El sol
Sorprende que nuestra civilización, que busca siempre mecanismos de supervivencia, haya mostrado tan poco interés y haya investigado tan poco acerca de lo que le mantiene vivo en la Tierra.
Esa primera fuente de vida, de la que dependemos todos los minerales, los vegetales, los animales, los humanos, y el mismo planeta. Ese primer mantenedor, tiene un nombre: es el sol.
El astro rey, es el que da vida a todo, y en cambio, curiosamente, da la sensación de que apenas merece nuestro interés. La pregunta más elevada, la que nos hacemos respecto al sol y que como mínimo, todo humano se hace una o dos veces al día es: ¿Hace sol? Y aquí desafortunadamente se acaba el diálogo metafísico.
Estamos interesados en los teléfonos móviles, en los coches, en la prensa, la radio, el coche, el ordenador, la televisión, la crisis financiera, el dinero, la política, el país, nuestros amigos, las luces de la ciudad, la comida, el cine, los deportes… pero apenas prestamos atención al sol. Y si no fuera por él, nada de todo lo anterior existiría.
Toda nuestra civilización, nace y se mantiene gracias a la energía solar, pero esta gran verdad, tan incuestionable, cuesta mucho de integrar. Cuando de jóvenes, oímos decir por primera vez que las culturas primitivas, adoraban al sol como a un Dios, nos produjo gracia el observar lo simple que era el pensamiento de los primeros humanos. Pero si analizamos la situación vital del planeta, con un mínimo de detenimiento, observaremos con mucha claridad que toda la vida y todas las manifestaciones de la vida en la Tierra, han nacido y se mantienen gracias a la actividad solar.
Por eso, es lógico, que nosotros, estudiantes del Rombo y que intentamos comprender, aunque sea con conocimientos muy elementales, el origen de la vida, su mantenimiento y evolución, prestemos interés hacia nuestro astro.
Sabemos que el sol, no siempre estuvo asentado en el sitio actual que ocupa en el cielo. Antes la creación, pasó por el Big Bang, la formación de masas de existencia pura, la posterior sopa de quarks y gluones y la última formación de protones y neutrones. A estos, sucedió la formación de los núcleos jóvenes, de los primeros átomos y de las primeras estrellas. Nuestro sol, es una estrella posterior, más joven, ya que según se piensa, es de la segunda generación.
En la génesis de todos los cuerpos estelares, siempre existe un centro donde la gravedad hace condensar por mutua atracción a la materia existente en el espacio. Esta materia central, rica en elementos primarios sencillos, bajo condiciones de presión y calor, pone en marcha un proceso de unión, de atracción y de fusión que recuerda al Big Bang, donde todas las radiaciones primigenias, se fusionaron para crear. El proceso de fusión, de unión que se dio en el origen de todo, parece repetirse en el momento de la formación de las galaxias. Un núcleo central donde se concentra casi toda la materia galáctica se pone a orbitar, a condensarse, a aumentar la temperatura y la presión hasta que se enciende el proceso de fusión y la galaxia prende fuego. Alrededor de la galaxia, se producen a su vez condensaciones menores que seguirán el mismo proceso y originarán los millones de soles que también se encenderán y que se dispersarán en los largos brazos de la galaxia.
Cada uno de los soles que se va formando, sigue un proceso similar de condensación de materia y de puesta en marcha del horno nuclear. Al final de la creación del sistema planetario, llegamos a la formación definitiva de nuestro sol en el centro y la de los planetas en las partes más frías y exteriores.
Nuestro sol, entre otras cosas, se encarga de crear energía a partir de su masa inicial. Los núcleos de Hidrógeno se unen para formar Helio, y en el complicado proceso de formación, se crea en varias fases, energía en forma de radiación gamma. Esta energía es la base de toda la lluvia de las radiaciones solares que nos llegan al planeta.
LA ESTRUCTURA DEL SOL
El sol tiene una estructura compleja, pero que lógicamente, recuerda bastante a la del nuestro planeta. Tiene un núcleo central, donde se da especialmente la fusión, una zona de radiación en el centro y la zona conectiva en la parte más exterior, que es la que se ocupa de los desplazamientos hacia arriba y abajo del plasma solar. Este ritmo de ascenso y descenso provoca sacudidas en todo el sol, que origina ritmos sonoros, algunos de los cuales siguen una pauta de 5 minutos y que se pueden registrar.
La parte visible del sol recibe el nombre de fotosfera y la parte más exterior, que es claramente visible en los eclipses como un círculo rojo es la cromosfera. En toda la superficie del sol, se observan unos penachos de radiación que se llaman espículas.
La parte más exterior del sol recibe el nombre de corona y sólo es visible en los eclipses totales de sol. En la superficie del sol, se observan grandes arcos de plasma que siguen el trayecto de las líneas magnéticas del sol y que forman las protuberancias.
El sol, al igual que todo en el Universo, gira sobre su eje. La rotación es una fuerza de acción anti gravitatoria y controla el poder de la fuerza de la gravedad. Sino fuera por la rotación, todo el universo, entraría en colapso gravitacional. Los electrones caerían en el núcleo del átomo, las moléculas sobre su centro de gravedad, los planetas sobre el sol y el sol sobre el centro de la galaxia.
Es curioso observar que para que algo se aguante en contra de la gravedad, debe tener una velocidad de rotación determinada. Si la velocidad de rotación aumenta, el cuerpo, puede superar a la atracción de la gravedad y elevarse, escapando del campo gravitatorio. La velocidad de rotación depende de la velocidad en la que se da un giro completo alrededor de un eje, es decir de su ciclo, lo cual es indicativo de su frecuencia. Teniendo en cuenta la similitud profunda entre frecuencia de rotación y la frecuencia de vibración, se entiende que cualquier cuerpo, puede escapar del campo gravitatorio si se mueve a una velocidad o una frecuencia de vibración determinada. El mecanismo es más complejo, sin duda, pero a veces los paralelismos entre la física más convencional y las leyes de la evolución espiritual parecen más que obvios.
Pero volviendo a la rotación del sol, es interesante observar que la velocidad de rotación de nuestro astro no es uniforme y el sol gira más rápidamente en el ecuador que en los polos. Esto ocurre porque no es una estructura rígida, sino plasmática. Al girar sobre sí mismo, crea un campo magnético a su alrededor que cubre grandes distancias y que baña a la Tierra y a los demás planetas del sistema. Este giro no uniforme del sol hace que las líneas del campo magnético se desorganicen, se distorsionen y se vuelvan irregulares.
Si el Sol no girara, las líneas del campo magnético, serían rectas y radiales, pero la rotación del Sol hace que las líneas se retuerzan y formen estructuras llamadas espirales de Arquímedes, similares a las que hacen los chorros de agua que salen de un aspersor giratorio de 360º. El ecuador magnético solar no es una línea recta sino ondulada, que, al ser extendida hacia el medio exterior solar, forma una superficie de radiación que se asemeja a una falda de una bailarina. Debido a la irregularidad del campo magnético, este no es perfectamente horizontal en el ecuador, y esto hace que la Tierra, al girar alrededor del sol, se encuentre que las líneas magnéticas ecuatoriales, están por encima o por debajo, por lo que el planeta, pasa alternativamente, de una polaridad positiva a una negativa.
Figura. La espiral de Arquímedes
Al retorcerse por el particular giro del sol, las líneas magnéticas, provocan emergencias del campo magnético y las líneas de campo, hacen unos rizos o bucles en la superficie del sol, provocando trayectos de entrada y salida del campo magnético, arrastrando plasma y generando las conocidas manchas solares.
Las manchas solares, son unos indicadores de los ciclos solares y aportan datos acerca de la actividad del sol. El número de manchas que se observan, el trayecto que siguen y su desaparición, sirven para situar al astro en un punto determinado de su ciclo y tener una idea de la posible actividad solar.
LOS CICLOS DE ACTIVIDAD SOLAR
La actividad solar es la manifestación de las perturbaciones locales que ocurren en la atmósfera del Sol, en las zonas que se llaman regiones activas. Estas zonas pueden durar desde unos días hasta unos meses. Estas regiones activas son las que dan las características al ciclo solar que, tiene una duración de 11 años. Las manchas solares, son las manifestaciones más evidentes de la actividad del sol, pero no son su único marcador.
Como que el sol cambia también de polaridad al final de cada ciclo, para que coincidan dos picos de máxima actividad solar con la misma polaridad solar, se han de esperar 22 años, que es el ciclo solar completo.
Esto hace que el sol, pase por períodos muy claros de actividad y reposo, de tal manera que el sol, puede dar la impresión de que apenas mantiene actividad en su mínimo, y que al cabo de 5-6 años, al llegar a su máximo, se muestre con una gran actividad.
En los picos de máxima actividad, es cuando el sol se muestra notablemente más activo y puede originar por retorcimiento progresivo de los campos magnéticos, explosiones violentas que reciben el nombre de fulguraciones y que liberan al espacio, cantidades enormes de materia solar y de energía.
Estas espectaculares fulguraciones, provocan, como si fueran volcanes en erupción, grandes liberaciones de masa solar al espacio y efectos en el plasma solar parecidos a los terremotos, que pueden llegar a producir tsunamis de plasma.
Toda esta liberación de plasma solar hace que el viento solar, incremente notablemente su velocidad. Todas estas partículas solares liberadas hacia la Tierra, son en su mayor parte, desviadas hacia el exterior por los cinturones de radiación de Van Allen, creados por el propio campo magnético de la Tierra y de esta manera, no entran en contacto directo con el planeta, pero allí donde el campo magnético es más conductor, es decir en los polos, todas estas partículas se introducen en las líneas de campo y generan actividad eléctrica en la ionosfera. Los elementos primarios de la atmósfera, principalmente oxígeno y nitrógeno, son estimulados por esta energía y producen las espectaculares auroras.
LA RADIACION SOLAR
Aparte del viento solar, nuestro astro, estimula al planeta, con procedimientos más energéticos. Del sol, nos llegan básicamente dos tipos distintos de radiaciones: Los Rayos cósmicos corpusculares , que son básicamente núcleos atómicos impulsados a una velocidad muy grande, cercana a la de la luz, y las radiaciones cósmicas electromagnéticas, que son como indica su nombre, de naturaleza electromagnética y viajan a la velocidad de la luz. Empecemos a hablar del primer grupo:
LOS RAYOS CÓSMICOS CORPUSCULARES
Estos rayos, casi siempre son núcleos atómicos sencillos (protones), y entregan su energía al chocar con los núcleos atmosféricos antes de entrar en contacto con el suelo del planeta.
A partir de esta primera colisión, se desencadena toda una serie de reacciones en cadena, que básicamente acaba con la liberación de fotones, electrones y neutrinos. Los Rayos cósmicos solares de tipo corpuscular que nos llegan continuamente del sol, no son excesivamente energéticos comparados con los que tienen un origen exterior al sol, galácticos o extra galácticos, pero del sol, cada año, nos llega aproximadamente un Rayo Cósmico de esta alta energía.
El rayo cósmico en su interacción con la atmósfera genera piones, que forman el primer nivel de la radiación. A partir de aquí, los piones toman distintos caminos:
Los piones neutros, se descomponen en radiación gamma que a su vez genera electrones y positrones, que se aniquilan produciendo de nuevo radiación gamma que sigue el mismo ciclo. Los piones positivos, generan muones positivos y neutrinos de muón. Los piones negativos, crean muones negativos y neutrinos de muón.
El subproducto de los piones son los muones, que forman el segundo nivel de radiación. Los muones, también siguen distintos caminos: Los muones positivos originan positrones, neutrinos de electrón y antineutrinos de muón. Los muones negativos dan electrones, neutrinos de muón y antineutrinos de electrón.
Viendo que las subpartículas de muones positivos y negativos son su respectiva antimateria, es lógico comprender que también una parte se auto aniquilen produciendo radiación fotónica (al igual que hacían los piones neutros). Al final de toda esta inmensa cascada de reacciones, obtenemos básicamente electrones, neutrinos y fotones.
El segundo grupo de radiaciones solares, lo forman las radiaciones solares de tipo electromagnético, donde podemos encontrar a todas las ondas de radio, microondas, infrarrojos, espectro visible, ultravioleta, Raros X y Rayos Gamma. El origen más frecuente de todas estas radiaciones es la radiación gamma que resulta liberada en los procesos atómicos. Debido a las reacciones de transmisión de energía desde el núcleo del sol, donde se genera, hasta su superficie, la radiación solar presenta muy diversos niveles de intensidad. Parece ser que algunos fotones logran atravesar las diferentes capas del sol sin colisionar demasiado con otras partículas y con pocos procesos de absorción y conversión. Al salir a la superficie, originan radiaciones de alta frecuencia. Las que por el contrario sufren una gran cantidad de colisiones, van perdiendo gran parte de su energía, y se convierten en radiaciones de baja frecuencia. Aparte de la génesis importante debida a la radiación gamma, también hay otros procesos solares que generan energías de otras frecuencias, como las fulguraciones, que liberan RX, ondas de radio…etc.
Aunque todas estas radiaciones comentadas, forman parte de la radiación solar, diversos motivos hacen que, a esta gran familia, la subdividamos en dos subgrupos: El espectro visible y el espectro invisible.
El espectro visible
Recibe este nombre el conjunto de radiaciones que son sensibles a la visión humana. Son las radiaciones que tienen una longitud de onda comprendida aproximadamente entre 700 y 400 nm.
Figura. La descomposición de la luz
Newton utilizó la palabra espectro al describir sus experimentos en óptica. Observó que cuando un haz de luz solar incidía sobre un prisma una parte se reflejaba y la otra, pasaba a través del vidrio, mostrando diferentes bandas de colores. Newton dividió el espectro en siete colores básicos a los que nombró como rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Cuando analizamos la luz solar, observamos la presencia de todos estos siete colores. Vemos que el que nos llega con más intensidad es el color verde. Lo que sucede es que existe una gama muy ancha de las frecuencias de color rojo, con lo que el color resultante a nivel de percepción visual del sol es el amarillo. A pesar del color final, la naturaleza, no es ciega a este fenómeno y se ha adaptado perfectamente a ello. Por ejemplo, el ojo humano está especializado en percibir con mayor claridad, todos los tonos del verde, y tiene una dificultad mayor en percibir las distintas tonalidades de los rojos y violetas.
El espectro visible, siempre ha merecido una consideración particular, y es tratado de un modo propio, como si perteneciera a un grupo aparte, pero a todas las demás radiaciones solares, las juntaremos en una familia común. Las llamaremos:
RAYOS COSMICOS ELECTROMAGNETICOS
Estas radiaciones vibratorias, viajan todas a la velocidad de la luz, y son todas de la misma naturaleza, pero se diferencian básicamente por su distinta frecuencia de vibración. Las de frecuencia más baja, corresponden a las radiofrecuencias, y las más altas a los rayos gamma. A estas radiaciones, las conocemos a todas por sus nombres, porque están totalmente insertadas en nuestras vidas. Hoy en día, forman parte de nuestro mundo, de nuestra cultura tecnológica, pero hace 100 años no era así en absoluto.
Quisiera recordar en este momento, una frase histórica dentro del Rombo que habla de este tema y que nos ha dado muchas vueltas en la cabeza: “Los estudiosos han trabajado mucho y han ido descubriendo gran parte de estas vibraciones a través de los elementos que componen la materia de la tierra.”
La frase es muy cierta y aprovecho el momento para desarrollarla unos instantes, porque curiosamente, estas radiaciones que hoy sabemos que provienen del sol, no se descubrieron mirando el astro, sino que se pusieron de manifiesto trabajando sobre la materia. Son en este sentido, muy claros los descubrimientos que se hicieron de las radiaciones que van más allá de las frecuencias visibles, mientras se estudiaban las características de los elementos primarios pesados.
Descubrimiento de la radiación ultravioleta
Su descubrimiento, está asociado al estudio del oscurecimiento de las sales de plata al ser expuestas a la luz solar. En 1801 el físico alemán Johann Wilhelm Ritter descubrió que los rayos UV eran especialmente efectivos oscureciendo el papel impregnado con cloruro de plata
Descubrimiento de los Rayos X
Becquerel estudiaba las sales de uranio y descubrió un ennegrecimiento por los Rayos X. El fenómeno fue posteriormente desarrollado por los esposos Pierre y Marie Curie, quienes estudiaron a los elementos emitían esta radiación. Observaron que algunos minerales de uranio eran más activos de lo que hubieran debido serlo si toda la actividad emisora fuera debida al uranio y supusieron por ello, la existencia de algún elemento desconocido con una capacidad emisora muy superior a la del uranio. Eran el polonio y el radio.
Descubrimiento de los Rayos Gamma.
A fines del siglo XIX, Thomson y Rutherford estudiaron el fenómeno de la ionización de gases iluminados con los rayos X. Durante el experimento Rutherford descubrió que había tres tipos de dichas radiaciones. La primera llamada rayos Alfa, (Helio) la segunda llamada rayos Beta (electrones) y la tercera que fue llamado rayos Gamma.
Ese fue a grandes trazos, el descubrimiento de este tipo de radiaciones de alta frecuencia y esto abrió la puerta a estudiar las características de estas desconocidas fuerzas de la naturaleza. A partir de aquí y con la ayuda de físicos, matemáticos y astrofísicos se pudo empezar a comprender y a localizar la génesis de estas radiaciones tan dispares. Hoy sabemos que todas estas radiaciones, tienen en gran medida, su origen en el sol y en las distintas estrellas del universo.
EL ESPECTRO ESTELAR
Nuestra estrella, el sol, tiene como todos los cuerpos esféricos, la capacidad de recoger las informaciones de todo lo que existe a su alrededor, de tal manera que recibe todas las informaciones lumínicas de todas las estrellas del universo.
Si es así, comprenderemos que nuestra esfera o nuestro sol, recibirá todas las informaciones espectrales de todas las estrellas del universo.
Tradicionalmente, todas las estrellas se clasifican en 7 grupos según su temperatura y la cantidad de elementos que se pueden encontrar dentro de ellas. Cada estrella del universo, pertenece a un grupo determinado y tiene un espectro dominado por un color u otro. Así, las estrellas del tipo O son las más azules, las más calientes y en las que, su calor, no ha permitido todavía la formación de muchos elementos. En teoría, las estrellas más frías y que tienen un espectro más rojizo, tienen en su interior menos temperatura y más diversidad de elementos primarios.
Sabemos que el sol recorre un trayecto aparente alrededor de la Tierra por una línea que se llama eclíptica, que es la curva por donde imaginamos que corren el sol y los planetas. Es por este motivo por el que las constelaciones que tocan a la eclíptica tienen un nombre muy conocido. Todas las otras constelaciones, no son tan populares, aunque todas forman parte de la mitología. En la mitología, cuando un dios menor o un humano o un animal, realizaba una hazaña heroica y que merecidamente, tuviera que ser ensalzada y homenajeada, recibía de Zeus la gratificación en forma de loa, ensalzamiento y glorificación máxima con apoteosis final, por la cual era transportado al cielo instantáneamente y transformado en constelación.
Mitológicamente, y en muchas tradiciones religiosas, se recogen referencias de que los héroes, los hijos de los dioses y los escogidos por el Dios Padre Zeus, u otro Dios tribal, han ascendido al cielo como recompensa por su modélica vida o por alguna hazaña ejemplar.
De las constelaciones que tocan a la eclíptica y de todas las constelaciones que forman el universo, se reciben radiaciones distintas, ya que, en cada sector, el número, la calidad y la cantidad de la radiación estelar, varía notablemente. Por este motivo, tradicionalmente, se ha dividido al universo en 12 sectores, dotado cada uno de ellos de una energía particular. Todas estas distintas radiaciones que llegan desde el sol y desde todas las estrellas del Universo, inciden en los planetas y en todas las formas de vida presentes, generando efectos distintos según la frecuencia de la radiación entrante.
NACIMIENTO, VIDA Y MUERTE DE LAS ESTRELLAS
Todo lo manifestado nace, vive y muere. Todas las estrellas (incluido nuestro sol) pasan por estos periodos Según parece, cuando la producción de energía por parte de una estrella empieza a bajar porque se acaba el combustible eficaz, la fuerza de la gravedad supera a la fuerza expansiva de la radiación, y la estrella entra en colapso y se acerca al final de sus días. Su transformación en otra estructura posterior dependerá básicamente de su masa inicial. Si las estrellas, son de poca masa, posiblemente acaben como una enana blanca, que es una estrella casi sin actividad. Si son estrellas masivas, pueden acabar como una supernova, que originará una estrella de neutrones o un agujero negro. La clase de final que tengan en sus últimos días parece ser que depende de su masa inicial.
Hasta ahora, hemos hablado un poco del sol para situarnos en su realidad y hemos descrito sus características generales, para familiarizarnos con él y su entorno. Antes de terminar el tema, quizá deberíamos recordar algunos conceptos básicos del sol que surgen de la enseñanza del Rombo y que nos ayudarán a tener una visión más amplia de nuestro astro.
EL SOL Y EL ROMBO
La verdad es que, a pesar de nuestros leves intentos para acercarnos a las cuestiones fundamentales del sol, sabemos bien pocas cosas. Todo él, continúa siendo un misterio. Lo es para los científicos que, con sus impresionantes medios y su tecnología, llevan estudiándolo toda su vida, y lo es mucho más para todos nosotros, simples observadores aficionados.
El tema principal de estudio del grupo respecto al sol ha sido intentar ubicarlo dentro del mismo Rombo. Tenemos presente que, como el Rombo, está en todas las cosas, el mismo sol, también tiene integrado el Rombo en toda su estructura, ya que tiene en sí mismo todas las dimensiones y las características de cada una de ellas. Creemos que, para estudiar el sol dentro del Rombo, hemos de empezar por las cuestiones más evidentes. Hemos observado que en el mundo manifestado existen dos polaridades, dos diferenciaciones, dos manifestaciones que son básicas y elementales para la vida: la aparición de la materia y de la energía. Estas dos inmensas fuentes de vida se encuentran en el sol, creador a la vez de materia y de energía, aspectos muy relacionados con la 1ª y 7ª Dimensión.
En el sol, se producen los elementos primarios que son el soporte material de todo y se generan los Rayos cósmicos que son el estímulo energético de todo lo manifestado. Sabemos que esto ocurre en la primera y en la séptima dimensión, donde tenemos representados a la manifestación de los elementos primarios y la manifestación de los rayos de energía cósmica.
Queda claro y es evidente que el sol tiene esa inmensa capacidad de poder generar las dos manifestaciones más básicas de la vida.
La materia y la energía que nacen del sol, son puras. Han nacido y se han fecundado en este primigenio e inmaculado entorno. No hay error ni contaminación en su creación. Es una creación pura. Materia y energía son los dos pilares básicos de la vida. A partir de estas dos manifestaciones primigenias de la naturaleza, emanaciones puras del Absoluto, se puede generar en cada sistema solar, en cada planeta que lo permita, cualquier forma de vida adaptada al medio. En el fondo, si lo miramos con un poco de perspectiva, todas estas múltiples formas de vida planetaria emanarían en su inicio de su correspondiente sol, que quedaría reflejado en el Rombo en todos los aspectos creadores de la 1ª y la 7ª dimensión.
Con esta capacidad de crear vida, no es de extrañar que algunas culturas ancestrales del mundo hayan visto en el sol, el reflejo de Dios o al Dios mismo. El sol, a nuestro parecer es un reflejo del Absoluto.
Nada es tan evidente como que es el sol, quien nos da la vida y quien también nos permite vivir. Lo sabían nuestros ancestros y ahora lo sabemos nosotros. Sabemos que las plantas, la humanidad, y los animales, le miran, le buscan, le necesitan y hacen viajes y migraciones colectivas en la búsqueda de su cálida y reconfortante compañía.
Por amor, el sol calienta a la Tierra que a su vez da la lluvia, que hace fecundar a las semillas, y hace florecer a los árboles. Nuestro sol, es el origen de toda nuestra existencia, y es a la vez, nuestro padre y nuestra madre, ya que todas las criaturas humanas, estamos creadas de su misma esencia, de su materia y de su luz.
El ser humano, hecho del sol, necesita ser tocado por el sol, para que su contacto le proporcione vitalidad a la vez que paz, amor y equilibrio, todos ellos, elementos primarios sutiles necesarios para su evolución.
LA NUCLEOSINTESIS ESTELAR
La creación de materia en las estrellas es un tema de estudio realmente apasionante y lleno de datos, informaciones, certezas, hipótesis y dudas. Hay pocos conocimientos sobre la nucleosíntesis que sean totalmente ciertos y que estén comprobados desde un punto de vista científico, ya que, en su mayor parte, son ideas, posibilidades y conclusiones teóricas.
No hay que asustarse cuando hablamos que gran parte del conocimiento de la astrofísica o de la heliofísica, está lleno de especulaciones, creencias o hipótesis que pueden ser ciertas o no. Estamos frente a una ciencia muy nueva, que apenas tiene encima unas décadas de investigación.
Hemos de comprender que todo lo que hace referencia a la estructura y funcionamiento del cosmos es de una complejidad máxima y los medios con que han contado los científicos hasta el momento presente, han sido muy elementales y rudimentarios. La tecnología ha avanzado mucho en los últimos 50 años, y ha permitido conocer al universo como nunca se había hecho, pero así y todo, la astrofísica se maneja con algunos datos y mucha teoría, y siempre que entramos en el terreno de las hipótesis, tenemos un pie en puesto en el acierto y el otro en el error.
Comentamos todo esto porque es posible que la realidad de la formación de los elementos, de la energía o de la función del sol, se escape actualmente del área actual del conocimiento científico y a pesar de esto, se dicten dogmas del funcionamiento universal. Siempre nos ha ocurrido lo mismo. Hace años, mantuvimos que la Tierra era plana, después que era el centro del universo y más tarde que el sol era el centro del universo. Un poco más adelante, pensamos que solo había una galaxia, que el sol iba con carbón… y no sé cuántas ideas que, a pesar de haber sido sacrosantas e irrefutables en su tiempo, han quedado desfasadas y catalogadas como erróneas con el paso de los años.
El ser humano piensa en función de lo que sabe, de cómo ve las cosas y acto seguido, pontifica. Cuando se descubrió la energía atómica, se pensó que todo el proceso de nucleosíntesis estaba basado puramente en la fusión atómica y se elaboraron teorías acerca de la formación de los elementos y del cosmos. Hace unos años se descubrió el plasma, se vio que el sol era un plasma y que actuaba como esa forma extraña de materia. Cuando empezaron a emerger las teorías del universo eléctrico, todo el funcionamiento teórico del sol y del cosmos se puso en entredicho y se dieron toda una serie de nuevos razonamientos teóricos para explicar la realidad del cosmos desde una nueva óptica.
En la medida en que la tecnología, se va desarrollando, nuestra concepción del universo va cambiando, y a veces lo hace de un modo radical. Siempre ha sido así y seguramente, será así durante mucho tiempo, porque en su avance evolutivo, el hombre, ve los mismos fenómenos desde ópticas muy diferentes. Así que no nos toca otro remedio que tener conceptos claros, pero si éstos, se han de cambiar por una mejor percepción, no hay más remedio que saltar hacia una nueva visión y abandonar el concepto ancestral.
Estamos acostumbrados con la enseñanza del Rombo a vivir entre los dos mundos. A veces la ciencia va por un lado y el Rombo parece que va por otro. Nosotros, manejamos conceptos nuevos, ideas distintas y a veces no cuadran del todo con el conocimiento científico actual, pero es algo que al contrario de lo que pueda parecer de entrada, a menudo, es un elemento enriquecedor y esclarecedor. Con frecuencia, damos certeza a los datos que aporta la ciencia, les damos más vida y mayor trascendencia, pero a veces, los datos están muy alejados y no son demasiado compatibles con lo que propone el Rombo.
Con esta predisposición mental de apertura, se puede hablar de todos los temas con ilusión, analizar cualquier hecho en profundidad y llegar a una conclusión lógica y acorde con lo observado. El discernimiento es una gran herramienta y ha de ser utilizada con tenacidad, agilidad y presteza para no caer en vacíos, en dogmas ni en falsas verdades. Se podría resumir todo esto con una frase de Einstein: “Una fe insensata en la autoridad es el peor enemigo de la verdad”.
En muchas ocasiones, tenemos discrepancias aparentes o reales con los conceptos físicos actuales y los que nos aporta el Rombo. En cualquier caso, la disparidad no es grave, porque tan solo tenemos teorías distintas. Y todas las hipótesis son válidas, sobre todo las indemostrables, porque únicamente son diferentes planteamientos de una situación, que puede verificarse o no.
Estamos rodeados de estrellas, pero el sol es la estrella que más cerca tenemos, la que mejor conocemos y también de la que ignoramos un sinfín de respuestas. Los fenómenos anteriores a su nacimiento, los que se suceden actualmente en su interior, y los que le sucederán en sus postreros días, son muy poco conocidos. Les hemos dado un nombre, una cifra, una previsión y un análisis, pero no sabemos si han sucedido de verdad, porqué lo hacen y si tienen lugar tal como pensamos o no.
Partiendo de estas premisas, estaría bien recordar muy por encima lo más general y lo más conocido hasta el momento acerca de la nucleosíntesis estelar, para luego poder introducir lo que podrían ser conceptos distintos y más en la línea del Rombo.
Según se cree actualmente, no todos los elementos químicos, aparecieron instantáneamente en los momentos posteriores al Big Bang. En los primeros instantes de vida del universo, todo estaba formado por un plasma amorfo, de materia y energía, formando un todo indiferenciado, conocido como plasma de quarks-gluones. Al bajar la temperatura del universo, aparecieron estructuras más condensadas, como protones y neutrones.
Al descender aún más la temperatura, aparecieron en el siguiente proceso de condensación, conocido como nucleosíntesis primordial, los primeros elementos, los más sutiles, como el H, He y algo de Litio y Berilio. Pero a partir de un momento determinado, la temperatura y la densidad del Universo, cayeron por debajo de lo que se requería para la fusión nuclear y ésta, ya no se pudo seguir produciendo elementos espontáneamente.
Con posterioridad, los primeros elementos ya formados, empezaron a unirse por la fuerza de la gravedad y a condensarse, hasta formar un punto de masa y presión determinado que se transformaría en una protoestrella, que siguió aumentando su densidad y su temperatura e hizo una especie de réplica en miniatura del Big Bang. Es decir, que cuando se dieron las condiciones ambientales necesarias, empezó la unión o la fusión del material que había en su interior.
En ese momento, se produjo la fusión de Hidrógeno para formar Helio y liberar energía radiante. Ese momento es el nacimiento de una estrella. A estas primeras estrellas que aparecieron, se les llama estrellas de población II, a las que se considera que son muy viejas y las de la primera generación. Estas estrellas, nacieron del gas primitivo que era básicamente Hidrógeno y Helio. Su composición inicial es 75% de H y 25 % de Helio con trazas de Litio y Berilio. Luego, cuando la estrella ya está en marcha, con las fusiones posteriores, empieza la formación de C en el núcleo. Ese es el comienzo de la formación de elementos pesados. A medida que transforma más Helio en Carbono, se desarrolla un núcleo de Carbono y este se funde con Helio para dar Oxígeno. Y así se va gastando el Helio para formar más elementos pesados hasta el Hierro.
El Hierro ya no puede capturar Helio porque es una estructura muy estable y el resultado es que el Hierro no sigue fusionándose para originar elementos más masivos y producir energía, con lo que el combustible nuclear se agota, la temperatura de la estrella baja, la presión de radiación hacia el exterior baja, y se entra en colapso gravitacional.
A partir del Hierro, es muy difícil generar elementos más masivos, porque al producirlos, se gasta mucha energía. El resultado es que se acumula mucho Hierro en el interior de la estrella y esta se vuelve más y más masiva.
En estas primeras estrellas, en la etapa final de sus vidas, al aumentar de una manera tan importante la presión y la temperatura por el colapso gravitatorio, se sintetizan nuevos elementos pesados. En el momento final de sus vidas, estas estrellas explotan liberando al espacio H, He y todos los nuevos elementos pesados que han generado en el tramo final de su vida.
Todo este material disperso por el universo es ahora más rico en elementos metálicos y esto hace que cuando de nuevo, todo este gas y este polvo estelar, se vuelva a condensar para formar una nueva estrella, y esta nazca con unos elementos distintos y más pesados. Estas estrellas de segunda generación forman un grupo llamado estrellas de población I.
Estas estrellas, son más jóvenes y se forman de gas de H, He y con una presencia más importante de elementos pesados. Tienen un 71% de Hidrógeno, un 21% de Helio y un 4% de metales o elementos pesados, que viene de la explosión de las estrellas de la población II (supernovas).
El hecho de que las estrellas sean de población II o I, les confiere una estructura distinta, pero su vida es la misma, y tanto unas estrellas como las otras, van consumiendo materia a lo largo de su vida para producir energía.
Todo esto, muy resumido y a muy grandes rasgos es lo que sucede según la astronomía en la vida y en el interior de las estrellas respecto a la formación de los elementos primarios. Está todo muy bien, pero al leerlo, se plantean algunas dudas acerca de la veracidad total de la teoría, así que vamos a intentar exponer los interrogantes que se aparecen.
MÁS ALLA DEL HIERRO
Cuando uno se acerca por primera vez a todo esto de las estrellas de población II y sus descendientes, las estrellas de población I, ya más ricas en elementos metálicos gracias al innegable trabajo nuclear de sus laboriosos padres, se ve obligado a sentir una especie de agradecimiento a la labor incansable de sus amorosos progenitores. Esta desmesurada labor, acabó con un explosivo final para entregar cual noble testamento, toda la riqueza metálica acumulada, a sus hijos, aún no natos, en una suerte de altruista legado cósmico.
La teoría es bonita, suena bien, tiene un aire evolutivo, pero hay algo en todo esto que nunca ha parecido del todo correcto. Se comprenden las necesidades energéticas de los procesos de fusión, pero nos gustaría repasar lo que hacen las estrellas cuando en su vejez ya han acumulado tanto Hierro que no pueden con su peso.
De entrada, sabemos que las estrellas se colapsan y entonces, las pesadas capas internas de la estrella sufren un aumento de presión y temperatura. Esto produce que sigan dándose reacciones de fusión mediante procesos térmicos que conllevan absorción de neutrones o protones, cuyo resultado final son elementos metálicos superpesados.
Bien, aquí hay un mecanismo muy lógico, muy sencillo. Para subir en la tabla periódica, se necesitan protones, que son los que dan el número atómico y neutrones que son los que colaboran entre otras cosas a poner la masa atómica. Se pueden precisar a los dos. Veamos como lo hace la estrella. Tendremos que matizar, no obstante que, al parecer, los pasos siguientes de nucleosíntesis, son muy violentos porque incluyen capturas y explosiones.
Hay cuatro tipos de procesos de captura que se ven implicados. Dos tratan de la captura de neutrones (los procesos tipo s y tipo r), uno de la captura de protones (el proceso tipo p) y otro de la captura de electrones. En definitiva, necesitamos a los tres constituyentes del átomo para provocar la creación de los nuevos elementos. Vamos a estudiarlas por partes.
1) Captura de neutrones
Una vía para crear elementos más pesados que el hierro-56, empieza cuando algunos neutrones libres chocan y se fusionan con un núcleo ya existente. Así conseguimos núcleos más pesados, ricos en neutrones y con el mismo número de protones, es decir, con el mismo número atómico. Si el isótopo formado es inestable, sufre una desintegración beta y un neutrón se convierte en un protón. Así, se consigue el siguiente elemento masivo de la tabla periódica. Hay dos maneras en que esto puede suceder. A esto se le conoce como los procesos tipo S y tipo R respectivamente.
El primer proceso que estudiamos es la captura lenta de neutrones: el proceso tipo S (lento). Partimos del Fe 26 con 30 neutrones. Vamos añadiendo neutrones hasta el Fe 26 con 33 neutrones, y este se desintegra en cobalto. El cobalto, vuelve a ganar un nuevo neutrón, luego lo desintegra, aumenta así de número atómico y se convierte en Níquel. El proceso se repite hasta llegar en la gráfica hasta el Cobre 29.
Esto sucede en las últimas etapas de la vida de las estrellas parecidas al Sol. Antes de que se enfríe totalmente se producen neutrones libres que abundan lo suficiente como para producir elementos pesados por captura lenta de neutrones.
El segundo proceso que veremos es la captura rápida de neutrones: el proceso tipo R (Rápido). Si el ritmo de producción de neutrones es muy alto, los núcleos inestables que se forman tienen tiempo para coger muchos neutrones que posteriormente se desintegran en cascada. Esto tiene lugar en la fase final de las estrellas masivas, antes de la explosión supernova. Como vemos, en definitiva, es lo mismo. Se trata de que un átomo, coja neutrones del entorno (más lento o más deprisa) y luego, sufra una desintegración Beta, para producir un elemento con más protones.
Así que resumiendo la captura neutrónica es un tipo de reacción nuclear en la que un neutrón libre choca con un núcleo atómico sin producir fisión, de suerte que se fusionan para formar un núcleo más pesado, que luego se desintegra provocando una transmutación atómica.
Estos neutrones como los núcleos diana, deben moverse a velocidades parecidas, es decir, deben tener temperaturas similares para que se dé la fusión.
2) Captura de protones
El otro proceso por el cual se pueden crear núcleos más pesados es por la captura de protones. La repulsión eléctrica es muy alta y determina que la captura de un protón sea mucho más difícil que la de un neutrón. Para ser absorbido por un núcleo, un protón libre debe ser muy energético. Esto depende de la explosión de una supernova.
3) Captura de electrones
Por este proceso, los electrones son capturados por los núcleos y transforman a los protones en neutrones. Se produce en los procesos de formación de las estrellas de neutrones
VIAS ALTERNATIVAS A LA NUCLEOSINTESIS ESTELAR
Todo lo comentado en este apartado de nucleosíntesis, aparece perfectamente explicado y desarrollado en innumerables publicaciones científicas o divulgativas. Hemos intentado hacer un resumen comprensible que permitiera tener una idea general. Ahora, de la misma manera, intentaremos presentar toda una serie de datos objetivables que pueden llevar a valorar la posibilidad de que todas o algunas de las transmutaciones de elementos que se puedan dar, ya sean de sutilización o de condensación de materia, se pueden realizar en procesos que impliquen un menor gasto energético que el de la destrucción total de un sol y la creación de una supernova. Cuesta entender ciertamente que, para hacer un gramo de oro, tenga que morir una estrella. Cierto que el oro brilla, que es muy bonito, pero es muy caro astronómicamente hablando. No se trata de un razonamiento poético, que bien podría serlo, sino más bien de la aplicación práctica de una regla energética. Uno de los principios más básicos de la naturaleza es la realización de cualquier proceso fisicoquímico con el mínimo gasto energético. Si ha de realizar una función y hay dos maneras de hacerlo, la naturaleza escogerá la que le suponga un menor gasto energético. Otra de las grandes claves de la naturaleza, es que por lo general, prefiere que todos los procesos, incluidos los referentes a las transmutaciones, se puedan dar en los dos caminos, en el de ida y en el de vuelta. Esto haría considerar que las transmutaciones han de seguir estas dos características básicas. Con esto claro, estaría bien empezar a desarrollar el tema de la nucleosíntesis hablando de varias teorías alternativas.
1) Captación de rayos cósmicos corpusculares
Bajo el prisma del Rombo, la posibilidad de creación de elementos pesados, a partir de ligeros, nos orienta hacia la acción de los rayos cósmicos sobre el sol.
Partimos de una información relevante y es que los rayos cósmicos iniciales, adquieren una polaridad positiva al absorber un protón, y que su polaridad, no queda completa hasta que nuevamente choca con nuevos elementos, con átomos más densos para formar materia.
A partir de esta valiosísima información, podemos analizar el fenómeno de la densificación del material solar y ver si existe una posibilidad de que este suceso, pueda estar relacionado con la presencia de rayos cósmicos y su influencia en el material plasmático del sol.
Aparecen a menudo en ciencia, trabajos que abren la posibilidad de que se puedan dar procesos de cambio de identidad atómica sin que haya necesidad de una enorme cantidad de energía. Pensamos que la hipótesis de la creación de materia pesada gracias al aporte de la radiación cósmica va en esta línea.
En definitiva, la idea sería ver si es posible que sin la necesidad de que el sol se muera, o estalle o realice cualquier pirueta cósmica mortal, es capaz de crear algo más pesado que el Hierro. Con los conocimientos actuales, eso no es posible a no ser que el sol se consuma, y entre en su fase final, que es un momento en que la temperatura y la presión suben lo suficiente como para que se permitan estos procesos de fusión. Pero con la hipótesis de la creación de materia pesada a través de los rayos cósmicos, se abre una nueva vía de estudio. Vamos a intentar explicarla someramente.
Ante todo, hemos de considerar un hecho muy elemental. El átomo está hecho de protones y neutrones en el núcleo y electrones en el exterior.
Hemos de considerar que para que podamos subir desde el Hierro hacia arriba en la tabla, hemos de añadir protones (que son los que dan el número atómico), neutrones (que son los que junto con los protones dan la masa) y electrones. Además, quizá, podemos necesitar radiación gamma para producir algún cambio en el núcleo.
No podemos olvidar bajo ningún concepto las llaves más importantes para poder realizar todo esto: La fuerza fuerte, la fuerza débil y el electromagnetismo, aunque la astrofísica no las mencione demasiado.
Si tuviéramos una fuente que suministrara estos cuatro componentes atómicos básicos al mismo tiempo, quizá la naturaleza, encontraría algún sistema barato y eficaz para ir juntando las piezas a su antojo y como quien hace una construcción con piezas de plástico, montar una estructura con 79 protones, 79 electrones y 118 neutrones.
La tecnología actual apenas tiene 100 años y la tecnología del cosmos data desde su inicio, así que sin ánimo de menospreciar nuestra “tecnología puntera”, es posible pensar que el universo ha encontrado posibles respuestas en estos millones de eones, y ha puesto en marcha soluciones muy económicas y mucho más sencillas que las que propone nuestro actual modelo astrofísico.
No dudamos que el modelo actual pueda ser cierto, pero pensamos que es muy probable que exista un sistema de fusión más económico. Este sistema puede estar basado en la utilización de la energía de la radiación cósmica, que es una fuente inmensa de energía gratuita.
Como sabemos, el sol está siendo bombardeado continuamente por rayos cósmicos, que en su mayor parte, son protones que se mueven a una velocidad cercana a la luz y que transportan mucha energía.
Es posible que algunos de estos rayos cósmicos hechos de un protón, lleguen a la superficie solar y sean absorbidos con una dificultad menor de la prevista por algún núcleo atómico y pasen a formar parte de la estructura nuclear que sería en ese momento, más masiva. Esto puede necesitar muchos pasos y ser una reacción múltiple y complicada, pero, es posible.
Imaginemos el chubasco energético producido por un rayo cósmico, que en teoría choca con una estructura atómica de la atmósfera solar, pongamos por ejemplo un átomo de Nitrógeno. En esta reacción, se dan los tres componentes de la cascada. Observamos los tres componentes: la electromagnética, la componente dura y la nucleónica, con liberación de neutrones y protones.
Vemos que, en la atmósfera, ese rayo cósmico primario, genera a su vez por arrancamiento del átomo denso receptor, una lluvia de protones y neutrones que siguen descendiendo. Ahora imaginemos que ese mismo rayo cósmico inicial o uno de sus “descendientes”, acaba su trayecto en la superficie del sol. Cuando impacta en la superficie, pueden interaccionar con los átomos complejos presentes allí y producir una serie de reacciones nucleares que generan neutrones de alta energía.
Estos neutrones pierden energía por colisión con núcleos atómicos próximos que capturan esa energía, los cuales, quedan en un estado excitado y posteriormente vuelven a su estado normal emitiendo el exceso de energía en forma de radiación gamma. Puede suceder también que el neutrón vaya perdiendo energía hasta que un núcleo atómico lo captura. El átomo que captura el neutrón sigue los mismos pasos y para perder el exceso de energía emite un rayo gamma. En ese momento, tenemos un isótopo del anterior elemento. Tiene el mismo número atómico, pero pesa más.
Con los protones que llegan a la superficie, puede pasar algo parecido y tener la posibilidad de ser incorporados directamente a estructuras atómicas, formando átomos más complejos.
En el primer caso, un átomo capturaba un neutrón, y ahora ha capturado un protón, pero en los dos casos, se ha producido un cambio atómico.
Ahora, nos quedaría teorizar la acción de los electrones, que como sabemos, forman parte también de la lluvia cósmica. Sabemos que los electrones pueden interaccionar con los protones de los átomos y transformarlos en neutrones, con lo que se vuelve a producir otro cambio atómico. El resultado final de estas tres reacciones es que, con la captación de neutrones, protones o electrones, producimos nuevos elementos más pesados a partir de elementos más sencillos y con procesos relativamente sencillos.
3) Captación de rayos cósmicos no corpusculares
Estos rayos cósmicos no corpusculares, pueden llegar al sol en toda su gama de frecuencias procedentes de cualquier estrella. Sabemos que los cuerpos estelares, emiten toda la serie de radiaciones que llegan al sol.
Estas radiaciones, pueden llegar por esta vía o como subproducto de un Rayo cósmico primario, en el proceso que citábamos antes de la formación del chubasco de partículas.
Dentro de todo este grupo de fuerzas electromagnéticas, se encuentra la radiación más energética, la más sutil, la que tiene más capacidad de realizar cambios en los núcleos de los átomos. Es la radiación gamma.
Es por eso, aunque todas las formas de energía interaccionan con la materia y son capaces de producir cambios en ella, es lógico pensar que en concreto, las radiaciones electromagnéticas de alta frecuencia, son las que tienen mayor capacidad de incidir y provocar cambios estructurales, aunque todas las demás radiaciones electromagnéticas también pueden realizarlo por otras vías. Todo el espectro electromagnético interacciona, estimula, hace vibrar y provoca cambios electrónicos y atómicos en la materia. Todas las vibraciones pueden estimular, dar calor, hacer vibrar, provocar cambios en la estructura de la materia e incluso hacer que un elemento, al experimentar modificaciones sustanciales, se convierta en otro. Hay interacciones entre la energía y la materia que están muy estudiadas, pero hay otras que no. Sabemos cómo los rayos gamma, los rayos X y los UV, pueden incidir en la materia, provocando cambios estructurales atómicos, pero no queda tan clara la acción de las otras radiaciones de menor frecuencia (Radio, microonda, IR), aunque es muy posible que puedan también producir cambios atómicos estructurales importantes, trabajando solas o en colaboración con las radiaciones de frecuencias mucho más altas.
Con todo esto, queremos decir que todas las radiaciones emg, tienen una incidencia en la materia, en los elementos primarios, y son capaces de dar temperatura, estimular, hacer vibrar, descomponer y crear nuevos elementos a partir de los anteriores realizando cambios en el interior o en el exterior del átomo.
Las radiaciones emg dan vida y crean átomos elementales. Dicho así, suena muy altisonante, pero no lo es. La energía, incide en la materia y provoca cambios. Tiene la capacidad de entrar en el interior de las estructuras y realizar movimientos y cambios en las partículas. Lo curioso de todo esto, es que todas estas radiaciones que podrían ser eficaces para realizar cambios en la estructura del sol, o se originan allí o vienen de la radiación estelar.
Es decir que, si el sol quiere realizar cambios en la estructura de los elementos, y estos se pueden hacer con radiaciones electromagnéticas, tiene muy cerca de sí mismo las herramientas para realizar tales cambios. El mismo, las genera todas, y si no tiene suficientes, las puede recoger sin ninguna dificultad de todo el cosmos.
Esta manera de ver las cosas hace que nos planteemos cuestiones que pueden parecer muy irreverentes hoy en día en el fortificado mundo teórico de la nucleosíntesis estelar. Miramos pues con cierto escepticismo las hipótesis oficiales y mantenemos viva la posibilidad teórica de que el sol tenga la capacidad de generar por sí mismo los 144 elementos primarios estando vivo y sin necesidad de que tenga que extinguirse para crear un átomo de oro.
Esta teoría, se puede soportar por la lógica y por la observación de lo que acontece en el mundo de las transmutaciones de elementos en el mundo mineral, vegetal y animal y humano. Cuando observamos que la naturaleza es capaz de transmutar elementos en todos los reinos, no queda ninguna duda que lo puede hacer en el sol, y quizá con muchas más posibilidades. Nos adentraremos muy superficialmente en este mundo de las transmutaciones atómicas con procesos de baja energía para empezar a ver cómo puede funcionar la naturaleza en este aspecto.
Figura. Creación de materia y energía a partir de un rayo cósmico
TRANSMUTACIONES CON BAJA ENERGIA
TRANSMUTACIONES ALQUIMICAS
En la alquimia tradicional, que es la primera ciencia que habla de la transmutación de la materia, el alquimista y filósofo del fuego, ha de seguir los pasos de la naturaleza para conseguir la piedra filosofal. Y es por eso, que el alquimista, intentaba seguir en sus trabajos, en sus esquemas e incluso en el fuego del atanor, los ritmos que marcaba la naturaleza.
La alquimia partía de un principio que ahora, nos resulta familiar. Su trabajo se movía en el ámbito del reino mineral, y consistía en poder unir dos principios activos gracias a la ayuda de un tercero. El primer elemento era conocido crípticamente como “el sol” y el segundo como “la luna”. Estos dos principios minerales representaban a las dos polaridades. El sol era el masculino y la luna era la femenina. Para que ambos se unieran, se precisaba de una materia neutra, conocida como “el fuego secreto” que tenía la propiedad intrínseca de atrapar y condensar funciones y radiaciones del astro rey para propiciar esta unión e introducir la necesaria fuerza solar dentro del matraz. La unión de estas tres materias, pasaba por un lento proceso, dividido en siete fases, al final de las cuales, la materia obtenida, que recibía el nombre de piedra filosofal, tenía unas cualidades muy particulares.
Figura. La Piedra Filosofal. El final de la Obra.
Este purificado material, tenía la propiedad de producir transmutaciones en la materia. La piedra filosofal ya finalizada, podía optar por dos caminos: Su transformación en Medicina Universal o en polvo de proyección. La Medicina universal, estaba preparada de una manera que pudiera ser tomada por el ser humano y poderlo curar de dolencias y otorgarle un buen estado de salud, quizá por los cambios atómicos que podía realizar. El polvo de proyección se podía aplicar sobre metales (por ejemplo, el Plomo) para producir una curación, una elevación y una transmutación, para convertirlo en elementos metálicos muy próximos en la tabla periódica, pero dotados de una gran pureza.
Así, por ejemplo, desde el Plomo, por pérdida de 3 o 4 protones y algunos neutrones, se podía obtener Oro o Platino.
El alquimista, es capaz de pasar del plomo a otros elementos de menor número y masa atómica. No hay ningún inconveniente desde un punto de vista físico para tal operación. Solo hace falta conocer cómo opera la naturaleza y en concreto como es capaz de recibir la radiación solar para producir estos cambios estructurales.
El siglo XX ha dado bastantes alquimistas, Filósofos del Fuego y Adeptos en este país, que han trabajado en el anonimato y que han conocido y conocen actualmente esta ciencia. Algunos de ellos, que no viven como eremitas ni como mujeres u hombres solitarios y asociales, están entre nosotros y llevan una vida normal, pasan totalmente desapercibidos y han sido discípulos del alquimista Simón H.
Este Maestro alquimista, que ha escrito bastantes obras de Alquimia ha relanzado esta ciencia y ha puesto de manifiesto que ciertas opciones de la física son posibles, aunque parezcan extrañas.
En la alquimia tradicional, se trabaja con bajas energías y con este sistema se pueden producir transmutaciones o cambios estructurales en el alquimista y al mismo tiempo en el matraz. El filósofo del fuego se unifica con su creación y por empatía y necesidad, va experimentando en su interior los cambios que se realizan en el matraz hasta llegar al final de la Obra.
Transmutaciones biológicas
Las transmutaciones como hemos visto se pueden dar en otros sitios aparte del sol y de los aceleradores de partículas. A veces, un sencillo matraz, la materia adecuada, el fuego y la paciencia pueden ser suficientes para realizar transmutaciones a baja energía.
A lo mejor, para hacer el tema más asequible a todos nosotros, estaría bien empezar por un fenómeno más asequible, más familiar, muy conocido, y que además, nos permite vivir a todos los habitantes de la tierra: Estamos hablando de la fotosíntesis.
Existe en todo el planeta, una forma muy curiosa de utilización de las frecuencias lumínicas. Las plantas, a través de los cloroplastos, sintetizan directamente de la luz dos moléculas, el ATP y el NADPH. Transforman de esta manera, la energía luminosa en moléculas que transportan esta energía solar, condensada en energía química. Este proceso de captación de vibraciones cósmicas y su condensación en materia, se llama fotosíntesis. Este proceso, crea materia a partir de la energía solar. Y este proceso, no lo hacen las plantas con una gran explosión o en un acelerador de partículas o con algún otro ingenio tecnológico.
Posteriormente, estas dos moléculas, en presencia de CO2, transforman o transmutan el CO2 en O2 e Hidratos de Carbono, que son los azúcares que circulan por la planta y la alimentan. Es decir que la planta, sin demasiada dificultad, condensa la luz en materia, crea moléculas y estas, a su vez, transmutan el CO2 en O2 e hidratos de Carbono.
Las plantas condensan la luz en materia y hacen transmutaciones. Esto es así, Y lo hacen con muy poco gasto. El rendimiento es altísimo. El ser humano utiliza la energía solar condensada en forma de hidratos de carbono para su supervivencia. Puede comer plantas directamente o animales que comen plantas, pero la energía solar se introduce de esta manera, a través de los hidratos de carbono, en toda la cadena alimentaria y evolutiva de las especies.
El estudio de la fotosíntesis, del funcionamiento de las plantas y de su interacción con el suelo, ha llevado a conclusiones posteriores muy sorprendentes. Los estudios que más nos llamaron la atención hace ya muchos años, fueron los del Dr. Louis Kervran. Aparecieron en un libro que se titulaba “Las transmutaciones biológicas y la física moderna”. En este estudio científico, Kervran demostraba como las plantas producían durante su vida cambios en la composición del suelo. Las plantas eran capaces de producir transmutaciones atómicas de los elementos que inicialmente se encontraban en los recipientes donde eran colocadas las plantas en estudio.
Los recipientes, partían de una tierra de la que se conocía perfectamente su composición. Al cabo de un tiempo, la fórmula de la tierra había cambiado ostensiblemente. El trabajo de Kervran (Universidad de París) que fue el investigador más ardiente de la transmutación biológica, le valió una nominación para el Premio Nobel.
Kervran explicó varias de estas reacciones nucleares, detallando como la naturaleza movía partículas de un núcleo al otro, en un tipo de transmutación biológica completamente diferente al de las fisiones o fusiones atómicas. Los trabajos de este investigador se trasladaron también al mundo del suelo y subsuelo, donde en su libro “Las pruebas en geología y física de las transmutaciones a baja energía”, se explican las transmutaciones que tienen lugar en el suelo.
En el ser humano, se conocen desde hace tiempo, algunas peculiaridades fisiológicas que hacen suponer que, dentro del organismo, existen líneas de transmutación atómica. Es sabido que hay personas que hacen desaparecer rápidamente el Hierro del organismo, Otras, transforman con toda celeridad el Potasio en Sodio, haciendo que a pesar no ingerir Sodio y sólo Potasio, los niveles de Sodio, sigan estando en un nivel alto. De estos ejemplos, podríamos citar unos cuantos más, que explicarían cómo es posible que a pesar de la administración continua de un elemento, éste, siempre se encuentre en unos niveles deficitarios ya que al entrar en la vía metabólica, se transforma rápidamente en otro elemento por error o por necesidad.
La transmutación del Karma
Otros tipos de transmutaciones que se dan con procesos de baja energía, y que no precisan de grandes cantidades de energía, son los referentes a las transmutaciones psíquicas y morfológicas que se dan en las personas que están en un camino evolutivo.
Aunque todos venimos de caminos diferentes, hemos coincidido en la enseñanza de la SFR. El trabajo continuo sobre la figura ha hecho que en el deseo de evolucionar y de encontrar respuestas a todas las preguntas, llegase de los solícitos rayos cósmicos, el aporte del fluido necesario para la transmutación personal.
El laborioso desarrollo del Rombo ha implicado recubrir y vestir con bonitas vestiduras el simple esqueleto estructural que existía al principio de la enseñanza. Poco a poco, en la medida que lo hemos ido estudiando y vistiendo de nuevas y mejores informaciones, hemos tenido que integrar en nuestro cerebro y corazón, todos esos nuevos datos.
Muchos de estos conocimientos, hacen que la misma vida se sienta como algo distinta, y los cambios que se producen, invitan a realizar algunas variaciones en los hábitos de pensar o de actuar. Estas innovaciones, aunque de una manera no ostensible, conducen gracias a un progresivo cambio estructural, al desarrollo de un soporte vital adecuado para la adquisición de nuevas características psico-morfológicas, capaces de buscar por ellas mismas la transmutación a estados superiores. Estos nuevos conocimientos y todo el trabajo que se está realizando ahora sobre el perfeccionamiento de la figura, ha de permitir poder conseguir el objetivo que tiene fijado el Rombo, que es el de proporcionar conciencia de cuarta dimensión al ser humano, tan necesaria para poder mejorar la vida en la Tierra.
Y con toda seguridad, este cambio de conciencia, que se ha de producir en todo el planeta, es necesario para que se realicen las transformaciones que han de sacar a la Tierra de la situación evolutiva en la que se encuentra y elevarla a una nueva posición dentro de la escala planetaria.
No pensamos que sea nada fácil poder cambiar el nivel de conciencia de todo un planeta, pero sin duda, es el único paso realmente efectivo. La verdad es que nuestra conciencia actual y nuestros deseos equivocados, nos llevan a menudo a sentir la irrupción repentina en nuestra vida de los señores del Karma para intentar corregir todos los desperfectos a los que nos ha llevado nuestra equivocada actitud y pensamiento.
La aparición en todo el planeta de estas sagradas fuerzas reparadoras, en cualquier tipo de aparición que realicen, va acompañada a menudo, de dolor o de dificultades. Cuando aparecen estas fuerzas, ya sea a nivel particular, social o planetario, se hacen patentes las obligadas incomodidades del karma, con la presencia de sensaciones y emociones negativas, por lo que todos nosotros, notamos un descenso del nivel del bienestar y de la felicidad en cuanto detectamos su presencia. Esto es inevitable, pero cuando aparecen estos desórdenes, deberíamos procurar dentro de nuestros conocimientos y aptitudes, que su acción dolorosa, pudiera ser relativizada, aligerada o incluso inactivada si eso fuera posible. No se trata de que podamos cambiar o anular el Karma que se presenta, pero sí de que podamos hacerlo más aceptable, tolerable y comprensible.
Seguramente, exista más de un lugar y más de una manera de registrar el Karma, pero, de momento, sabemos que uno de los lugares donde toda la información karmática, se puede guardar, es en el código genético, en la molécula magnética del ADN.
En esta estructura, de reciente descubrimiento y de la que sabemos aún bien poco, se almacenan informaciones que van desde la fabricación de una proteína, a la digestión de una manzana, hasta el registro de la especie y del individuo. Allí se encuentra nuestra historia personal completa, nuestra manera de ser, de pensar, y de actuar.
En este súper registro, localizado en los cromosomas, se asienta de una manera legible y corregible nuestra manera de ser. Esta es una de las zonas donde los Señores del Karma, pueden realizar sus acciones correctoras.
Todas nuestras actitudes egoicas, incívicas, violentas, y animales, están grabadas desde hace milenios en nuestro código genético, retrasando y haciendo más lenta y pesada la evolución. La eliminación de este lastre conductual y genético puede aligerar notablemente nuestra vida, dar mayor felicidad a nuestros días y aliviar, cambiar o transmutar el Karma, ya que, en definitiva, de él, depende nuestra vida, felicidad y evolución.
Estamos diciendo con todo esto que de la misma manera en que existe la posibilidad teórica de que gracias a la radiación cósmica y su utilización, el sol cambie de estructura y pueda transmutar unos elementos en otros, la Tierra, los animales y los seres humanos pueden hacer lo mismo. La radiación cósmica, la lluvia de Rayos cósmicos corpusculares y electromagnéticos es la energía que es capaz de producir cambios funcionales y estructurales en todos los seres vivos. Para ello, hay que poner en el crisol a todos los elementos primarios, aplicarles un fuego cósmico adecuado y recoger el fruto de su trabajo.
Nos encantaría pensar que nuestro sol fuese capaz de ir más allá del Hierro para poder crear elementos primarios más pesados y también que fuera capaz de crear elementos más sutiles que el Hidrógeno para inundar a todo el universo con su espectacular creación.
Pensamos que lo puede hacer y que lo hace.