayo cósmico crea el problema y aporta la solución.
EL RAYO CÓSMICO ELECTROMAGNÉTICO
Los Rayos Vigilantes-Ejecutores tradicionales, o radiación no corpuscular o radiación electromagnética, no están asociados a la materia (excepto fotones) y dentro de ellos, sólo encontramos un tipo de fuerza: la radiación electromagnética, que es la única fuerza que se desplaza a la velocidad de la luz, es decir que utilizando los conceptos que nos proporciona la teoría de la relatividad, viaja instantáneamente, en un tiempo cero desde un punto del universo al otro. Desde el punto de vista de la eficacia y la eficiencia es la única fuerza capaz de observar un problema en el instante en que se produce y poderlo resolver en el mismo momento. La radiación electromagnética, al no tener un corpúsculo con carga asociada, no se siente atraída a compensar su polaridad en busca de otras polaridades físicas o químicas. No busca enlaces, fusiones o uniones para crear algo nuevo. Sólo lleva la imantación magnética proporcionada por Ideación Divina, con lo que su propósito sólo es cumplir con las informaciones de amor y evolución que se hallan escritas en ese archivo cósmico. Por ese motivo, las radiaciones electromagnéticas al no tener una atracción física polar no cometen errores de unión polar. Ellas sólo desunen y reparan las uniones erróneas para poder completar su polaridad evolutiva adquirida en Ideación Divina. Su polaridad evolutiva amorosa queda completada una vez que se ha solucionado el problema y la criatura evolutiva ha encontrado de nuevo el equilibrio.
Y si bien cada rayo cósmico corpuscular tiene asociado un mecanismo individual de corrección, podemos pensar que las cascadas de radiación electromagnética son capaces de actuar no tan sólo sobre un rayo en particular, sino sobre un conjunto de rayos o situaciones erróneas que se den en una zona amplia en el mismo tiempo. Es como si al hablar de radiaciones electromagnéticas o Rayos Vigilantes-Ejecutores, estuviéramos hablando de correcciones adicionales superiores, o de envergadura más amplia y general.
LA CASCADA ATMÓSFERICA DE UN RAYO EMG
Las cascadas energéticas producidas por los rayos electromagnéticos (o por electrones) son distintas a las producidas por los rayos corpusculares. El diferente proceso de formación de las cascadas hace que su forma y desarrollo en la atmósfera sea distinta. Las cascadas electromagnéticas producen una única traza a lo largo de la dirección del rayo gamma y por lo general empiezan a mucha altura en la atmósfera, mientras que las cascadas corpusculares o hadrónicas tienen un aspecto más ensanchado y formado por varios componentes, ya que la dispersión causada por los impactos con los átomos es mayor que en el caso de las cascadas electromagnéticas.
La cascada producida por un rayo electromagnético o rayo gamma primario que penetra en la atmósfera puede interactuar de tres maneras con las partículas presentes allí:
1) Creación de un par electrón- positrón.
Un rayo gamma crea un par electrón-positrón el cual colisiona de nuevo entre sí creando fotones de rayos gamma. En el caso más común, se crean dos fotones, cada uno con energía igual a la masa en reposo del electrón o el positrón (e− + e+ → γ + γ)
Estos rayos gamma de menor energía repiten el proceso anterior hasta que la energía es demasiado baja para seguir creando pares y en ese momento, se ponen en marcha otros procesos de disipación de la energía de rayo, como el efecto Compton y la absorción fotoeléctrica que detallamos a continuación.
Las tres reacciones de un rayo gamma
2) El efecto Compton
El fotón choca con un electrón y pierde parte de su energía. Al hacerlo, aumenta la longitud de onda del fotón y pierde parte de su energía.
3)Absorción fotoeléctrica
Un electrón absorbe energía de un fotón y puede ser expulsado del material.
Si la energía del fotón es demasiado pequeña, el electrón es incapaz de escapar de la superficie del material. Si el fotón es absorbido, parte de la energía se utiliza para liberarlo del átomo y el resto contribuye a dotar de energía cinética a la partícula libre.
Al final de todo este proceso, observamos que el resultado final de la entrega de la energía del rayo cósmico electromagnético en la atmósfera se traduce en un flujo de electrones. La cascada electromagnética finaliza con una lluvia de electrones de distinta energía cinética y distinta intensidad.
LOS ELECTRONES Y LA ELECTRICIDAD
Al final, todo el proceso de llegada de rayos cósmicos corpusculares a la atmósfera supone la entrega a la corteza terrestre de un flujo importante de electrones y también de otras partículas.
Por otro lado, la aportación de los rayos cósmicos electromagnéticos es solamente electrónica, por lo que queda claro que el flujo de electrones de distinta energía cinética forma la parte más importante y con más impacto biológico de todos los productos finales de las dos familias de rayos cósmicos.
Los electrones son la carga negativa del átomo y forman su parte más sutil, más libre, más móvil y menos predecible. Con su movilidad y su colocación en las órbitas de los átomos, dotan a los átomos de cualidades fisicoquímicas particulares, haciendo que éstos tengan determinadas propiedades y que sientan la necesidad de acoplarse o fusionarse con otros elementos.
Los electrones pueden existir confinados en los átomos, pero también pueden existir fuera de los átomos, formando haces libres o trasladándose independientemente por la materia. El electrón se mueve atraído por la polaridad + - y en este sentido, las fuerzas polares que le impulsan a moverse son ciegas, ya que sólo actúan por atracción polar, pero al mismo tiempo, sabemos que el electrón participa en las interacciones fundamentales por lo que, dentro de él, tiene incorporadas las fuerzas correctoras de la naturaleza. Parece observarse una similitud entre el rayo cósmico primario dotado de una fuerza impulsora unida a una polaridad + y que era sensible a todas las fuerzas de la naturaleza y el electrón, dotado también de una energía cinética variable unido a una polaridad – y sensible también a las fuerzas de la naturaleza como el electromagnetismo, la fuerza débil, y la gravedad, pero no a la fuerza fuerte.
Si considerábamos a la polaridad + del rayo cósmico primario (protones) una fuerza ciega que le obligaba a ir a buscar una polaridad de signo – (electrones) para llegar a un equilibrio, tendríamos que hacer lo mismo que con el electrón, pues éste dispone de una fuerza ciega – que le obliga a buscar una polaridad + para equilibrar su polaridad. Y si además pensamos que la Fuerza impulsora del Rayo (su naturaleza) es en cierto modo una fuerza que le obliga a buscar una dimensión que esté en consonancia con su poder, hemos de acordar que la misma situación se da con la energía cinética del electrón, que le obliga a buscar una dimensión resonante con la vibración de su energía cinética.
Con la certeza de estos dos principios, deberíamos pensar que, por un lado, el electrón tendría dentro de sí una energía cinética que le obligaría a situarse en una dimensión o en un estado vibratorio determinado para poder actuar, que tendría además una fuerza polar ciega, que le obligaría a ir a un sitio de una determinada polaridad + y además el electrón debería tener dentro de sí una serie de fuerzas correctoras del impulso de esta doble actividad.
Si sabemos que las fuerzas inteligentes del karma se hallan presentes dentro de la energía eléctrica, y dentro del electrón, hemos de pensar que, dentro del mismo electrón, existe la capacidad inteligente de reparar los efectos causados por su energía cinética y su polaridad. Esa fuerza reparadora procede de la imantación de la electricidad en la fuente pura de la Ideación Divina.
Las fuerzas de la naturaleza, aunque se mueven también por principios de atracción-evitación y que, por tanto, podrían parecer ciegas, son correctoras porque dentro de sí mismas, tienen amor y éste es capaz de incidir sobre la atracción polar, haciendo que ésta sea mayor, menor o nula. De esta manera, un electrón o un flujo de electrones que podía ir por atracción a una órbita de un determinado átomo para dotarlo de ciertas características puede optar por desplazarse a otro átomo y abandonar la estructura del anterior e impedir que el primero adquiera una estructura estable y neutra y que por tanto deje de hacer las funciones que realizaba.
Un flujo de electrones que va normalmente del punto A al punto B, puede por alguna causa, cambiar su polaridad y velocidad de transferencia haciendo que los átomos y las células de una estructura orgánica puedan variar de estructura y función.
No conocemos actualmente los mecanismos por los que los electrones pueden hacer todas estas correcciones y con toda seguridad serán múltiples, quizás infinitos, pero puestos a teorizar y teniendo en cuenta que la antimateria existe y está aquí, presente en cada momento, solo hace falta hacer que, por amor y a través de un campo electromagnético, aparezca antimateria para que una determinada estructura atómica desaparezca y se convierta en luz que además de corregir esa polaridad, puede ser el inicio de infinitas funciones energéticas. Los electrones son la parte móvil de la vida, de la materia, de todas las estructuras y son capaces de formarlas y transmutarlas. Siguen atracciones polares ciegas y leyes evolutivas que están en su interior, al igual que los rayos cósmicos corpusculares. Tienen dentro de sí la fuerza de los Rayos cósmicos regentes y la inteligencia y la capacidad de transformación amorosa y de ayuda de los Rayos cósmicos Vigilantes-Ejecutores.
Los electrones en movimiento generan electricidad y sabemos que todas las criaturas del universo están facultadas para recibir y transmitir electricidad, y esta electricidad, cada criatura la forma y transforma según su necesidad. El ser humano es una criatura bioeléctrica evolucionante pre-cósmica y sin esta suprema fuerza eléctrica no existiría como tal. El amor es el sagrado vehículo de la vibración más importante del universo que es la electricidad y sólo mediante este vehículo, la electricidad puede dar los frutos de la evolución total de la célula bioeléctrica que es el ser humano. El amor conduce a la electricidad por los circuitos correctos de la evolución y gracias a él, la electricidad puede buscar y hallar las vías de reparación de los errores que se han cometido en el ansia evolutiva.