Los ciclos del Rombo
Los tres ciclos
El círculo representa el Tao, el camino, la vía, el orden natural de la existencia y la unidad. Todo es cíclico en la naturaleza. Todo va y vuelve, todo se inicia y se acaba. El círculo es la figura que mejor representa este fenómeno y la que nos va a ayudar a observar desde la perspectiva del Rombo esta ley cíclica de la vida. Desde nuestra óptica y basándonos en el circulo y en el infinito que palpita en su interior, hablaremos de lo que consideramos los tres tipos de ciclos que se dan continuamente y que nos pueden ayudar a entender las oscilaciones que se observan en la naturaleza y en la vida diaria. Hablaremos de los ciclos de alternancia polar, de los ciclos de creación-retrospección y de los ciclos de compensación.
EL CICLO DE ALTERNANCIA POLAR
Cuando se observa por primera vez el dibujo del Rombo, todas las personas que han estudiado los principios básicos del Yin-Yang se dan cuenta de que hay algo que parece no estar bien. En el esquema del Rombo se ve como la parte material está relacionada con la energía Yang y la parte etérea lo está con la energía Yin y eso contradice los conceptos ancestrales de la teoría clásica que relacionan a la Materia con el Yin, y a la Energía con el Yang.
El aparente error se debe a la falta de consideración de un principio general que se observa en todo el universo: Todo gira. La rotación es el estado natural de cualquier sistema, ya que, en él, siempre coinciden dos fuerzas: la velocidad inicial y la atracción gravitatoria. Todo da vueltas alrededor de un punto y con ello, se crean la rotación y los ciclos.
El Rombo, como representación de la manifestación del universo visible, ha de poder expresar este principio y lo hace con algunos esquemas, de los cuales, el siguiente es el más conocido.
En este dibujo, vemos como en el primer ciclo, la energía Yin (color oscuro) predomina en la materia (primera dimensión) y en el ciclo siguiente, lo hace en la energía ( séptima dimensión), mientras que la energía Yang ( color blanco) en el primer ciclo está relacionada con la energía y en el segundo ciclo, está vinculada a la materia.
Figura. La alternancia de polaridad en los ciclos
Tal como vemos en el dibujo, en la situación que existía en la Tierra hace miles de años, en lo que llamamos “el pasado” el ser humano conocía ya estos dos tipos de energías. Entonces, el Yang predominaba sobre la energía y el Yin lo hacía sobre la materia. Pero en la actualidad, hemos entrado en otro estado energético, en otro ciclo cósmico de 24.000 años, en el cual el Yang está más relacionado con la materia y el Yin con la energía. La polaridad del universo ha cambiado y ello ha llevado a cambios muy profundos en la misma naturaleza de la materia y de la energía.
Intentaremos desarrollar este mismo concepto con otros dibujos para poder comprender un poco más lo que queremos decir. Para ello, abordaremos tres posibilidades muy distintas.
- Yin-Yang se mueven.
El anterior dibujo de los ciclos, que parece muy estático, siempre me ha provocado la sensación de ser una especie de foto imposible. Normalmente, no se pueden retratar pasado, presente y futuro al mismo tiempo y en cambio, esta representación lo hace. Es un dibujo en el cual vemos lo que le pasa al Rombo en el transcurso del Tiempo. Vemos a Yin - Yang que se mueven, que parecen dan vueltas y abrazar alternativamente a los dos lados, dando al dibujo un aire de movilidad periférico y de quietud central. Parece que sean las polaridades las que giran, y que el Rombo esté estático.
- El Rombo gira
El fenómeno se puede estudiar desde otro ángulo y la situación se invierte. Las polaridades pueden estar quietas y tal vez sea la figura la que da vueltas. Para poder representar este concepto, deberemos utilizar otro dibujo. Empezaremos por el supuesto, de que Yin - Yang son dos energías de polaridad diferenciada, separada, de tal manera que donde está una, no está la otra. Para ello, supondremos que existe una región oscura del espacio y una región clara. La región oscura es el Yin y la clara es el Yang. Enfrente de la quietud energética exterior, el Rombo, situado en el centro, describe un movimiento circular uniforme que le hace pasar primero por una polaridad y luego por otra. Para estudiar el movimiento, nos hemos de centrar en los vértices rojos (1ª dimensión) o los vértices violetas (7ª dimensión). En su trayecto, partimos de un estado inicial de ambivalencia, donde el vértice rojo y el violeta se encuentran en el valor mínimo. Luego, en la rotación, pasamos por un nivel de máxima polaridad, que luego decae hasta invertirse, para iniciar el trayecto por la otra polaridad, llegando también a un punto máximo y empezar a decaer de nuevo hasta finalizar el ciclo completo.
Figura. Los cuatro tiempos del ciclo
El Rombo ha hecho una vuelta de 360º, el trayecto ha sido completo y la situación final, es la misma que la del inicio. Es el final del ciclo. En este esquema, hemos visto que las energías Yin-Yang estaban quietas en el espacio y que era la rotación del Rombo la que marcaba el ritmo de los ciclos.
Pero existe aún una tercera manera de observar este fenómeno de cambio de polaridad:
- Yin-Yang se desplazan en el espacio y el Rombo gira
En esta última posibilidad, todo está en movimiento. Yin y Yang se desplazan y dan vueltas alrededor del Rombo mientras que, al mismo tiempo, el Rombo también gira. Giran y se desplazan las polaridades y rota también el Rombo.
Figura. Yin-Yang giran y el Rombo gira también.
Cada una de estas ilustraciones nos explica una parte del proceso total, en el que hemos de pensar que al final, nada es inmóvil. Todo está en movimiento. Yin-Yang se desplazan y el Rombo también gira. El movimiento combinado de los dos integrantes nos puede proporcionar una idea más exacta de lo que sucede en los cambios de polaridad que se dan en lo manifestado y que crea en nuestro universo los ciclos cósmicos de 24.000 años, los ciclos de 1 año en nuestro planeta, los ciclos de un día y los ciclos de una hora.
EL CICLO DE CREACION – RETROSPECCIÓN
Desde el mundo de las ideas, surge un movimiento que avanza y se va manifestando progresivamente en el mundo material hasta llegar a completarse totalmente en el mundo físico. Una vez la idea, la intención, se ha manifestado, plasmado y ha tomado realidad, se inicia el camino inverso, el regreso del resultado de la idea hasta la fuente inicial donde nació el proyecto, para ser allí evaluada, analizada, aprobada o corregida. Continuamente realizamos este circuito con sus dos fases: La fase de creación en la que una idea se derrama en el mundo de la realidad y la fase de retrospección en que analizamos si lo que hemos hecho es correcto o no. Este proceso de prueba y error, lo realizamos constantemente durante todo el día. Lo hacemos nosotros, lo hacen las plantas, los animales y todas las formas de vida. Todas experimentan con una idea que les ha de servir para hacer las cosas bien, para obtener resultados correctos y para tener éxito y evolucionar como individuo y especie.
El proceso creativo emerge de un punto al que llamamos Ideación Divina, y avanza por todo el Rombo llenándolo de su contenido. Cuando ya se ha llegado al final del período de creación y se ha plasmado completamente la idea, desde el vértice obtuso opuesto a ideación Divina, se contrae todo lo creado y se envía de nuevo a Ideación Divina, donde la experiencia es evaluada y tras ser rectificada si es necesario, es lanzada de nuevo al mundo de lo manifestado para experimentar de nuevo en la materia.
Figura. El ciclo de creación y retrospección con sus zonas impulsoras
Al llegar a Ideación Divina, toda la creación es sometida a análisis para ser evaluada y corregida por los Rayos Vigilantes – Ejecutores o Señores del Karma, quienes comparan y comprueban dentro de la gran mente universal que es la Ideación Divina, la idea que salió y la experiencia que regresó, observando la discrepancia de tonalidades y dando los ajustes necesarios para llevar a la futura creación a los cánones del arquetipo universal. Los Rayos vigilantes, bajarán y rectificarán el nuevo Rombo que va a salir a manifestación. Una vez haya finalizado de nuevo el siguiente ciclo de creación, el nuevo Rombo de manifestación, será impelido otra vez hasta la Ideación Divina para volver a ser comparado y rectificado. Se trata, como vemos, de un circuito constante de creación y rectificación, de acción y reacción.
De todo esto, deducimos las situaciones que se dan en un ciclo son el resultado de las vivencias y las compensaciones que se originaron en un ciclo anterior. Es lo que se conoce como ley del Karma.
EL CICLO DE COMPENSACIÓN
El equilibrio es un estado de aparente inmovilidad que resulta cuando sobre un cuerpo actúan dos fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan. Pero lejos de ser fijo, el equilibrio es más exactamente un estado móvil, de balanceo o de compensación dinámica.
Por extensión de su significado primordial, reconocemos el equilibrio cuando gracias a un correcto estado físico, emocional o mental, aparece un estado de armonía frente a situaciones en las que se observa claramente una fuerza externa potencialmente desestabilizadora. Cualquier acción exterior que llega con fuerza sobre el cuerpo físico, emocional o mental, puede desplazar el punto de equilibrio interno, lo que obliga al organismo a realizar las correcciones oportunas para volver al estado inicial de equilibrio. A una acción exterior, le corresponde una acción interior de signo contrario que intenta compensar el impulso exterior y dejar al sistema con el equilibrio que tenía previamente. La vida busca siempre el equilibrio porque es el estado de mayor estabilidad y de menor gasto energético.
En el Rombo, podemos estudiar este movimiento de compensación analizando las basculaciones correctoras que realiza durante un ciclo completo. Imaginemos al Rombo que se encuentra en este estado de equilibrio dinámico cuando un estímulo exterior hace balancear al Rombo hacia su parte material. Una vez la figura haya basculado hacia ese lado y haya llegado al punto de máxima tensión, seguirá cayendo, pero con más dificultad, como si tuviera un muelle en su estructura, y entonces cuando el impulso basculante haya cesado, aparecerá un movimiento de recuperación que le hará pasar por la antigua posición central y posteriormente basculará hacia el lado energético. Si la compensación se ha hecho adecuadamente, la oscilación original, irá perdiendo intensidad hasta conseguir que la fuerza de signo contrario nivele el sistema y lo lleve al estado de equilibrio original. Si la compensación no se ha hecho completamente, el sistema irá oscilando las veces que sea necesario hasta que recupere la posición de equilibrio. Dado que la vida hace que cualquier estructura reciba constantemente estímulos con la potencialidad de hacer perder el equilibrio, hemos de pensar que las basculaciones compensatorias forman parte de los movimientos constantes del Rombo.
Figura. El ciclo de compensación
Como en el caso de los otros dos movimientos cíclicos del Rombo, vemos que la máxima oscilación se produce en la mitad del hemiciclo correspondiente. La lógica hace suponer que estos tres movimientos cíclicos (alternancia polar, creación-retrospección y compensación) se dan en el mismo momento y que siguen las mismas leyes de los movimientos armónicos simples.
LA FUSION DE LOS CICLOS DE ALTERNANCIA POLAR, DE CREACION-RETROSPECCIÓN Y DE BASCULACIÓN.
Parece que el ciclo de alternancia polar, el ciclo de creación – retrospección y el ciclo de basculación, sean distintos, y lo son, pero pueden ser estudiados simultáneamente. Los tres ciclos están unidos, representan distintos fenómenos, pero se pueden estudiar conjugadamente en el dibujo que presentamos a continuación. Presentaremos dos modelos teóricos, ya que ambos son posibles:
En el Modelo 1, partiendo desde el punto más alto del Rombo marcado como “Equilibrio” y yendo en sentido levógiro, el Rombo entrará con su primera dimensión en contacto con la energía Yin por la que irá avanzando en la fase de creación hasta llegar al punto marcado como máximo, donde estará en su máxima expansión y donde llegará también con la máxima basculación. A partir de este punto, la primera dimensión seguirá estando en contacto con la energía Yin, pero la primera dimensión, entrará ya en la fase de retrospección, disminuyendo su actividad y la basculación se irá corrigiendo paulatinamente hasta llegar a un punto de equilibrio en la zona inferior marcada como “Equilibrio”.
Al llegar a esta zona de mínimo inferior, finaliza el primer hemiciclo y la experiencia es evaluada y corregida. A partir de aquí, el movimiento seguirá y la primera dimensión entrará de nuevo en la fase de creación, pero ya dentro de la energía Yang, y después de sobrepasar el punto máximo, donde llegará también con la máxima basculación, entrará en la zona de retrospección, donde volverá a descender su actividad y su basculación. Al final de esta fase, la experiencia de nuevo volverá a ser evaluada y corregida.
El segundo modelo que se presenta aporta una nueva hipótesis: partimos también del punto superior marcado como mínimo y la 1ªD entra en el lado Yin. En todo este tiempo, se produce una fase de creación Yin y al mismo tiempo una fase de retrospección Yang. Cuando se llega al punto inferior de mínima basculación marcado como “Mínimo”, entramos en la otra parte del ciclo. En ese momento, la 1ª dimensión entra en el ciclo Yang de creación en el que se manifestará también la fase de retrospección Yin.
Vemos con claridad que en el modelo 1 la creación y la retrospección tienen lugar en el mismo ciclo mientras domina la misma polaridad, pero en el modelo 2, la creación tiene lugar en todo un hemiciclo y la retrospección tiene lugar en el hemiciclo ciclo siguiente. Desde un punto de vista teórico los dos modelos son correctos y es posible que puedan existir al mismo tiempo.
Obliga a ver el fenómeno desde dos posiciones distintas y a abrir la mente a la posibilidad de que ambos modelos sean correctos y que se puedan dar al mismo tiempo.
Figura. El infinito giro del Rombo dentro del círculo