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Los ángulos del Rombo

Los ángulos agudos del Rombo

El Rombo tiene un valor constante de 22 cm de la diagonal mayor en condiciones fisiológicas y unas cifras variables de la diagonal menor que pueden oscilar entre 18 y 19.999999. cm. Estaba claro que esos valores tenían que responder a unas cifras que tuvieran alguna trascendencia en la Naturaleza. Era posible que existiera una razón matemática y un ángulo que conectara los valores de las dos diagonales. Centramos la búsqueda en los valores de los ángulos de la figura, y sencillamente porque está arriba del campo visual, nos decantamos por el obtuso y no por el agudo. Es posible que cuando se mira la figura, la parte superior, parezca tener una importancia más relevante que cualquier otro lugar, así que priorizamos esta zona y su ángulo obtuso. Lo que buscábamos, podía estar relacionado con la luz y alguna de sus leyes. Pensamos en especial manera en las leyes de la reflexión y la refracción, y en concreto, en un fenómeno muy curioso, llamado reflexión total. Contemplamos la posibilidad de que el ángulo obtuso buscado, estuviera vinculado con algún tipo de reflexión total presente en la naturaleza. A pesar de esta intuición, después de varios intentos, no dimos con ninguna clave que nos permitiera seguir adelante, así que pensamos que lo mejor era abandonar esta dirección para encaminarnos al ángulo agudo y algún otro fenómeno luminoso. Quizá más tarde, llegaría alguna pista y se podría seguir, pero de momento, lo mejor era parar. Continuaban, no obstante, interesándonos las leyes de la reflexión y la refracción, porque son las causantes de la aparición de los colores del arco iris, y nuestro Rombo, tiene mucho de arco iris. Así que nos pusimos a mirar datos del arco iris, informaciones sencillas, elementales y básicas. No teníamos ninguna intención más que la de buscar datos hasta que apareciera algún ángulo, alguna cifra, algún número suelto que nos llevara a un valor que se pudiera trasladar al Rombo. Y la verdad es que no tardamos mucho en encontrar una pista de interés. En muchos sitios se habla del famoso ángulo del arco iris. No conocíamos con exactitud este dato, estudiado ya hace siglos y que aparece reiteradamente en muchos estudios. Parece ser que, si hacemos una proyección desde el sol, pasando por nuestra cabeza, hasta el centro de la circunferencia del arco iris, se obtiene un arco situado en un ángulo de 42º. Si esta observación, se hace desde un sitio muy elevado, se puede ver un círculo completo, El ángulo formado en esta ocasión es de 84º. El dato se nos mostró muy sugerente.

Desde el sol al centro del arco hay una línea imaginaria

Figura. Desde el sol al centro del arco hay una línea imaginaria

Todo estaba relacionado con el ángulo que sufre la luz solar cuando pasa por cada una de las gotas de agua. El rayo luminoso, sufre una refracción al entrar en la gota, luego una reflexión y una segunda refracción. Cuando sale el rayo luminoso, aparece en un ángulo de 42º. La suma de los dos ángulos de 42º, daba 84º, valor que podía empezar a ajustarse con las cifras que se manejaban para el Rombo. No teníamos más que intentar comparar estos datos con los que ofrecía el Rombo y ver qué pasaba. En una primera aproximación, podría ser que   tuviéramos un Rombo cuyos ángulos agudos fueran de 84º y los obtusos de 96º. Visto esto, nos quedaba hacer la primera medición. Deberíamos recurrir a la trigonometría para calcular el tamaño que tendría la diagonal menor si dábamos por hecho que la diagonal mayor medía 22. Después de efectuar los cálculos, el resultado era que la diagonal menor, medía 19.80. Bien, este primer valor cuadraba bastante, ya que el valor del Rombo podía estar entre 18 y 19.99999. De momento, no parecía que andábamos desencaminados, pero había que observar algunas cosas más. Por ejemplo, el valor de 42º es para el color rojo del arco iris, pero para el violeta, se da otra cifra. Es decir que, si buscamos el color violeta, el arco iris, no se encuentra a 42º, sino a 40º. Entonces, deberíamos hacer también el cálculo para el valor del Rombo suponiendo que consideramos el valor inferior del arco iris, es decir 40º. El resultado estaba también dentro de los límites aceptables, ya que 18.46 volvía a estar entre los límites permitidos. La idea que se estaba perfilando es que el Rombo se movía entre un máximo de ángulo (42º) para el rojo y un mínimo de ángulo (40º) para el violeta.

Sería, como si el Rombo se pudiera mover entre estos dos márgenes. Para cada color del arco iris, existiría un ángulo determinado y un Rombo de unas dimensiones diferentes. Para el rojo tendríamos un Rombo grande y para el violeta, un Rombo pequeño. Se veía entonces la posibilidad de un Rombo variable, con ángulos que podían oscilar entre unos márgenes que venían dados por el ángulo máximo (rojo) y por un ángulo mínimo (violeta). Sería un Rombo, que aparentemente pulsaba, latía y respiraba. El Rombo podía oscilar, podía moverse dentro de él mismo, dentro de la luz, y se podía presentar en una etapa de expansión (rojo) y en una de contracción (violeta).

Sí, la verdad es que todo se empezaba a poner interesante y podía ser que el hallazgo y las hipótesis fueran por buen camino, pero, en cualquier caso, empezaban a aparecer muchas preguntas. La primera era si el margen de variación angular que se daba para el arco iris era correcto o aproximado. Las cifras anteriores corresponden a los valores habituales con los que se trabaja cuando se habla del arco iris, pero si queremos hacer una aproximación algo mejor, deberemos trabajar con números más exactos. Las medidas de Newton fueron, para el arco iris primario de 42º02’ para la luz roja, y 40º17’ la luz violeta (una anchura de 1º 45'). Comparamos estas cifras con los ángulos reales que permitía la figura y observamos unas discrepancias, pues los valores de los Rombos hallados no se ajustaban totalmente con los datos del arco iris. Se había creado un espacio entre ambos valores que generaba preguntas.

Rombo Máximo

42º 16’ x 2

84º 32 ‘

19.99

Rombo Rojo

42º 02’ x 2

84º 04 ‘

19.81

Diferencia

 

0º 28 ‘

0.18

Rombo Violeta

40º 17’ x 2

80º 34’

18.56

Rombo Mínimo

39º 17 ‘x 2

78º 34’

18

Diferencia

 

   2º

0.56

EL ESPACIO INTERESTELAR O EXTRADIMENSIONAL

Deducimos que el arco iris, podría ser una representación de la estructura íntima del universo, y que estaba contenido entre el Rombo máximo y el Rombo mínimo. Podríamos decir que más allá de la 1ª dimensión (color rojo) y también más acá de la 7ª dimensión (color violeta), existía un espacio que lo separaba del límite real de la creación. Según apreciamos, el arco iris no chocaba directamente contra los límites del Rombo, sino que existía todo un espacio, repleto de energía, tanto en el límite superior como en el inferior que parecía realizar una función de amortiguación y que separaba la máxima movilidad del arco iris de las fronteras rómbicas de lo manifestado. A este espacio, lo llamamos espacio interestelar o extra dimensional.

Las fronteras del Rombo

Figura. Las fronteras del Rombo

Si miramos con atención el dibujo, encontraremos distintas áreas. En la parte más exterior, tenemos el Rombo máximo (19.99). Yendo hacia el interior nos aparece el espacio interestelar rojo y a continuación el espacio dimensional, marcado por los ángulos (42º02’ - 40º17’) del arco iris. Un poco más hacia abajo, tenemos el espacio interestelar violeta, y siguiendo el camino, nos aparece en último lugar el Rombo mínimo (18).

Este espacio interestelar o extra dimensional, que se extiende más allá y más aquí de las dimensiones, es asimétrico. Este misterioso espacio que pertenece a la manifestación del Absoluto pero que no está aún dentro del Cosmos manifestado, parece una especie de sustento de la creación, de transformador energético del Absoluto en su camino hacia la manifestación dimensional. Se asemeja a una especie de “vacío” repleto de materia o energía con una función muy importante y vital.

Pero lo lógico es pensar que, si este espacio interestelar está por encima de los valores máximos del arcoíris y por debajo, es que también esté por dentro, es decir, que el espacio interestelar ha de abarcar no tan solo las barreras superiores e inferiores del Rombo, sino que ha de vivir en el mismo interior del Rombo. Y fue a partir de aquí cuando vimos que este espacio era un espacio entre espacios, un punto cero, un punto de fijación y al mismo tiempo, un espacio de descanso de la creación. Este espacio, emerge de una zona situada más allá de la 7ª dimensión, desde el punto más alto de la creación y que como si fuera una columna de vacío, contiene y atraviesa a todo el Rombo, llegando más abajo de la 1ª dimensión, hasta el fondo del agujero negro del espacio. Este espacio por el que corren líneas interestelares forma un entramado y es como un sostén, un punto de anclaje que sostiene a la creación para que esta no se disuelva. Ese punto hace, que se sostenga todo lo creado. Pero en ese espacio no hay nada. No puede ser visto, tocado ni medido. Es un espacio que no es, pero que sostiene y es necesario. Es el centro. Sus paredes, por decirlo de algún modo, si es que existieran, serían lo que tocaría a lo que es creado y desde allí, saldrían puntos como ramificaciones, rayos de distintos colores según el nivel por el que están pasando y que emitirían lo que después sería manifestado. Dependiendo del nivel del paso y de contacto de este espacio con lo manifestado, lo que irradia y lo que va creando, tiene que ver con los diferentes estadios karmáticos evolutivos de creación y materialización. Desde este vacío que contiene el punto flotante de la vida, se va creando todo lo demás, toda la vida.

Todos estos nuevos datos, nos llevaron a una serie de conclusiones que vamos a intentar resumir:

  • El espacio interestelar es realmente un espacio propio de expansión y contracción neumática del Rombo.
  • Este espacio está formado de la materia más etérea que existe y por lo tanto, la de más fuerza energética.
  • Es vehículo y soporte de todo el correo de Ideación Divina para manifestarse en los diferentes planos dimensionales.
  • Es asimétrico, pero esta asimetría, no tiene vinculación con su efecto de transmisión de las órdenes karmáticas, sino que solamente tiene vinculación en la formación de los arquetipos y las formas.
  • Los colores, como todo dentro del Rombo, son un espejismo, un simbolismo. Pero dentro de este simbolismo, podríamos colocar el color magenta dentro del espacio interestelar.
  • Envuelve al Rombo por arriba, por abajo y en su interior.
  • Es un espacio vacío, con funciones de sujeción y de descanso.
  • Es el centro.
  • Emerge desde más arriba de la 7ª dimensión y llega más debajo de la 1ª dimensión.
  • Forma un entramado de líneas interestelares que atraviesan el Rombo.
  • Sus paredes “tocan” lo creado.
  • Por este espacio circulan Rayos de distintos colores y todas las formas de materia y energía.
  • No puede ser visto, tocado ni medido.
  • Es el Puente entre el Creador y su obra.
El espacio interestelar

Dibujo. El espacio interestelar

Todas estas informaciones relativas a este espacio son sin duda, una de las cosas más bellas que la mente humana, haya podido concebir. Son conocimientos verdaderos y muy profundos del universo que ayudan a integrar todos los conocimientos que nos aporta el Rombo del universo.

Los ángulos obtusos del Rombo

Parecía que el ángulo agudo era el que mandaba, el que llevaba la batuta en la orquesta del Rombo. No teníamos ningún inconveniente en que eso fuera así, pero el ángulo obtuso daba siempre la impresión de ser un segundón, alguien que no cuenta para nada relevante. Pensábamos que, ya que, en su día, habíamos tenido la idea inicial de centrarnos en él, era posible que tuviera algo que decir, algo que explicar, no lo mismo que su hermano, pero quizás otra cosa diferente. El fenómeno vinculado con el ángulo obtuso que, en aquel entonces, nos había llamado mucho la atención era la reflexión total, así que volvimos a observar el mismo fenómeno. Repasemos el concepto: Se supone que la luz, al pesar de un medio denso a uno sutil, sufre una refracción y cambia de dirección. Si el rayo de luz que va a la superficie va variando en su inclinación, llega a un punto, en que no se refracta y se refleja totalmente. Es el ángulo límite o ángulo de la reflexión total. Este fenómeno se produce para ángulos de incidencia mayores que un valor crítico que se determina por la siguiente fórmula:

Por ejemplo, el índice de refracción del aire es n = 1,00 y el del agua, n = 1,33. Si la luz intenta pasar del agua al aire, sólo podrá hacerlo si su ángulo de incidencia es inferior al ángulo crítico. En este caso concreto, n2/n1 = 1,000/1,330 = 0,7518   con lo que θc es   48º45’.

El ángulo crítico de la reflexión total y el Rombo

Figura. El ángulo crítico de la reflexión total y el Rombo

Si contemplamos la figura anterior, veremos que, al haber dos ángulos de estos valores, obtenemos 48º45’ x 2 = 97º 30’. Veremos entonces el fenómeno de la reflexión total cuando el ángulo obtuso del Rombo sea mayor de 97º 30’ o cuando el agudo del Rombo sea menor de 82º 30’.

Rombo Máximo

42º 16’ x 2

84º 32 ‘

Rombo Rojo

42º 02’ x 2

84º 04 ‘

Reflexión total

41º 15’ x 2

82º 30’

Rombo Violeta

40º 17’ x 2

80º 34’

Rombo Mínimo

39º 17 ‘x 2

78º 34’

Si dividimos entre dos el 82º 30’ obtenemos, un ángulo agudo muy interesante, de 41º15‘que colocamos en la tabla para su comparación. Es decir que cuando el ángulo del arco iris es > 41º 15’ no hay reflexión total. Cuando es < 41º15’ hay reflexión total. A grandes rasgos, si miramos la tabla, veremos que para el ángulo del color rojo no hay reflexión total y para el ángulo del violeta sí. ¿Y para el ángulo del verde? Pues está en la mitad, quizá pase o quizá no, o es posible que haya una parte del verde que pase y la otra que no. Parece haber un punto crítico aquí también.

El color verde, está a medio camino entre la refracción y la reflexión

Figura. El color verde, está a medio camino entre la refracción y la reflexión

Bien, busquemos el ángulo del color verde. Debemos decir que ha sido imposible encontrar una fuente donde apareciera con total exactitud el dato que estábamos buscando, así que trabajaremos con valores muy aproximados, pero que no tienen la precisión que quisiéramos, por lo que es posible que existan algunas pequeñas variaciones. En cualquier caso, pensamos que el ejercicio es bastante interesante y puede abrir una nueva puerta para acceder a datos de importancia.

Colocamos los valores aproximados del verde, que están entre el cyan y el amarillo. Vemos en la tabla que a partir del cyan, se produce reflexión total y que en el amarillo ya no se da este fenómeno. El verde, parece estar en el límite, en el territorio de los dos. Es muy posible que haya frecuencias del verde que tengan reflexión y otras que no. Es posible que el verde, se muestre también aquí, como en todos los sitios, ambivalente. El ángulo del color verde del arco iris, se asemeja a una frontera entre la refracción y la reflexión (pasa o no pasa). Parece que, al verde, siempre le toque ser ambivalente. Miremos el siguiente dibujo y veremos con más claridad lo que intentamos explicar:

Si miramos el arco iris de la izquierda, veremos como de él, salen 7 colores. Cada uno, con un ángulo distinto.   El violeta sale con un ángulo de 40º 17 ‘. Este ángulo pequeño, proporciona un ángulo obtuso bastante grande arriba, que está por encima de 97º30’ y produce reflexión total, El rojo sale con un ángulo agudo de 42º 02’ Proporciona un ángulo obtuso por debajo del valor crítico y no se refleja, sino que se refracta. El color verde, sale con un ángulo muy cercano al ángulo crítico de 41º 15’ y unas frecuencias se refractan y otras se reflejan.

Refracción y Reflexión total

Figura. Refracción y Reflexión total

Este fenómeno óptico tan curioso, nos está indicando que, para ciertos valores de colores, o frecuencias, existe la obligatoriedad, de pasar una línea media y reflejarse e ir a parar al punto simétrico del otro lado.

Observamos los ángulos de las frecuencias del arco iris y vemos que no todas las frecuencias pueden hacer este salto. Solo lo pueden hacer el violeta, el añil, el cyan y medio color verde. Unas frecuencias saltan y las otras no. Este aspecto de movilidad, de desplazamiento, de salto o reflexión de las frecuencias altas, no es para nosotros, los estudiantes del Rombo, un elemento extraño. Lo hemos repetido innumerables veces e introducido en nuestro cerebro de una forma intuitiva, pero sin saber exactamente porque sucedía. Sabemos que las frecuencias altas, saltan al otro lado, y las frecuencias bajas, no pueden hacerlo. Se limitan a esperar. Este fenómeno es muy evidente cuando observamos las características de los Rayos Regentes y vemos que sólo son capaces de saltar al otro lado (de reflejarse) los Rayos (o colores) de alta frecuencia. Los de baja frecuencia no pueden dar el salto. Recordemos los conceptos:

  • Primer Rayo:       Rige la 7ª, pero se encuentra bien en la 1ª.
  • Segundo Rayo:   Rige la 6ª, pero se encuentra bien en la 2ª.
  • Tercer Rayo:       Rige la 5ª, pero se encuentra bien en la 3ª.

Ahora, vemos que esta movilidad de los tres o cuatro primeros Rayos, podría estar relacionada con la reflexión total debida el ángulo y a la frecuencia de su color. De este modo, vemos que el fenómeno de la reflexión total, lo que nos aporta al final, son datos de la movilidad de los Rayos.

Como siempre después de un paso, viene otro. ¿Qué viene después? Esa es la pregunta obligada de este juego. Casi sin querer, viene a la mente la siguiente pregunta: ¿Qué sucede con las frecuencias que se refractan y que no se reflejan? ¿Dónde van a parar?

Lo que es obvio, y parece un hallazgo físico con lectura metafísica es que las frecuencias bajas son las que pasan del medio grosero al medio sutil. Parece como si el fenómeno de la reflexión total impulsara a las frecuencias bajas a pasar a un medio más sutil y a las frecuencias altas, a buscar el medio denso. Parece esconderse en este fenómeno luminoso también en clave, otra ley de la evolución, basada en las leyes de la luz. Estamos maravillados de ver que existe un ángulo en la Naturaleza situado en medio del arco iris, que es capaz de separar dimensiones materiales de dimensiones etéreas, de marcar un límite entre la materia y la energía y otorgar a las frecuencias etéreas la capacidad de saltar, caer y fusionarse con las frecuencias más groseras y proporcionar a su vez, a las frecuencias más densas, la capacidad de pasar de un medio denso a otro sutil. Hemos constatado además una nueva función del verde: Es el puente que marca la bifurcación entre la refracción y la reflexión y este dato está totalmente relacionado con las propiedades de la 4ª dimensión ya que por un lado tiene una función expansiva haciendo que la materia se abra hacia el cosmos y por otro lado, tenga una función proyectiva, haciendo que las fuerzas provenientes del cosmos se proyecten en la materia.  

Como siempre, la Naturaleza y el Rombo escriben en clave. Cuando descubrimos que el Rombo y sus ángulos estaban vinculados al arco iris, tuvimos un ligero disgusto inicial porque nos hubiese encantado que los ángulos de los colores coincidieran exactamente con los valores máximos y mínimos del Rombo. Pero no fue así, y apareció ese vacío que luego fue llenado con el espacio extra estelar, interestelar o extra dimensional. El desencanto se transformó en alegría. Con la reflexión total, pasó algo similar. Nos hubiese encantado por muchos motivos que todo el Rombo, estuviera dentro de la reflexión total. Pero no es así y hubo que aceptarlo. Ahora bien, con este hecho, se ha hallado un nuevo papel del verde y se han encontrado nuevos conceptos relacionados con el acceso a niveles superiores y el descenso a estratos inferiores.

Hablamos de física espiritual, de enseñanzas de tercer grado que empiezan a verse en un hecho tan elemental como el ángulo que han de formar el pescador y el pez para que el segundo no vea al primero. De hecho, todo empezó por la observación de este fenómeno tan curioso.

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