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El espacio-tiempo

Einstein realizó dos teorías acerca del Espacio y del Tiempo. La primera, fue la teoría de la Relatividad Especial. Con ella, se vio que lo que supuestamente era una constante absoluta (el Tiempo), era en realidad un factor variable. No sólo eso, sino que el Espacio también lo era y ambos dependían de la velocidad con la que se movía un objeto. El Tiempo y el Espacio dejaron de ser absolutos y sus valores pasaron a ser relativos a la velocidad que llevaba el cuerpo en movimiento.

La segunda teoría, fue la de la Relatividad General en la que describió la aceleración y la gravedad como aspectos distintos de una misma realidad. La gravedad deformaba y curvaba el Espacio-Tiempo ya que éste, estaba vinculado con la masa y la energía presentes en un cuerpo.

Con estas dos ideas, nos podremos adentrar en el siguiente escrito que, desde un punto de vista muy elemental, intentará hacernos ver y comprender desde la perspectiva del Rombo cómo se comportan el Espacio y el Tiempo respecto a la velocidad y a la gravedad.

LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD ESPECIAL

Los estudios del matemático Minkowski le condujeron a considerar las propiedades geométricas de los espacios con un número indeterminado de dimensiones. En 1907 observó que la teoría Especial de la Relatividad, presentada por Einstein en 1905 y basada en trabajos anteriores de Lorentz y Poincaré, podía entenderse mejor en una geometría no-euclidiana sobre un espacio de cuatro dimensiones en el que el Tiempo y el Espacio no eran entidades separadas sino variables ligadas en el espacio de cuatro dimensiones del Espacio-Tiempo.

Esta representación ayudó a Einstein en sus trabajos posteriores que le llevaron al desarrollo de la teoría de la Relatividad General, donde el campo gravitatorio se explicaba como el efecto geométrico de la curvatura Espaciotemporal de cuatro dimensiones (las tres dimensiones espaciales más una dimensión temporal que sólo puede recorrerse hacia el futuro).

Hemos comentado ya en varias ocasiones que (en general) la física actual, desde hace más de un siglo, ha asimilado este concepto y atribuye al Tiempo un valor dimensional. En cambio, bajo la perspectiva del Rombo, el Tiempo no disfruta de este tratamiento singular.

El pensamiento del Rombo sobre el concepto no dimensional del Tiempo, está compartido hoy en día por algunos físicos que afirman que “la teoría del tiempo como la cuarta dimensión del espacio es falseable y hay pruebas de que hay fuertes indicios de que esta idea podría estar equivocada.”

Desde la óptica del Rombo, no se contempla al Tiempo como la llamada “cuarta dimensión”. Hablamos de 7 dimensiones, y el Tiempo, que está en cada una de ellas, (al igual que el Espacio), no tiene en sí mismo el reconocimiento propio de una dimensión. El Espacio-Tiempo es un conjunto indisoluble, un continuo que está presente en cada una de las dimensiones, en menor o mayor grado de manifestación.

Hace algunos años, ya Minkowski, habló de esta unidad indisoluble espaciotemporal y proclamó: “De ahora en adelante el espacio y el tiempo, separados, están condenados a desvanecerse como meros espectros y solo una especie de unión de ambos, gozará de una existencia independiente “

Desde entonces, así lo entiende la física. Nosotros también hemos asimilado este concepto y vemos que ambos valores están fuertemente unidos, haciendo que la capacidad de expresión del Espacio permita la emergencia del Tiempo. Ambas manifestaciones están unidas, y forman un entramado en el que se expresa la vida dentro de las particulares condiciones materiales y energéticas que permite cada dimensión. Cuando el Espacio se expresa con más libertad, el Tiempo también. Cuando el Espacio se expande, el Tiempo se dilata. Cuando el Espacio se contrae, el Tiempo hace lo mismo.

Aunque todo es uno y Materia y Energía, ambas manifestaciones, que son las dos caras de la moneda, están plegadas la una sobre la otra. En el Rombo, como sabemos, la Materia está representada en la parte izquierda del Rombo y la Energía en la parte derecha. Pero esto es solo un esquema didáctico, algo que nos permite analizar y abrir las posibilidades de expresión de las leyes físicas que se observan en la Sagrada figura. Ambas manifestaciones se pueden estudiar separadamente para facilitar su comprensión, pero en realidad, como bien sabemos, están fusionadas y plegadas y unidas la una y la otra.

En este esquema, la parte más compacta de la Materia se encuentra en la 1ª dimensión. Allí es donde están unidos todos los elementos primarios, formando un bloque más o menos homogéneo. La parte más compacta de la Energía se encuentra en la 7ª dimensión, donde también se puede observar como la Energía se halla formando una unidad y un compacto bloque energético.

A partir de la 1ª dimensión, las manifestaciones de la vida van aumentando su pulso de vida, su vibración, se van liberando y el Espacio-Tiempo empieza a descomprimirse progresivamente, a liberarse, permitiendo que se vayan manifestando y expandiendo paulatinamente y de una forma simultánea el Espacio y el Tiempo.

A veces, los estudiantes del Rombo, pensamos que el Tiempo aparece en la segunda dimensión y desaparece en la sexta dimensión porque hemos memorizado el esquema clásico inicial del Rombo sin haberlo interiorizado demasiado ni haber reflexionado suficientemente sobre esta cuestión.

Si recordamos el esquema de las dimensiones, observaremos efectivamente como el concepto Espacio-Tiempo aparece entre la segunda y la sexta dimensión, pero un análisis más detallado de los datos iniciales nos hará reflexionar sobre esta cuestión y seguramente cambiar de razonamiento. Para refrescar el concepto del Tiempo, deberemos recordar los primeros conceptos que manejamos acerca del Tiempo.

“El tiempo, se debería poner en la segunda dimensión, pero que casi lo podríamos poner en la primera. La primera es solamente cuando los elementos primarios entran en manifestación, cuando aún no han adquirido estructura, solamente, por decirlo de alguna forma, dicen: ahí estamos. Es en la primera cuando esta manifestación se concreta y busca adquirir forma, crea el primer movimiento y el movimiento es lo que nos hace concepto Tiempo. Al mismo tiempo, en la sexta, desaparecía el concepto Tiempo porque desaparece el movimiento, o sea, que el tiempo va de segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta. El tiempo parece pararse cuando llegamos a unas regiones donde la forma desaparece.”

El texto nos invita a pensar más detalladamente en la génesis del Espacio y del Tiempo. Y observamos que, aunque a nivel práctico, casi todos situemos al Espacio-Tiempo entre la segunda y la sexta dimensión, hemos de observar que realmente, el Espacio-Tiempo empieza tímidamente a manifestarse en la primera y desaparece en la séptima. Allí donde existe el primer movimiento (aunque sea inapreciable o virtual), aparece la primera manifestación de la materia. A partir de esta mínima manifestación del Espacio que se da en la primera dimensión, la vida se va liberando, se va manifestando y necesita obviamente de la dilatación del Espacio y del Tiempo para que pueda tener lugar y pueda expresarse en plenitud. Esta liberación progresiva, hace que la Materia desde la parte izquierda se mueva y se abra hacia la derecha.

En la 4ª dimensión, la Materia y la Energía son ya muy sutiles, están muy deslocalizadas, dispersas y libres, la manifestación y el movimiento son libres y el continuo Espacio – Tiempo, es muy fluido.

A todos nosotros, nos gustaría poder entender este complejo fenómeno de la manifestación Espacio- Temporal a través de un modelo práctico que fuera extremadamente simple y muy fácil de entender. Tenemos al Rombo, el cual ya por su mismo dibujo, por su geometría, nos muestra como el Espacio-Tiempo que se observa en cada dimensión, va abarcando cada vez más superficie en la medida en que nos vamos moviendo por las dimensiones, ya sea desde la derecha o la izquierda. Como vemos claramente, y en la medida que vamos hacia el centro de la figura, hacia la cuarta dimensión, la superficie que ocupa el continuo Espacio-Tiempo dentro de la figura es mayor.

Pero además de esta representación estática del Espacio-Tiempo, utilizaremos la figura clásica del Rombo en movimiento para intentar comprender un poco más profundamente este problema. Para ello, partiremos de la figura bidimensional, e imaginaremos que la figura empieza a rotar, a dar vueltas sobre el eje de la diagonal mayor. Al hacerlo, observaremos que la zona que más rota, que más Espacio recorre en una vuelta completa, en un ciclo completo, es el punto central de la zona verde, el correspondiente a la 4ª de la 4ª dimensión. Y, al contrario, la zona que menos se mueve, la que menos Espacio recorre en un ciclo, es la correspondiente a los puntos extremos de la 1ª y 7ª dimensión.

Imaginemos que el ciclo de tiempo que damos al experimento es de 1 segundo. En esta unidad de tiempo, toda la figura hecha de luz tiene que haber completado un ciclo completo, un giro de 360º.

Vemos perfectamente como el punto central de la 4ª dimensión recorrerá un espacio circular grande, al que le daremos un valor cualquiera, por ejemplo 300.000 Km. Así, el punto central de la 4ª dimensión se habrá desplazado a una velocidad de 300.000 Km/segundo en un ciclo.

Por otro lado, en los extremos de la 1ª y 7ª dimensión, y durante un ciclo completo, el punto primigenio de estas dimensiones habrá recorrido 0 Km en 1 segundo. Estos puntos se habrán desplazado a una velocidad de 0 Km/segundo.

Los extremos son los puntos del Rombo que menos recorrido realizan

Figura. Los extremos son los puntos del Rombo que menos recorrido realizan

Si al punto extremo de la 1ª y 7ª dimensión le llamamos laboratorio número 1 y al punto central de la 4ª dimensión, le llamamos laboratorio número 2, veremos que, aunque el Tiempo ha sido el mismo para ambos laboratorios, el Espacio recorrido por ambos laboratorios ha variado mucho. Podemos imaginar las experiencias por las que ha pasado el laboratorio número 1, no ha habido Espacio por donde poder moverse. No ha habido casi manifestación. No ha habido movimiento. Casi no ha habido ninguna experiencia. Aunque ha pasado un segundo de tiempo, no se ha generado casi ningún Espacio. No ha ocurrido casi nada. En cambio, podemos imaginar lo que ha sucedido en el laboratorio número 2. En un segundo, se han recorrido 300.000 Km. Se ha generado mucho Espacio, se han creado muchas experiencias y el Tiempo ha parecido dilatarse porque, aunque sólo ha pasado un segundo, las manifestaciones del laboratorio número 2, han podido vivir un sinfín de experiencias creadas por el mismo Espacio y Tiempo. Se ha creado velocidad y con ella, una vivencia muy prolífica.

Como hemos visto, en este ejemplo de un cuerpo en rotación, el Espacio-Tiempo ha variado mucho en los dos laboratorios. En el primer laboratorio (1ª-7ª dimensión) la velocidad ha sido cero. El Tiempo ha pasado casi sin experiencias. En el segundo laboratorio (4ª dimensión), la velocidad ha sido la máxima y el Tiempo ha transcurrido con la máxima cantidad de experiencias posibles.

Y en el Rombo, no tenemos sólo dos laboratorios de experimentación, sino como mínimo siete laboratorios importantes (siete dimensiones). Así que, en cada dimensión, la velocidad de desplazamiento es distinta, el Espacio que se recorre es particular y por tanto la percepción del Tiempo también.

Ya que la manifestación del Espacio-Tiempo se va liberando en la medida que avanzamos por las distintas dimensiones, hemos de comprender que, dentro de una misma dimensión, los valores del Espacio-Tiempo son muy distintos. La compresión Espaciotemporal en la 3ª subdimensión dentro de la tercera dimensión es muy distinta a la dilatación temporal que se observa dentro de la 7ª subdimensión de la tercera dimensión. El Espacio-Tiempo varía en las distintas subdimensiones de la 3ª Dimensión

Estamos diciendo que, basándonos en el principio de la Relatividad Especial, la velocidad a la que se mueve un punto determina como se vive o se siente el Tiempo. Hablamos de un fenómeno general que, en el mundo de la Física clásica, se conoce perfectamente, pero que, en el mundo de las velocidades pequeñas, es poco cuantificable. Pero en cambio, cuando hablamos de altas velocidades, de velocidades muy elevadas y que se acercan cada vez más a la velocidad de la luz, el fenómeno de la dilatación del Tiempo relacionado con la velocidad con la que se desplaza un objeto se hace muy evidente.

En Internet, podemos encontrar sin dificultad calculadoras que nos hacen un cálculo exacto de la dilatación relativista del tiempo para cada velocidad. Solo hay que introducir la distancia en años luz al sitio que queremos ir, la velocidad en metros/segundo a la que nos desplazaremos y veremos cuanto tiempo relativista transcurrirá en el reloj del viajero. Con una calculadora así, veremos cómo se hace realidad la teoría de la dilatación del Tiempo, y sin duda, nos haremos mucha más conscientes de la realidad del fenómeno.

El primer libro que nos cayó en las manos y que hablaba sobre esta cuestión de la dilatación del tiempo, fue un ejemplar titulado “Que es La teoría de la relatividad”.

Es un libro sencillo, divulgativo, que explica con toda una serie de ejemplos familiares, que tipo de fenómenos relacionados con el Tiempo, tendrían lugar en un laboratorio que circulase a altas velocidades, aunque sin llegar al límite máximo establecido de la velocidad de la luz.

Extraeremos alguno de los ejemplos que se mencionan para que sirvan de sencilla ilustración. Empecemos con el ejemplo que nos habla de cómo pasa el tiempo de distinta manera según una persona esté en el andén del tren o esté subido en un tren de alta velocidad:

LOS RELOJES ESTAN CAPRICHOSOS

“Nos sentamos en el tren. Ante nosotros un ferrocarril muy largo por el que marcha el tren de Einstein. La distancia entre dos estaciones es de 864.000.000 de kilómetros. A velocidad de 240.000 kilómetros por segundo el tren de Einstein necesitará una hora para recorrer esta distancia. (240.000 x 60x60 = 864.000 Km).

En ambas estaciones hay relojes. En la primera estación, se sienta en un vagón un pasajero que antes de salir el tren comprueba su reloj con el de la estación. En ambos relojes son las nueve. Al llegar a la siguiente estación, el pasajero verá con asombro que su reloj se retrasó. En la relojería aseguran al pasajero que su reloj está en perfecto estado.”

A alta velocidad, el tiempo se ha dilatado

Figura 12. A alta velocidad, el tiempo se ha dilatado.

Y ahora vamos con el segundo ejemplo. Habla de un cohete que parte hacia una estrella lejana. Veremos como sienten el tiempo los viajeros y sus amigos de la Tierra.

EXCURSIÓN A UNA ESTRELLA

“En el cielo hay estrellas situadas a tales distancias de nosotros, por ejemplo, que el rayo de luz las recorre en cuarenta años. Como ya sabemos que el movimiento a velocidad superior a la luz es imposible, sería permisible llegar a la conclusión de que no se puede alcanzar esta estrella en un intervalo de tiempo inferior a cuarenta años.

Semejante razonamiento, sin embargo, es incorrecto, ya que no tiene en cuenta el cambio del tiempo relacionado con el movimiento. Supongamos que volamos hacia la estrella en el cohete de Einstein a la velocidad de 240.000 kilómetros por segundo. Para los habitantes de la Tierra alcanzaríamos la estrella transcurridos      

                                                           300.000 x 40

                                                           ----------------- = 50 años

                                                             240.000

Para nosotros, que volamos en el cohete de Einstein, este tiempo se reduciría, a la velocidad de vuelo mencionada, en la relación 10: 6. Por consiguiente, nosotros alcanzaremos la estrella no dentro de cincuenta años sino dentro de

                                                           6

                                                         ___ x 50 = 30 años

                                                         10

 

Aumentando la velocidad del cohete de Einstein y aproximándola a la velocidad de la luz, se puede reducir el tiempo necesario para llegar hasta tan lejana estrella en cuanto se quiera. Teóricamente, en un vuelo suficientemente veloz, se podría alcanzar la estrella y regresar de nuevo a la Tierra, si se quiere, ¡en un minuto! En la Tierra, sin embargo, habrían transcurrido de todas maneras 80 años.

El Tiempo se ha dilatado para el viajero

Figura. El Tiempo se ha dilatado para el viajero

Así es como definió Einstein la paradoja de los dos gemelos: Dos gemelos; el primero de ellos hace un largo viaje a una estrella en una nave espacial a velocidades cercanas a la velocidad de la luz; el otro gemelo se queda en la Tierra. A la vuelta, el gemelo viajero es más joven que el gemelo terrestre.

La teoría de la Relatividad ha sido capaz de derribar del pedestal el concepto absoluto del Tiempo; es decir ahora el Tiempo tiene un sentido relativo. Pero al Espacio, le ocurre algo similar. Hasta la teoría de la Relatividad, pensábamos que el tamaño de un cuerpo era absoluto, y sin embargo la teoría de la Relatividad nos obliga a reconsiderar ese pensamiento.

Tendremos que acudir a otro ejemplo del libro para poder entenderlo mejor:

LA ESTACION DE TREN

Supongamos que el tren de Einstein pasa rápidamente a lo largo del andén de la estación que tiene una longitud de 2.400.000 kilómetros.

¿Estarán conformes con esta afirmación los pasajeros en el tren de Einstein? Según la indicación del reloj de la estación, el tren recorrerá la distancia de un 2.400.000/ 240.000 = 10 segundos.

Pero los pasajeros tienen sus relojes, y de acuerdo con éstos, el movimiento del tren desde extremo del andén hasta el otro ocupará menos tiempo.

Como ya sabemos, será igual solamente a 6 segundos, Por consiguiente, los pasajeros concluirán con pleno derecho que la longitud del andén no es de 2.400.000 kilómetros, sino de 240.000 x 6 = 1.440.000kilómetros.

Como vemos, la longitud del andén desde el punto de vista del laboratorio que está en reposo respecto a éste es mayor que desde el punto de vista de otro laboratorio respecto
al cual se mueve el andén. Cualquier cuerpo que se encuentra en movimiento se reduce en la dirección del movimiento.

Son conceptos muy nuevos para nuestra manera de pensar y movernos en el mundo que conocemos. Cuesta entenderlos, pero debemos razonarlos.

En el laboratorio de nuestra vida diaria, objetivamente ni el Tiempo ni el Espacio se acortan o alargan. Pero subjetivamente sí, y mucho. En ocasiones, la distancia en metros entre la cama de la habitación y el comedor que está en la otra punta de la casa puede parecer inmensa o el tiempo en minutos que transcurre mientras esperamos una llamada urgente nos puede parecer eterno. Cuando estamos viendo una bonita película, y estamos dos horas frente a la pantalla puede parecer que han pasado 30 minutos. Y si en alguna ocasión, por alguna obligación y a nuestro pesar, tenemos que ir a ver a una persona que nos es desagradable y que vive a 200 Km, esa distancia se multiplicará por tres.

Cuando estamos bien y somos felices, el Tiempo pasa muy deprisa y parece que se dilate, y que en su interior quepa todo. Si realizamos un viaje de muchos Km para ver a una persona querida, la ilusión por verla recortará los Kilómetros a la mitad y el espacio se reducirá.

Sin que se enfade Einstein, podemos decir que, en nuestro mundo diario y subjetivo, parecemos sentir de alguna manera la teoría de la Relatividad. El Espacio y el Tiempo parecen variar según nuestro estado de ánimo, según nuestra felicidad y según nuestra frecuencia vibratoria. Cuando estamos en alta frecuencia y somos felices, el Tiempo parece dilatarse mientras que el Espacio se acorta.

¿Es este fenómeno una ilusión? ¿O realmente somos capaces de percibir en nuestra conciencia estas pequeñas variaciones espaciotemporales?

¿Somos capaces de sentir esas contracciones o dilataciones del continuo Espacio-Tiempo en nuestra vida diaria según el estado de conciencia en el que estemos o es solo una ilusión de la mente?

Sabemos que la Materia no se distribuye por igual manera en todas las dimensiones. La primera dimensión es donde se acumula más masa, donde hay más densidad material y donde la acción de las fuerzas gravitacionales es mayor. A partir de este punto del Rombo, la materia se va disgregando, se va liberando de las leyes físicas y al mismo tiempo, se va creando más Espacio, más movimiento, más velocidad y mayor dilatación de Tiempo.

Sabemos que, en la segunda dimensión, la materia se empieza a abrir, se comienzan a manifestar átomos y a crear Espacio y Tiempo. En la tercera dimensión, la materia se ha ido descompactando más, ha creado más Espacio y ya se han creado todos los cuerpos celestes, todos los planetas, con sus diferentes grados de evolución y todas las diferentes criaturas evolutivas.

El camino evolutivo de ascenso por las distintas dimensiones conlleva que cada vez se obedezca a menos leyes físicas. Inicialmente, la materia está muy unida a la fuerza gravitatoria, a las fuerzas nucleares y al electromagnetismo. Pero en la medida en que las estructuras evolutivas van perdiendo materia pesada, se van desvinculando de la fuerza gravitatoria, de las fuerzas nucleares y las estructuras se vuelven más sutiles, más ligeras y menos sujetas a todas estas leyes físicas. El ascenso dimensional de las estructuras vivas requiere pérdida de masa y de cohesión atómica y subatómica. Esto permite que los cuerpos hechos de materia más sutil puedan moverse y manifestarse sin tantas restricciones marcadas por las leyes de la física. Al sutilizarse los cuerpos y disgregarse en la materia más sutil que existe, se crea más libertad, más Espacio y el Tiempo se dilata de la misma forma.

Al final, quizá todos los elementos primarios, incluso los 30 elementos más sutiles que el Hidrógeno que existen y que aún no se conocen, se van disgregando, hasta convertirse en una materia energética muy ligera, y extremadamente sutil. Esta materia se va sutilizando hasta convertirse en luz heterogénea, en fotones de distinto color y de distinta frecuencia vibratoria, como un paso previo que los llevará a convertirse en el siguiente paso evolutivo en luz pura y homogénea al llegar a la sexta dimensión.

La Velocidad de movimiento que es otro valor de la libertad, se va haciendo cada vez mayor en la medida que ascendemos por las dimensiones hasta llegar a la velocidad de la Luz= C, cuyo cuerpo o cuya naturaleza corpuscular sin masa son los fotones.

Teóricamente, la velocidad de la luz es un límite que existe en el universo manifestado. De hecho, el Universo tiene algunos límites más, como por ejemplo la temperatura mínima que se puede alcanzar (-273ºC), o la masa crítica que puede tener una estrella antes de explotar, o la energía máxima que pueda contener un determinado vacío antes de implosionar, o la masa de un cuanto o el mismo peso de un protón. En nuestro universo, la Naturaleza tiene muchos límites que son principios fundamentales de la Física y que son leyes que se dan en sin que exista un motivo o explicación conocida para ello.

Y la velocidad de la luz es uno de ellos. Es cierto que un vehículo puede desplazarse rápido, o muy rápido, pero en la medida que se acerca más a la velocidad de la luz, va adquiriendo más masa y cada vez necesita más energía para obtener más velocidad, hasta tal punto que teóricamente, para llegar a la velocidad de la luz (C), la masa del objeto debería ser infinita y la energía para conseguirlo también.

Por lo que se sabe, sólo las partículas sin masa (como los fotones) pueden llegar a ese límite. Al llegar a la velocidad de la luz, el tiempo, que se ha ido dilatando progresivamente en la medida que la velocidad aumentaba, se detiene totalmente. En esa circunstancia, el tiempo deja de existir, y el pasado, el presente y el futuro coexisten en un mismo momento. No hay un antes ni un después.

Podemos decir que aunque para un observador en reposo, la velocidad de la luz está limitada a 300.000 km/segundo, por el efecto relativista de la dilatación del tiempo, dentro del vehículo de la misma luz, el tiempo se detiene totalmente y la velocidad de desplazamiento es infinita, instantánea y hacia cualquier lugar del Tiempo y del Espacio.

Es la percepción del observador externo lo que limita a la velocidad de la luz, pero si alguien pudiera ser como es la luz y esa luz fuera consciente de sí misma, percibiría que todas las cosas están sucediendo al mismo tiempo, lo que equivaldría a decir que se podría viajar de una punta del universo a la otra en un solo instante y bajo su percepción, todas las cosas pasadas, presentes y futuras, estarían sucediendo al mismo tiempo.

La máxima dilatación del Espacio es el Infinito y la máxima dilatación del Tiempo es la Eternidad vivida en un tiempo cero, y ambos conceptos están relacionados con los valores que atribuimos a la luz.

En el ejemplo teórico del Rombo en rotación que hemos expuesto antes, la máxima velocidad de rotación se daría en la parte central del cono, en la 4ª de la 4ª dimensión, en la   sede de la Ideación Divina, este agujero de conocimiento, esta fuente inagotable de líquido inalterable donde está el conocimiento de todo el pasado, el presente y el futuro. Donde está el Todo y la Nada.

Este ejemplo del cono en rotación que hemos expuesto ha venido a demostrar que en el sitio donde la velocidad de rotación es mayor, se puede dar el caso de llegar a la velocidad de la luz, donde el espacio y el tiempo pierden las referencias que tenemos en nuestro mundo físico. Esto, en este caso, sucede en la cuarta dimensión, pero sabemos que, en el esquema del Rombo, este fenómeno tiene lugar en la 6º dimensión. Así que, de alguna manera, esta 4ª dimensión comparte con la 6ª dimensión una manera especial de llegar a la velocidad de la luz, y de llegar a ese estado donde pasado presente y futuro convergen en un punto.

Pero ambas dimensiones, la 4ª y la 6ª, son muy distintas. Un sistema de llegar a la velocidad de la luz está basado en la velocidad de desplazamiento y el otro en la sutilización de la materia por ascenso frecuencial y su transformación en luz. La 4ª y la 6ª dimensión comparte la posibilidad de acceder a la velocidad de la luz, pero de distintas maneras.

LA TEORIA DE LA RELATIVIDAD GENERAL

En la teoría General de la Relatividad, se postula que la presencia de masa o de energía «curva» al Espacio-Tiempo. La dilatación gravitacional del tiempo es una consecuencia de la teoría de la Relatividad General de Albert Einstein, la que postula que el tiempo transcurre a diferentes ritmos en las regiones que tienen diferente potencial gravitatorio; cuanto mayor es la distorsión local del Espacio-Tiempo debido a la gravedad, más lentamente transcurre el tiempo.

Ahora, en este punto, quizá debemos parar un instante y hacer rápidamente un repaso general de lo que hemos dicho hasta ahora. Hay dos teorías de la Relatividad: Una vincula la dilatación del Tiempo con la velocidad de desplazamiento y la otra con la presencia de masa y energía.

En la teoría de la Relatividad Especial, los relojes que se mueven respecto a un sistema de referencia inercial (el observador inmóvil) van más lentos.

En la teoría de la Relatividad General, los relojes que están sometidos a campos gravitatorios mayores también van más lentos.

Aunque no lo sepamos, los efectos Relativistas tanto de la teoría Especial como los de la teoría General tienen sus efectos en los satélites que se encuentran en el espacio y que nos sirven para saber la hora que es, para poder ubicar correctamente nuestra localización y facilitar la correcta navegación. Los relojes atómicos que se hallan en los satélites GPS requieren una sincronización con los situados en tierra para lo que hay que tener en cuenta la teoría General de la Relatividad y la teoría Especial de la Relatividad. Hay como mínimo dos efectos relativistas que se han de considerar constantemente en estos relojes, ya que, si no, podrían producir un error diario de 38 microsegundos y otro error de 11-12 km en la localización de un objeto. En primer lugar, los relojes de la tierra están más sujetos a la gravedad, así que en ellos el tiempo se dilata y pasa más lento. En los satélites, la gravedad es menor y el tiempo pasa más rápido. En segundo lugar, los satélites GPS no están en una órbita geoestacionaria, sino que son móviles. Si se mueven en dirección Este, van más rápidos que la Tierra, así que, en ellos, el Tiempo se dilata con respecto a los de la tierra. Pero en cambio, si se mueven hacia el Oeste, van más lentos que la rotación de la tierra, así que su tiempo se contrae. Así sucede que los relojes del satélite GPS se desajustan continuamente de los relojes de la tierra y precisan un reajuste constante de cálculo para cada uno de ellos. Cada uno de los relojes está a una altura diferente (gravedad distinta), con órbitas diferentes y velocidades distintas (que pueden dilatar o contraer el tiempo). Así que al final, para solucionar el problema, tenemos que hacer sumas y restas porque se pueden producir desajustes temporales de signo opuesto.

Pongamos otro ejemplo: La teoría de la Relatividad General predice que el tiempo transcurrirá de una manera particular en un campo gravitacional más fuerte. La Relatividad Especial dice que el tiempo para un objeto que se mueve, irá distinto que en otro que está estático. Entonces, si pusiéramos un reloj en el polo terrestre, veríamos que la velocidad variaría respecto al que se coloque cerca del ecuador, debido a que la velocidad rotacional es menor en los polos y mayor en el ecuador. Pero, por otro lado, el reloj del ecuador marcaría otro tiempo ya que estaría más lejos del centro de gravedad de la tierra (la Tierra está achatada por los polos y no es totalmente esférica) y por tanto expuesto a un campo gravitacional más débil. En este caso, ambos relojes se desajustarían algo cada día uno respecto al otro.

Por lógica, y ya que estamos hablando de ejemplos prácticos, debemos pensar que estos dos efectos que se producen simultáneamente y que desincronizan un reloj con respecto al otro, han de poder tener también una lectura en el Rombo espaciotemporal personal diario. Pensemos que para quien tenga más masa corporal, el tiempo se dilata. Para quien viva en un ático, el tiempo se contrae. Para quien se desplace, el tiempo se dilata. Para una azafata de vuelo, el tiempo puede contraerse por la altitud, pero puede dilatarse si viaja hacia el Este. Son valores inapreciables, pero nos demuestran que, en nuestra vida diaria, sujeta a cambios mínimos de altura y velocidad, percibimos en los relojes las variaciones espaciotemporales debidas a la Relatividad Especial y General y esta teoría no es una entelequia que no nos influya en absoluto. Sin ellas, nuestra vida tecnológica actual sería imposible.

Pero pensemos que Einstein desarrolló estas teorías pensando en el macrocosmos, en el Universo, en la masa y la energía del cosmos, en la velocidad de la luz y en el Tiempo. Su fuente de inspiración fue el universo, y se centró en dos aspectos muy importantes: la gravedad y la luz. Para cada uno de estos dos aspectos de la Naturaleza creó una teoría. Fue más allá y se atrevió a hablar del Tiempo, el cual era tenido como un valor Absoluto hasta que describió su teoría de la Relatividad y vinculó sorprendentemente al Tiempo con la velocidad y la gravedad

EL TIEMPO EN NUESTRA VIDA DIARIA

El Tiempo marca el ritmo de nuestra vida. Nos despertamos, duchamos, comemos, trabajamos, nos relacionamos y dormimos acatando su rigurosa ley y su ordenado e implacable ritmo. Y todos lo hacemos siguiendo un reloj que, aunque creemos universal, marca un Tiempo distinto para cada parte del planeta. De hecho, cada longitud horaria, debería tener su propia hora, ya que el sol sale cada vez más tarde en la medida en que nos desplazamos hacia el oeste. Pero por comodidad, todos adoptamos el Tiempo convencional de nuestro huso horario.

No hay dos puntos en la Tierra que tengan realmente la misma hora solar, pero prescindimos de esa realidad y aceptamos como bueno “un tiempo común” para cada franja horaria. Existen 24 husos horarios (cada 15º de longitud se cambia de huso) y como que la longitud de la Tierra es de unos 40.075 Km, tenemos que cada 1666 Km aproximadamente, aparece un huso horario diferente. Esto hace que por ejemplo entre Cadaqués y Finisterre (1300 km aproximadamente de distancia), exista casi una hora solar real de diferencia (aunque estén en el mismo huso horario). Lo tenemos asumido, pero siempre nos sorprende observar que cuando estamos por ejemplo en Barcelona (ya de noche), viendo una retransmisión en directo de un acontecimiento que tiene lugar simultáneamente en Galicia, constatemos que mientras aquí ya es de noche, allí, aún es de día.

El Tiempo es diferente en cada longitud horaria, y si fuéramos puristas y los relojes estuvieran ajustados a la longitud local desde donde se mide el Tiempo, todos nuestros relojes marcarían horas distintas, y eso nos llevaría a una situación caótica, así que, con un criterio muy práctico, preferimos falsear un dato, autoengañarnos con el concepto de “Tiempo Absoluto” y pensar que es posible que dos sitios separados centenares o miles de kilómetros, con longitudes terrestres tan distintas, tengan la misma hora.

El ser humano, siempre ha querido medir el Espacio, y con más o menos acierto, y utilizando distintas mediciones, lo ha intentado. El mismo afán de medir y contar, se ha abalanzado sobre el escurridizo Tiempo, algo mucho más abstracto e intangible, pero ha sido capaz de precisar gracias a la perseverancia en la observación de la mecánica celeste, la presencia de ciclos anuales, estacionales, mensuales y diarios. Este conocimiento básicamente ha sido proporcionado gracias al estudio detallado de la luna, el sol y las estrellas. Al final de todo este estudio, el ser humano, ha llegado a la conclusión de que la unidad básica, cotidiana y primordial para medir todo este paso del Tiempo son los días, es decir los ciclos de alternancia de luz y de oscuridad de nuestro planeta. Este dato es muy relevante y notorio para el hombre, para las especies que viven en la superficie de nuestro planeta y que también están expuestas a las variaciones lumínicas de la radiación solar.

Pero mucho más difícil fue desgranar el día en partes iguales de menor magnitud, ya que como sabemos, la duración de las horas de la radiación solar varía según la estación del año en la que nos encontramos, así que inicialmente, en las primeras mediciones humanas del Tiempo, las horas podían durar más o menos según la estación en la que se estuviera. Los astrónomos griegos que intentaban encontrar orden y simplicidad en todas las mediciones encontraron muy difícil manejar los cálculos con el método primitivo, así que Hiparco proporcionó el concepto de "horas equinocciales" al proponer la división de un día en 24 horas iguales, de las cuales, 12 eran de luz y 12 eran de oscuridad.

Los griegos, se basaban en los sistemas numéricos utilizados en Egipto y Babilonia, que eran el sistema duodecimal (de base 12) y el sistema sexagesimal (de base 60), así que partieron de estos dos sistemas ancestrales   para dividir el Tiempo del día en 24 horas. El sistema de medida en el sistema duodecimal estaba basado en la habilidad de poder contar las horas del día con el dedo pulgar en la medida que este, se desplaza por las 12 falanges de los 4 dedos.

Los astrónomos griegos, además de utilizar el sistema duodecimal para el cálculo de las horas, utilizaron el sistema sexagesimal (de base 60) para los cálculos horarios más precisos. Entonces, para hacer la hora más pequeña, la dividieron en 60 minutos y cada minuto, a su vez en 60 segundos.  De esta manera, se entró en la medida del Tiempo que se usa en la actualidad.

Pero a pesar de esta “división moderna del Tiempo”, durante muchos años, las personas siguieron utilizando las horas que variaban según la estación en la que se estuviera viviendo. No fue hasta el siglo XIV en Europa, cuando comenzaron a utilizarse los relojes mecánicos, momento en el cual empezó a cambiar realmente el concepto de Tiempo y de su medida.

Mucho más recientemente y con la necesidad de realizar mediciones aún más precisas del Tiempo, se utilizó el sistema decimal, creado por los hindús y expandido por los árabes, y cuyo origen está en los diez dedos de las manos. Como todos sabemos por experiencia propia, desde la niñez, y también en muchas ocasiones en la edad adulta, utilizamos los 10 dedos como una precisa “calculadora digital” para poder contar correctamente. Este conocido sistema decimal, permitió dividir muy posteriormente al segundo en segmentos más pequeños, conocidos como décimas, centésimas, milésimas o millonésimas de segundo.

Aparte de estas curiosidades históricas y de la realidad de los husos (basados en la longitud terrestre), hemos de pensar que la medición del Tiempo, también se altera con la latitud. A mayor latitud, el espacio medido en Kilómetros que abarcan los husos horarios es menor. El caso más complejo, lo constituyen los polos terrestres. Allí, el Tiempo transcurre de un modo distinto. Los husos horarios que utilizamos como referencia en el planeta, convergen todos en los polos. lo cual lleva a preguntarnos: ¿qué hora es allí? Pues no es ninguna hora en concreto o, mejor dicho, es la hora que queramos. Son todas las horas al mismo tiempo. La respuesta, lamentablemente, no es muy satisfactoria: en los polos, se usa la zona horaria que se quiera. En general, los expedicionarios usan el tiempo del meridiano de Greenwich o simplemente por un tema nostálgico, la hora de su país de origen. Además, por si fuera poco, el día en el polo dura 365/2 días, al igual que la noche. Tenemos una fe absoluta en los relojes y pensamos que son exactos y que miden algo muy concreto, pero cada vez, podemos observar que medir con exactitud el Tiempo real de cualquier punto del planeta, es mucho más difícil de lo que pensábamos. Los relojes nos van bien, nos ayudan a vivir y a sincronizar nuestras actividades, pero no son capaces de medir con exactitud el Tiempo y lo que es peor aún: No son capaces de hacernos entender lo que es el Tiempo. Ellos miden, pero no explican cuál es la naturaleza de aquello que miden.

Vemos que la medida del Tiempo en la Tierra es un tema muy controvertido. No hay ninguna hora planetaria ya que esta depende del lugar desde donde se observa el Tiempo. Además, recordemos que ya Einstein le quitó al Tiempo la categoría de valor Absoluto y lo rebajó a Relativo, y al hacerlo, el concepto del Tiempo se empezó a abrir más todavía y a mostrar todas sus posibilidades, debilidades, dependencias y extrañezas. Todo lo concerniente al Tiempo, es de difícil comprensión, puesto que, para entenderlo, se ha de dejar de mirar al universo desde nuestro punto de vista terrenal y se ha de expandir enormemente nuestro ángulo de visión para ser capaces de abarcar a todo lo manifestado. El Tiempo es algo universal, relacionado con todo el Universo, con sus distintos niveles de manifestación y con la naturaleza vibratoria de cada una de sus dimensiones. Para entender al Tiempo, hace falta tener una visión global de todas las dimensiones del universo.

LOS DISTINTOS TIEMPOS

El Tiempo es una magnitud con la que medimos la duración y separación de los acontecimientos. Pero al igual que sucede con las otras magnitudes, podríamos considerar dos mediciones del Tiempo: El Tiempo cronológico, que lo medimos a través de los relojes y el tiempo psicológico, que está relacionado con la consideración y vivencia interna de cómo se vive el Tiempo cronológico.

A veces, como todos hemos sentido, una situación agradable, que puede durar 1 hora, se puede sentir como si hubieran transcurrido apenas 10 minutos. Y una situación desagradable, triste, o violenta en la que suframos miedo o dolor y que puede durar 5 minutos, nos puede dar la sensación de que ha durado 2 horas.

Esta doble manera de considerar el Tiempo ya fue considerada por los antiguos griegos, quienes observaron esta diferencia entre el Tiempo cronometrado y el Tiempo experimentado. El “Cronos” sería el tiempo cotidiano, que transcurre casi imperceptiblemente, que puede ser medido, que no deja huella y el “Kairós”, que representa un lapso indeterminado de Tiempo en que algo importante sucede, un tiempo que no se puede desperdiciar ni dejar pasar por alto. En definitiva, la manera en cómo es vivido y experimentado subjetivamente el Tiempo. Por tanto, mientras la naturaleza de “Cronos” es cuantitativa”, la de “Kairós” es cualitativa y su percepción y vivencia, depende de muchos factores.

Imaginemos por ejemplo a una libélula, cuya vida es de un día, o una mariposa pequeña que vive una semana, o un ser humano que suele vivir unos 80 años, o una secuoya que puede vivir 4.000 años o una esponja de mar, cuya vida puede llegar a los 11.000 años.

Todas son especies de nuestro planeta, pero parece lógico pensar que no pueden vivir de la misma manera, con la misma experiencia e intensidad lo que nosotros llamamos un día (24 horas). La percepción, el impacto y la importancia de lo que es la experiencia de un día en cada una de estas especies, es muy distinta. Una libélula, por ejemplo, no puede dejar un trabajo para el día siguiente, ya que, en su caso, el mañana no existe. En cambio, si una secuoya tiene un “mal día”, posiblemente no sea una cuestión que le importe mucho, ya que tiene un millón de días más para arreglar ese pequeño contratiempo. Para una libélula, un día es toda una existencia y para una secuoya es solo un instante. Desde este punto de vista, podemos decir que, entre otros factores, la percepción del valor del Tiempo vivido depende de la cantidad de ciclos diarios en los que se tenga la posibilidad de experimentar la vida, además, como no, de las características físicas y mentales de cada especie que le permiten experimentar el Tiempo de una manera o de otra.

Y naturalmente, además de estas variables, también se ha de valorar cuales van a ser las experiencias por las que se va a pasar y que van a marcar cual será la calidad de la vida de ese Tiempo vivido. Por ejemplo, en el caso de un ser humano que pasa un mes en prisión, en una celda de aislamiento, sin ninguna ocupación que realizar, y sin referencias para saber si es de día o de noche, el mes se puede hacer eterno. Por otro lado, un mes en el exterior, haciendo turismo, en libertad, con actividad, vivido con alegría, con buenos amigos, puede ser muy intenso, y puede pasar muy rápido.

Cuando algo nos gusta, querríamos que no se acabara nunca, y cuando se acaba, pensamos que el tiempo ha pasado deprisa. Cuando algo nos desagrada, deseamos que se acabe pronto y al no hacerlo, el Tiempo se alarga y no pasa nunca. Lo agradable pasa rápido y lo desagradable lo hace lentamente. De tal manera, que como casi siempre, nos movemos en la dualidad agradable-desagradable, casi nunca tenemos la posibilidad de tener una percepción neutral e imparcial del Tiempo. Siempre lo distorsionamos y lo estiramos hacia un lado u otro.

Por todas estas variables, hemos de considerar que en la percepción del Tiempo (Kairós) interviene nuestra posición en el universo, nuestra naturaleza biológica, la esperanza de vida, el grado de libertad con el que se vive y el valor de la actividad que se realiza en un momento determinado. Todas estas premisas que hacen variar la calidad del Tiempo vivido hacen inevitable que debamos hacer un esfuerzo para reconsiderar el “supuesto gran valor” del Tiempo cronológico y darle un sentido más vital , vibracional y psicológico del que dispone en la actualidad. Nuestra sociedad, aunque conoce perfectamente esta diferencia entre el Tiempo cronometrado y el Tiempo experimentado, se ha decantado siempre por el Tiempo medido y cronometrado, es decir el Tiempo mesurado con métodos “objetivos, científicos, absolutos y universales”.

Pero, después de estudiar las distintas alteraciones que se dan en la medición del Tiempo cronometrado, hemos podido constatar que la medición del Tiempo no es ni objetiva, ni científica, ni absoluta, ni universal. Más, para movernos dentro de nuestro pequeño mundo, en el seno de nuestra dimensión y sociedad, el artificio de la medida del Tiempo gracias a los relojes, nos permite ordenar y clasificar un poco nuestra entrópica vida e instaurar algo de orden y sincronía en nuestro vivir diario.

Tenemos la sensación (por no decir la certeza), de que el Cronos es real y el Kairós es psicológico y filosófico, pero cuando salimos de nuestro pequeño mundo, de nuestra diminuta dimensión particular, de nuestro planeta, el Cronos empieza rápidamente a tambalearse y a perder su aparente objetividad. El primer motivo, como hemos indicado es que la medición del Tiempo con relojes no es absoluta, sino que es relativa a la velocidad del movimiento de los cuerpos y a la gravedad, por lo que, como cada punto del universo tiene una velocidad de desplazamiento y una gravedad particular, este tipo de relojes perderían totalmente su utilidad y precisión en cualquier lugar del universo que no fuera estrictamente la Tierra.

La medida de nuestro Tiempo está basada en la rotación de nuestro planeta alrededor del sol, con lo cual, esta forma de medir lo que llamamos Tiempo, no tiene ningún interés en los otros planetas de nuestro sistema solar ni en otras partes del universo. En Mercurio, por ejemplo, un día dura 58 días y 15 horas, en Venus 243 días, en Marte 24 horas y 37 minutos, en Júpiter 9 horas y 50 minutos, en Saturno 10 horas y 45 minutos, en Urano 17 horas y 14 minutos y en Neptuno 16 horas 6 minutos. Y si miramos la duración de un año (una vuelta al sol) en cada uno de los planetas, vemos datos muy curiosos también. En Mercurio, un año dura 0.24 años de los nuestros, en Venus dura 0.61, en Marte 1.88, en Júpiter 11.86, en Saturno 29.47, en Urano 84.07 y en Neptuno 164.88 años.

Tenemos además la cuestión Relativista que afecta a la medición del Tiempo. Para ello, hemos de mirar la velocidad de rotación de cada planeta alrededor del Sol:

  • Venus: 126.108 km/h.
  • Mercurio: 172.404 km/h.
  • Tierra: 107.244 km/h.
  • Marte: 86.868 km/h.
  • Júpiter: 47.016 km/h.
  • Saturno: 34.705 km/h.
  • Urano: 24.516 km/h.
  • Neptuno: 19.548 km/h.

Por este efecto, todos los relojes de los diferentes planetas se irían desfasando unos con relación a los otros. Por ejemplo, los relojes situados en Mercurio y Saturno al cabo de 1000 años se desfasarían unas 21 horas. Y además de la mencionada velocidad de traslación, hemos de considerar la velocidad de rotación. Imaginemos a nuestra Tierra que da un giro completo en 24 horas o un pulsar que gira 300.000 veces más rápido. En ambos cuerpos, los relojes se desfasan mucho más. El Tiempo, como se ha comprobado experimentalmente, se dilata en los objetos que se mueven o giran muy rápidamente, y además está la cuestión de la gravedad, (la teoría General de la Relatividad) que hace que cuanto más masivo sea un cuerpo, varíe el Tiempo también. Con estas dos teorías, llegó el concepto Einsteniano del Espacio-Tiempo, en el que se decía que ambas magnitudes no son más que las dos caras de la misma moneda, por eso, hemos de considerar que cada cuerpo celeste tiene su propio Espacio y su particular Tiempo.

Está claro que, desde un punto de vista de la Física, el Tiempo dejó de ser absoluto hace más de 100 años y que desde entonces, el Tiempo es un concepto ligado a cada punto del espacio, a cada zona del universo, a las características de velocidad y masa de cada sitio, y muy posiblemente a otras características no conocidas aún. Por todo esto, podemos decir sin dudar que cualquier rincón del espacio tiene su propio Tiempo.

Ahora estamos midiendo el Tiempo en nuestra tercera dimensión, en nuestro planeta, lo hacemos con relojes, y lo analizamos en la medida en que van pasando las horas, minutos y segundos. Le damos tanta credibilidad y tanta certeza científica a este ingenio técnico que pensamos que podemos extrapolar nuestros relojes terrenales a otros mundos, a otras zonas del universo, e incluso a otras dimensiones. Queremos medir algo que no sabemos lo que es y le queremos dar un carácter universal cuando no lo tiene ni desde un punto de vista científico ni filosófico.

Pero a parte de estas cuestiones físicas, pensemos cómo se percibe el Tiempo (Kairós) en cada uno de estos distintos sitios. ¿Cómo puede ser la conciencia de los seres que habiten en estos lugares tan distintos y distantes? ¿Cuál ha de ser su percepción del Tiempo?

Imaginemos que el planeta Tierra, con sus cualidades físicas conocidas de movimiento y masa, experimentara un cambio progresivo en la conciencia global planetaria y se pasara de la vibración conciencial actual a la de un plano de conciencia superior. ¿Cuál sería la transformación social y personal, del planeta? ¿Cuál sería el cambio psicológico producido en sus habitantes? ¿Cuál sería entonces la percepción del Tiempo en sus moradores? ¿Cómo se viviría Cronos en un mundo de bienestar, de paz, de igualdad, de respeto, de tolerancia, de tranquilidad, de felicidad y de amor?

El Tiempo pulsa y late de distinta manera en cada punto del espacio, según las características del lugar, según su frecuencia vibratoria, su dimensión y su conciencia. El Tiempo no es Absoluto y es percibido (Kairós) de distinta manera en cada sitio del universo. Por eso, para intentar hablar del Tiempo en el universo, en las dimensiones, tal vez tengamos que cambiar de paradigma y empezar a sustituir a Cronos por Kairós, porque Cronos ha demostrado su ineficacia en este tipo de mediciones. Tal vez Kairós (como es percibido el Tiempo por la conciencia), sea la llave para intentar entrar en este apasionante tema.

EL TIEMPO Y LAS DIMENSIONES

Para poder tener (dentro de lo que podemos llegar a comprender) un nuevo y más lógico concepto del Tiempo, hemos de partir de los datos que nos proporciona el Rombo. Por un lado, la figura nos indica que el mundo de la Materia y el de la Energía se abren y se manifiestan progresivamente desde los dos extremos. Estos puntos distales del Rombo están representados por la 1ª y la 7ª dimensión. Estas dimensiones, son la transición pausada y progresiva de lo no manifestado a lo manifestado. Son un estado muy especial de la materia y la energía. Estas dos facetas, forman en cierta manera un conjunto, una unidad y un mundo primigenio desde donde se puede observar la emanación del Absoluto. En la primera dimensión existe un espacio, pero el Tiempo, tal como lo entendemos, no existe aún. Pero a pesar de todo, hay un Tiempo, no como lo concebimos actualmente, sino más bien como una especie de pulsación, una suerte de latido en un espacio apenas manifestado.

Sabemos que, aunque el Tiempo podría ir teóricamente desde la 1ª dimensión hasta la 7ª dimensión porque hay espacio en ambas, lo que origina el Tiempo tal como lo entendemos, es el movimiento, el desplazamiento, y este fenómeno no ocurre (por causas muy diferentes) ni en la 1ª ni en la 7ª dimensión.

Si entendemos al Tiempo como una pulsación, podemos ver que el Tiempo existe realmente en todas las dimensiones ya que en todas hay un espacio que pulsa, pero si le damos el valor de movimiento, entonces vemos claramente que el Tiempo transcurre sólo desde la 2ª hasta la 6ª dimensión, recorriendo las cinco dimensiones donde existe el movimiento tal como lo entendemos.

Desde hace unos 30 años, tenemos la idea de que el Tiempo “parece detenerse” al llegar a la 1ª y 7ª dimensión, a las regiones donde la forma desaparece, pero muy posiblemente hemos estado cometiendo un ligero error semántico por una incorrecta interpretación de la realidad, ya que, como es lógico, no puede detenerse lo que nunca se ha movido. Precisemos un poco más.

La 1ª dimensión es el punto de partida de la materia, donde toda la manifestación material está detenida y comienza muy poco a poco a querer fluir. La manifestación está quieta, pero en cambio, si la semilla de la existencia material no estuviera colocada allí, no se podría hacer todo el proceso de crecimiento hasta que llegara a emerger la materia tal como la conocemos. Para hacer eso, para hacer esa transformación, se necesita de un Tiempo, pero no es un Tiempo tal como lo entendemos, es un Espacio. Cuando una primera dimensión está vibrando para ser el soporte de lo que va a sostener, no necesita un Tiempo, solamente sostiene, pero pulsa. A veces, podemos llegar a pensar que el Tiempo parece aquí detenerse, pero en realidad, no puede detenerse porque nunca se movió. Lo que entendemos como Tiempo, en esta primera dimensión, no existe, pero en cambio hay un Tiempo. La pulsación de la vida origina un Tiempo si hay un Espacio por donde se pueda mover el Tiempo, pero si en ese Espacio, no hay movimiento, no hay Tiempo. Hay una pulsación vital, pero al no moverse el Espacio, no hay Tiempo. Este mismo fenómeno ocurre en la 7ª dimensión, donde tampoco hay Tiempo. La 1ª dimensión sostiene y la 7ª dimensión contiene. De tal manera que todo lo que hay entre ellas dos, pulsa y genera un Tiempo.

En la 7ª dimensión ocurre algo parecido, pero no es lo mismo. Ella existe, vibra, pulsa, pero tampoco hay movimiento porque la expansión que se da aquí es máxima, y por tanto no hay Tiempo referido al movimiento. Ambas dimensiones, siendo totalmente diferentes, se parecen pues en algunos aspectos esenciales. Ambas son la primera emanación del Absoluto, existen y no tienen el aspecto del movimiento referido al Tiempo, pero si el aspecto del Tiempo relacionado con la pulsación interna. La 1ª dimensión sostiene todo lo que va a crearse encima y la 7ª dimensión contiene todo lo que está creado abajo. Entre ambas dimensiones, pulsan todas las otras cinco dimensiones, cada una de ellas, con su forma y su ritmo propio, con su Tiempo particular, según su pulsación y sus características propias.

Para poder asimilar toda esta complicada cuestión, nos gustaría ver en una especie de panel cómo se mueve relativamente el Tiempo en cada una de estas dimensiones, y como podría correr el Tiempo en los distintos relojes si los pusiéramos a andar al mismo momento en todas las dimensiones.

El Tiempo en las distintas dimensiones

Figura. El Tiempo en las distintas dimensiones

Entonces, quizás podríamos ver el distinto ritmo de rotación de las agujas de los relojes y seríamos capaces de comprender como en una dimensión, el ritmo es cero, como en otras el tiempo se mueve lentamente, mientras que en otras lo hace muy rápidamente y como de repente, en otra dimensión vuelve a desaparecer. Sería fantástico ver algo así para poder entender “relojes en mano” y de una manera palpable y objetiva como es “el Tiempo” en cada una de las dimensiones, pero este ejercicio teórico, es una ilusión irrealizable. De hecho, en la teoría especial de la relatividad se ponen ejemplos de esta situación y se ve como en cada sitio de observación, una hora de reloj dura exactamente 1 hora, y el reloj de cada lugar va al mismo ritmo que el de la Tierra. Pero mientras en un sitio han pasado 60 minutos, en el otro han transcurrido 70. El reloj corre igual en los dos sitios, pero en un laboratorio, el reloj parece avanzarse y en el otro, parece enlentecerse. Cada punto del espacio tiene en base a sus características propias, su propio Tiempo, y como sabemos desde hace un siglo, el Tiempo ya no es un valor absoluto ni universal, es relativo a las características del espacio en que se mide. Por eso, es una lástima que parezca que el experimento como el que se propone con el panel de relojes vaya a fracasar antes de empezar, pero lamentablemente, parece que las cosas son así.

Además, es lógico pensar que lo que entendemos como Tiempo en este espacio tridimensional que conocemos y por el que nos movemos, no es realmente lo que se entiende como Tiempo en cada una de las otras dimensiones. Cierto es que mientras hablemos de tercera dimensión, podemos hablar de planetas, de cuerpos celestes, soles y galaxias que giran en torno a algo y que, por lo tanto, tienen ciclos que se pueden medir con relojes. Pero en las otras dimensiones, no existen estos fenómenos cosmológicos rotacionales. Por este motivo, se nos hace muy difícil entender el concepto del Tiempo referido a la rotación en las otras seis dimensiones. Por ejemplo, en la 2ª dimensión, no hay una Tierra que de vueltas alrededor del sol y que marque de esta manera los días y los años. Además, sabemos por la Física cuántica que, en el mundo atómico, suceden cosas muy extrañas relacionadas con el espacio y el Tiempo. Allí por ejemplo, la energía está cuantizada ( los electrones sólo se pueden existir en saltos entre las diferentes órbitas), existe una dualidad onda-partícula ( los objetos son ondas y partículas al mismo tiempo) , se observa la superposición cuántica (la probabilidad de que algo exista), existe el principio de incertidumbre (no se puede determinar al mismo tiempo la energía y la posición de una partícula), se constata el efecto túnel (una partícula puede atravesar una pared) y se puede observar el entrelazamiento (las partículas se encuentran unidas por una acción fantasmal a distancia). Son muchos los fenómenos físicos que suceden el espacio de la 2ª dimensión, que hacen suponer que, en un espacio con unas leyes tan diferentes, el Tiempo, que como sabemos, se mueve con el espacio, puede ser muy distinto.

En la medida en que ascendemos desde la 1ª dimensión (donde no existe el Tiempo como movimiento) y llegamos a esta segunda dimensión, en este punto de manifestación material, la pulsación vital, ya es capaz de mover un Tiempo. Es un Tiempo porque ya hay un movimiento, pero un Tiempo tan distinto del nuestro que posiblemente nos costaría reconocerlo porque las referencias son muy distintas. ¿Qué origina los ciclos allí? ¿En base a que mecanismo rotacional se puede medir algo? ¿Cómo es el Tiempo en un espacio tan reducido? ¿Cómo es el Tiempo en un lugar donde las formas cambian y donde una partícula deja de ser partícula para convertirse en una onda? ¿Como medir el Tiempo en un lugar donde una partícula desaparece en un sitio y aparece en otro en el mismo instante? ¿Y cómo puede sentir el Tiempo un átomo o una molécula con una vida que puede durar millones de años de los nuestros?

Estas mismas cuestiones, las podríamos proponer para las otras dimensiones donde nuestro referencial físico rotacional no está presente. Por ejemplo, en la 4ª dimensión, en esa dimensión donde lo físico desaparece, donde no hay soles ni rotaciones, donde lo que existe es materia fluida y mental ¿Cómo podemos sentir y medir el Tiempo allí?

Y lo mismo podemos decir de la 5ª dimensión, donde están los colores, los sonidos, la música, algo tan precioso y a la vez tan intangible y etéreo. ¿Cómo medir el Tiempo allí? ¿En base a que rotaciones se puede medir el Tiempo en esa dimensión? Y.., ¿Qué podemos decir de la sexta dimensión? Una dimensión abstracta donde habita la luz, las matemáticas, los números, la geometría, las formas puras y donde en algún momento hasta el mismo Tiempo llega a desaparecer al acceder a la séptima dimensión…

Definitivamente, nuestros relojes mecánicos no sirven para entender, medir y sentir el Tiempo en esos mundos. Es por todas estas razones que pensamos que nuestra medida del Tiempo, no se puede trasladar como tal, como la vivimos nosotros, a cada una de las otras dimensiones. El Tiempo es algo muy diferente en cada uno de estos lugares porque en cada dimensión, el Tiempo se mueve de acuerdo con lo que hay allí y con lo que la dimensión mueve. La vida se mueve en el espacio y el Tiempo se mueve en el espacio. En realidad, quizá el Tiempo no tiene una medida porque el Tiempo no existe en sí mismo, simplemente es un ritmo, una pulsación que transcurre de acuerdo como en cada momento, está vibrando cada punto dimensional. Es más, por estas y por otras muchas razones, la misma física actual se plantea si en realidad existe el Tiempo o no.

Estamos frente a un nuevo enfoque de esta cuestión. No es demasiado fácil asimilarlo y mucho menos explicarlo, pero intentaremos expresar estos nuevos conceptos, (aunque sólo sean los principios fundamentales) con un dibujo muy sencillo pero que nos puede ayudar a captar la idea: En primer lugar, podremos observar las dimensiones, cada una de ellas con una frecuencia vibracional diferente. Partimos de una 1ª dimensión donde apenas hay vibración y donde la pulsación que hay, no genera ningún movimiento y no existe un Tiempo tal como lo entendemos. Luego viene la 2ª dimensión, donde la vibración ya genera un movimiento y un Tiempo, pero que se percibe como muy denso y con muy poca fluidez. En la 3ª dimensión la pulsación y la vibración es ya mayor y el Tiempo se percibe ya con más claridad. En la 4ª dimensión, el Tiempo es más fluido y esta dimensión tan especial, tiene una característica muy peculiar ya que, desde ella, podemos acceder a la Ideación Divina, esa zona tan peculiar con ese nombre que contiene dos conceptos: Ideación, que es la idea formulada por mentes humanas en estado cósmico, que están en la 4ª dimensión, y que quieren para sus hermanos el bien, el amor y la felicidad. Y Divina porque divino es el propósito que estos seres buscan para mejorar el estado del hombre y del planeta. Esta Ideación Divina o mente universal, forma parte de un estado en el que se vive de una manera omnipresente y omnisciente, donde existe una fuente inagotable de líquido inalterable, con el conocimiento del pasado, del presente y del futuro. Es el todo y la nada. Pero en cambio, no existe, no actúa y no participa en el drama cósmico.

Anteriormente, al hablar de la rotación del Rombo, planteamos la hipótesis de que, desde esta 4ª dimensión, por aceleración, y por el hecho de llegar por rotación a la velocidad de la luz, se pudiera acceder a un estado donde el Tiempo fluyera al mismo momento en el pasado, el presente y el futuro. Esta cuarta dimensión, aunque no sea la dimensión más sutil que hay en el Rombo, permite por algún mecanismo, acceder a este punto donde el Tiempo se funde en un todo. Pero como veremos, Ideación Divina, no es el único sitio del Rombo que permite el acceso a este movimiento temporal.

Después de esta 4ª dimensión, viene la 5ª dimensión donde el Tiempo es más sutil y luego aparece la 6ª dimensión, donde el Tiempo es más etéreo aún y por ello menos perceptible. Desde la 6ª dimensión, se accede a un lugar, a la 7ª dimensión, donde la vibración y la pulsación es tan alta que, aunque exista el Tiempo como pulsación, ya no se puede percibir y el Tiempo se detiene y no se percibe. La 6ª dimensión permite el acceso a la entrada a este lugar donde el Tiempo también desaparece, pero es un acceso distinto del que tiene lugar en la 4ª dimensión.

Desde ambos lugares se accede a un lugar desde donde se puede viajar en el Tiempo, y acceder a todos los Tiempos que vibran en el mismo momento, pero el acceso a este Tiempo unificado, a la totalidad de los Tiempos, es diferente. En la sexta dimensión, como ya sabemos, está la luz, aunque la luz está siempre de un modo o de otro en todas las dimensiones, porque sin luz, no habría existencia, pero en la sexta dimensión, es donde la luz adquiere la intensidad y la frecuencia necesaria para manifestarse con más fuerza y poder viajar en el Tiempo. En la sexta dimensión, la luz está en un estado vibracional de amor puro, de total expansión. La sexta dimensión es un estado en el que, desde ahí, es posible moverse y entrar en cualquier punto de ese infinito donde se mueve el Tiempo.

Poder viajar en el Tiempo, es poder desplazarse entre los distintos Tiempos que se mueven en un mismo instante, ya que todo está sucediendo, todo está girando en el infinito. El momento actual, lo que ocurrió hace 2000 años, y lo que está vibrando en otro tiempo de futuro, todo está sucediendo en el mismo Tiempo. Lo único que cambia es el punto vibracional dónde se mueve el Tiempo dentro de ese infinito vibracional. Cada punto de enfoque nos puede llevar a un Tiempo diferente. Como vemos, esta 6ª dimensión que es la que da paso a la 7ª dimensión, marca la entrada al no Tiempo que existe en la 7ª dimensión.

En la 1ª dimensión el Tiempo parece no existir porque no hay movimiento y apenas hay pulsación, y en la 7ª dimensión también deja de percibirse porque esta zona está en un estado de máxima expansión que no permite su percepción. En ambos puntos, el resultado parece ser el mismo, la presencia de pulsación y la no percepción del Tiempo, pero no son lo mismo, y el mecanismo que impide la percepción del Tiempo en estas dimensiones, es bien diferente.

La percepción y la pulsación del Tiempo

Figura. La percepción y la pulsación del Tiempo

Bajo esta nueva perspectiva, es posible que se pueda entender un poco más a lo que se quiso decir acerca del Tiempo en la Teoría Especial y la Teoría General de la relatividad. En la teoría Especial, se decía que en la medida que un hipotético objeto viajara a más velocidad, el Tiempo se iría dilatando respecto a un punto de observación que estuviera quieto, y que, si llegara a la velocidad de la luz, el Tiempo desaparecería. En cierta manera, nuestro dibujo dice algo similar. En el inicio de la manifestación, (En la aparente inmovilidad) no existe el Tiempo, y en la medida en que aumenta la velocidad, la vibración y la pulsación, mientras avanzamos por las dimensiones, y aumentamos de frecuencia vibratoria, el Tiempo se percibe menos, hasta que se llega a la velocidad de la luz, donde el Tiempo desaparece totalmente.

En la Teoría General de la Relatividad, se dice que el Tiempo se dilata o se enlentece cuando se curva el espacio por la presencia de materia. Esto parece ser que ocasionaría una gráfica inversa a la que tenemos, en la que los relojes pequeños estarían situados a la izquierda y los grandes a la derecha, mostrando que el tiempo se percibe poco con la materia y mucho en las dimensiones donde no hay materia. (lentamente en la superficie del planeta y rápidamente en los satélites). Y es que la teoría Especial de la relatividad y la teoría General son muy diferentes, y un habla de la variación del Tiempo con la velocidad y la otra con la materia. Parecen estar en conflicto y de hecho en los cómputos que se realizan para ajustar los datos de los GPS, las operaciones incluyen restas y sumas en los datos aportados por una teoría y otra.

En los dos extremos del Rombo, el Tiempo desaparece en cierta manera. Einstein quizás intuía de un modo parecido la desaparición del Tiempo en la 7ª dimensión (teoría Especial) y la desaparición del Tiempo en la 1ª dimensión (teoría General), pero ciertamente entender como transcurre el Tiempo ante la quietud de la masa inmóvil y la rapidez de la luz sin masa, es un tema muy complejo y que sin duda supera ampliamente nuestros conocimientos de Física.

Es cierto que, en este preciso momento, no sabemos cómo fusionar con total exactitud los datos mostrados por las dos teorías de la relatividad (Especial y General) con los conocimientos que nos aporta el Rombo. Pero bueno, todo a su tiempo, y mientras tanto, el misterio del Tiempo (o del No Tiempo) se está empezado a aclarar. La 7ª y la 1ª dimensión aún nos han de decir muchas cosas, pero de momento, nos dejan caer principios físicos rodeados de interesantes cuestiones metafísicas.

“Lo que es arriba es abajo. Lo que está quieto, puede estar en movimiento, y lo que está en movimiento, puede estar quieto. Dentro del movimiento, vive la quietud, dentro de la quietud vive el movimiento.”

LA SINGULARIDAD DE LAS DIMENSIONES EXTREMAS

Cuando alguien se aproxima por primera vez al Rombo y al contenido de sus dimensiones, suele enfrentarse a la dificultad de poder entender los conceptos de la 1ª y 7ª dimensión. Las explicaciones que aparecen en las demás dimensiones son fáciles de entender porque forman ya parte del contenido que se enseña en las escuelas, pero todo lo referente a estas dos dimensiones extremas, no se halla dentro del conocimiento físico elemental. Hablar de estas dimensiones supone tener conocimientos básicos de lo que son los Rayos cósmicos o el vacío y esto es un tema un poco más especializado. Por este motivo, dedicaremos un espacio suplementario para hablar de estas dos dimensiones y de lo que sucede en ellas.

LA SÉPTIMA DIMENSIÓN

EL TIEMPO

Sabemos que desde la 1ª hasta la 7ª dimensión, se produce un incremento de la pulsación vibratoria al ascender por cada una de las dimensiones. En la 1ªD, todo pulsa muy poco (no existe movimiento) y el tiempo (si existe tal como lo entendemos) es tan lento que no llegamos a percibirlo. Pero en la 2ªD la pulsación de la vibración se hace mayor y el tiempo empieza a ser percibido como si tuviera un transcurrir muy lento. A partir de esta dimensión, con el ascenso de la pulsación vibratoria de cada dimensión, la percepción relativa del tiempo disminuye y cada vez, éste parece fluir más deprisa, percibiéndose menos su paso. En la 6ªD la percepción del tiempo cambia notablemente y desde aquí, se puede acceder ya a todas las líneas de tiempo que existen simultáneamente. Pero al llegar a la 7ªD, en esta dimensión de tan alta frecuencia, el Tiempo está tan expandido como lo está la Nada, así que éste, ya no se puede percibir.

De esta manera, vemos que, aunque exista un Tiempo, en los dos extremos del Rombo, el Tiempo no se percibe. Pero el no Tiempo de la 1ªD (aquel que no se percibe porque es muy lento) es muy distinto del no Tiempo de la 7ªD, (que no se percibe porque está tan expandido que resulta imposible percibirlo).

EL TODO Y LA NADA. EL FINAL DEL ASCENSO

La expresión que mejor define a la 7ª D es que ésta representa “el Todo y la Nada”. La primera vez que empezamos a manejar dentro del Rombo estos dos conceptos fue al hablar de los instantes previos al Big Bang, donde se hallaban dentro de aquel “Todo comprimido y aquella Nada expandida”, todas las vibraciones primigenias manifestando sin manifestar que luego, con la aparición del Rayo Creador, empezarían a juntarse, para formar un punto ígneo dentro del cual, por fricción y calentamiento, saldría todo el Universo manifestado.

Desde ese momento cuando oímos que algo es al mismo tiempo “el Todo y la Nada”, pensamos en el instante de la Creación. Pero algo sustancial diferencia a la 7ªD de lo que conocemos como el estado previo a la Creación, ya que, en el instante anterior a la Creación, las dos polaridades iniciales Yin-Yang estaban inmersas en un movimiento frenético en el que las unas iban hacia las otras y en cambio, en la 7ª D, ya no se produce ese movimiento vertiginoso de atracción polar. Más bien, debemos imaginar que, en esta dimensión, no hay ya ningún tipo de desplazamiento, pues todo movimiento ya ha cesado.

Podemos imaginar que la vida material empieza en la 1ª D, donde están esas Masas de Existencia Pura que se encuentran en un estado de primera manifestación, en un estado de sopa homogénea e indiferenciada, casi sin manifestar formando lo que podríamos llamar un “vacío cuántico” que en realidad está lleno de formas y estructuras muy energetizadas , que aún no han sido concretizadas, nombradas y plenamente manifestadas en el mundo visible, pero que con sus saltos dimensionales y sus apariciones virtuales, son el motor que activa todos los procesos atómicos y moleculares que se dan ya en la 2ªD. Es curioso observar que lo que ocurre en la dimensión inferior, es el estímulo, el motor de lo que se originará en la dimensión superior.

En la 2ªD, es donde aparece la individualización de la materia, la concreción de todas las partículas conocidas. Allí, a través de múltiples procesos de creación y retrospección, de aciertos y errores, de cientos de fusiones y la creación de automatismos funcionales, se llega al mundo tridimensional, ya dentro de la manifestación macroscópica, donde se observa la presencia de psiquismo elaborado desde cuyas manifestaciones más superiores se emanan creaciones sutiles hechas de materia fluida como la inteligencia, la voluntad, el raciocinio y el amor, que ya pertenecen ya a la 4ªD, donde las estructuras materiales y todos los cuerpos densos llegan a un punto tal de libertad y sutilidad que empiezan a vibrar y a descomponerse en cada uno de sus puntos y a proyectarse a través del espacio.

En esta cuarta dimensión se mueven todas las sensaciones emocionales, intelectuales y espirituales a las que hay que saber manejar correctamente para poderse mover en esta 4ªD dimensión con armonía y felicidad.

En el siguiente paso evolutivo, trascendiendo y perfeccionando este estado, se llega a la 5ª D, donde se hallan el sonido y el color. Es en esta dimensión donde se pueden hacer transmutaciones en las personas, así como en las estructuras celulares. En esta dimensión se pueden realizar lo que se conoce como milagros, como curar células, organismos o interactuar en la materia, materializándola o disolviéndola.

Al llegar a la 6ºD, la materia como tal desaparece o queda reducida a una expresión mínima, ya que lo que existe en esta dimensión es luz. Y al vivir en las leyes de la luz, empieza a desaparecer el Espacio -Tiempo tal como lo conocemos, ya que, desde aquí, se puede acceder instantáneamente a todas las líneas de tiempo pasadas, presentes y futuras. Por este fenómeno, se puede estar instantáneamente en todos los rincones del espacio porque estando dentro de la luz y viajando con ella, el tiempo necesario para el traslado a cualquier punto del espacio es cero, por lo que el espacio infinito se puede recorrer instantáneamente, en un tiempo igual a cero.

Un observador situado en la Tierra puede pensar desde su punto de observación que la velocidad de la luz es muy lenta ya que, para atravesar nuestra galaxia de punta a punta, se necesitarían 260.000 años de su reloj terrestre, pero a causa de la dilatación relativista del tiempo, para el viajero que viaja dentro de la luz, el tiempo que tarda en atravesar toda la galaxia es cero. A la velocidad de la luz, el desplazamiento hacia cualquier lugar del infinito es cero. La distancia infinita se vuelve cero y el tiempo desaparece. Es por esto por lo que se dice que, desde esta sexta dimensión, se puede actuar sobre el tiempo y el espacio, haciendo que éste avance o retroceda.

Además de este fenómeno, sabemos que en la sexta dimensión coexisten al unísono todas las distintas líneas de tiempo, siendo posible desplazarse al pasado, al presente y al futuro.

Más allá de esta 6ªD desaparece toda esta múltiple manifestación de todas las diferentes líneas del Espacio-Tiempo que se pueden recorrer y se llega a la 7ªD, donde toda la materia por más hiper sutil que esta fuera en otras dimensiones, está tan expandida que se desvanece por completo y el Tiempo, se deja de percibir.

Ese Todo que estaba comprimido en la 1ª dimensión, se ha ido transformando, sutilizando y liberando dimensión tras dimensión, escalón tras escalón, hasta finalmente desaparecer y convertirse en la Nada de la 7ªD. La actividad frenética pre atómica que existía en la 1ª D se ha ido suavizando y sutilizando en la medida en que iba aumentando la pulsación dimensional hasta llegar al lago sin perturbaciones ni movimientos oscilatorios de creación - retrospección de la 7ªD. En esta dimensión se halla la fuente creadora, el motor que impulsa a la creación, por lo que, de poder entrar en la 7ªD, se puede formar y detener la creación de elementos primarios, de universos y de vida.

7ªD PRINCIPIO Y FINAL

La manifestación primitiva y material que partió de la 1ªD ha ido evolucionando y pasando por las distintas etapas y niveles de organización y complejidad que llamamos dimensiones. En la 1ªD hablamos de la materia que, aunque no se puede ver, se “puede observar” de alguna manera a través de sus efectos, pero en la 7ªD, esa materia ya no la podemos observar porque hemos pasado del mundo de lo visible al de lo invisible.

La 7ª D es un punto de llegada, pero es también un punto de partida, porque esta dimensión es una existencia que pulsa hacia la 1ªD para que la vida se pueda manifestar. Es un final de ciclo y el inicio del ciclo siguiente. Por eso, cuando hablamos de la 7ªD, en realidad estamos hablando de los dos extremos del Rombo, puesto que lo que habita y emerge de la 7ªD, va a parar y se encuentra viviendo en la 1ªD.

Para que exista la 1ªD, se necesita todo lo que emana de la 7ªD. La materia primordial, puede recibir, sentir e integrar la energía sutil que emana de la 7ªD.

Esta 7ªD, en sí misma, no contiene materia, pero tiene la energía que crea la materia en la 1ªD. Desde el lugar más elevado de esta 7ªD dimensión, emanan Rayos de Energía Cósmica, vida, conciencia, dimensiones, fuerzas creadoras de la naturaleza y todo el flujo íntimo de la materia sutil de lo que todo está hecho.

Esta fuerza creadora de múltiples manifestaciones que emana desde la 7ªD es lo que da vida, estructura, conciencia y sentido evolutivo dimensional a todas las estructuras materiales que aparecen en la 1ªD. Todo lo que surge en esta dimensión material, tiene escrito en su interior todos los planes evolutivos, gracias a los cuales, los átomos, las moléculas y las criaturas evolutivas se transforman, se transmutan progresivamente hasta que llega el momento en que se convierten, ya en su etapa final, en la omnipresente Nada que es el Todo.

Al llegar a esta parte final del camino que es la 7ªD, se manifiesta en su totalidad la fuerza de la Creación que va a buscar de nuevo a la materia primigenia para que ésta, empiece de nuevo la rueda evolutiva. La 7ªD es el aparente final y al mismo tiempo, el motor y el inicio del principio. Ella es el Principio y el Final de la Creación.

EL VACÍO Y LA EXPERIENCIA MISTICA

Estas siete etapas de la Creación recuerdan a las fases Bíblicas de la creación del mundo que aparecen en el Génesis, en el que se dice que “En el séptimo día, descansó”.

El séptimo día, sería el momento en que se creó el vacío. Porque en ese estado, en esa séptima dimensión, es donde Nada existe, Nada se mueve y Todo Es. En ese vacío no hay Tiempo. No existen los diferentes tiempos (ni pasado, ni presente ni futuro).

No se piensa, sólo se está allí, se existe. Se está suspendido en el vacío que lo contiene Todo. En este punto ya no existe la contracción ni la retroacción como en las diferentes dimensiones y que han sido el motor evolutivo que han hecho posible poder pasar de una dimensión a la otra superior. En este punto dimensional de la 7ªD, ya no hay movimientos, sino quietud. El vacío es atemporal y lo contiene todo. Es un presente eterno. Es Ser y Estar.

Desde el punto de vista de la experiencia mística humana, llegar al vacío es sentirse en el vacío y entrar en el Ser. El Ser, el Ser Divino no se mueve, está quieto y no participa en el drama cósmico. Ahí está el Todo porque el Ser es Todo, pero al mismo tiempo, es Nada desde el punto de vista de la materia.

Un ser iluminado dice que lo ha trascendido todo porque en el Ser, nada se mueve. En esta situación no hay lentitud ni rapidez en el paso del Tiempo. No se tiene la sensación de que el Tiempo pasa o no pasa. Se vive en el Tiempo.

Aunque hay muchos matices, se puede decir que una persona que ha entrado realmente en el Ser, en el sentir del Ser, es un iluminado porque lo ha trascendido todo, porque en el Ser, nada se mueve, no se mueven las emociones, no se mueve la mente, no se mueve nada. En este estado de conciencia pura, hay una inmensa paz, una belleza tan inmensa e indescriptible que resulta difícil querer regresar a la ambivalencia y al movimiento de la vida cotidiana. Una persona, puede acceder a ese lugar en muchos momentos de su vida, pero no puede mantenerse en ese estado continuamente. Se trata de una iluminación intermitente. El ser que quiere perpetuar ese estado y estar siempre ahí, no puede vivir en el mundo terrenal, se tiene que retirar. Mantener ese estado continuamente, implicaría alejarse y retirarse del mundo y de la civilización, pero con esa forma de vivir, con esa actitud, tal vez la persona al salir del cuerpo al acabar su vida terrenal quizás podría pensar: “Me perdí en mí mismo, en mis sensaciones, experiencias y me olvidé del resto de la humanidad”.

Por eso, quizá lo bueno de toda esta experiencia mística, es poder viajar hacia ese lugar divino, regresar y entregar la vivencia al mundo, porque el viajero que va a esta dimensión se conecta con el conocimiento de todos los tiempos, de todos los espacios y de todos los universos y toda esta riqueza, se puede aportar al mundo, para el mayor bien de todos los seres.

La finalidad de la experiencia mística, aunque se viva dentro del bullicio humano o en la soledad del retiro, es llegar al silencio, al vacío, y poder entrar en el Ser. Esta búsqueda, se ha revestido de infinitos ropajes y técnicas en todo el mundo, pero estaría bien recordar a los dos métodos quizá más puros y sencillos de acercarse a este vacío a los que hemos tenido acceso en nuestra cultura.

Quizá en Oriente el Zazen es la técnica de meditación más sencilla que existe y consiste básicamente en estar sentado en una determinada postura, respirar con normalidad, permitir que los pensamientos fluyan, que pasen como nubes, pero la mente no debe detenerse en ellos, sino dejar que aparezcan, se vayan y den paso al silencio, para poder ir a un lugar más allá del pensamiento.

Y en Occidente la técnica tradicional meditativa es la meditación contemplativa, bien descrita en un libro que se llama “La nube del no saber” publicado en el siglo XIV y cuyo autor es anónimo. El autor habla de que la mente en la meditación contemplativa se ha de colocar en un nivel silencioso, entre la nube del olvido (formada por las llamadas del yo, del ego con todas sus experiencias, sensoriales, emociones, vivencias y pensamientos) y la nube del no saber (donde están todos los atributos humanos que se dan a Dios: el Dios bueno, el eterno, el Ser infinito…)

La meditación silenciosa

Figura. La meditación silenciosa

La técnica en si misma consiste en no identificarse con todos los recuerdos del yo que suben desde la nube del olvido y no hacer caso tampoco de lo que parece emerger de la nube del no saber, donde pueden estar todas las ideas, proyecciones y representaciones mentales humanas del concepto de Dios.

La mente ha de quedarse en el nivel silencioso, sin hacer caso ni seguir el discurso de las informaciones que surgen desde arriba o desde abajo.

Para mantener este estado de calma y silencio, la mente (que tiene tendencia a escapar por cualquier camino), ha de buscar una palabra que le ayude como si fuera una guía para resituarse de nuevo en este punto central de silencio en cuanto nota que se aleja de él. La palabra que puede utilizar para volver al punto de quietud puede ser Silencio, Dios, Amor, El Ser, Es, Nada, Existencia…sirve cualquier palabra (de preferencia corta) que tenga un sentido particular y que sitúe al meditador de nuevo en ese nivel silencioso de la mente. Esta palabra no es un mantra que tenga que ser repetido constantemente, sino más bien una palabra de rescate que ayude a encontrar de nuevo y sin brusquedades la vibración del silencio que se había perdido.

Esta práctica de meditación contemplativa cultiva el silencio, la atención silenciada, y lleva a la mente a un estado de silencio, de paz y de vacío.

La idea principal de estas dos técnicas meditativas que, por otro lado, son extremadamente sencillas y parecidas, es la misma: A la Nada, al Ser, al Vacío no se puede llegar a través de los procesos sensoriales ni con la utilización de las facultades mentales superiores. Al Vacío, a la Iluminación se llega a través del silencio de la mente.

Con esto no queremos decir que esta técnica sea el único camino, la única vía que se necesita para llegar al vacío, a la Nada, a la séptima dimensión, ya que es muy cierto que pulir y armonizar todos los aspectos del yo, del ego, conduce a un estado de bienestar y de ascenso evolutivo que ayuda a vivir con más plenitud la vida. De la misma manera, aproximarse con claves ciertas a la comprensión intelectual y espiritual de la Divinidad, facilita enormemente la comprensión de la misma vida, de sus movimientos, de sus cambios y del trayecto del mismo universo, pero la meditación contemplativa, practicada con asiduidad, suaviza a la mente y la lleva a un estado de paz, de tranquilidad y de silencio que permiten el contacto íntimo con el Ser interior.

Dentro del Rombo, se contemplan estos caminos de perfeccionamiento de los que hemos hablado. Por un lado, se habla de la necesidad de trabajar y pulir todos los aspectos del yo, del ego. Se recuerda la importancia de amar, de ayudar al prójimo, de hacer buenas obras, de ser honestos, de buscar la sabiduría, de trabajar adecuadamente, de aplicar el discernimiento, de buscar siempre la verdad y de realizar ejercicios de introspección.

Por otro lado, y contando con la limitación de la capacidad mental para entender los aspectos derivados del estudio de la Divinidad, se intenta hasta donde es posible, comprender todas las cuestiones metafísicas que surgen de este conocimiento superior.

Y como no podía ser de otra manera, también se invita a los estudiantes del Rombo a practicar la meditación y a hacer dentro de cada uno el vacío absoluto. No se ha descrito dentro de la enseñanza que método es el mejor, pero si estudiamos las distintas técnicas de meditación contemplativa que existen, veremos que todas buscan de una manera muy simple el aquietamiento de la mente y la entrada en ese espacio inmenso que es el vacío, la Nada. Todas se parecen y es cada uno quien ha de encontrar la técnica meditativa que resuena mejor en su interior. Al final, todas se parecen mucho y tan sólo las separan algunos aspectos culturales y costumbristas. Para llegar al vacío no hay que ir a ningún sitio. Solamente se ha de estar.

LA PRIMERA DIMENSIÓN

INTRODUCCIÓN

Cuando hablemos de la primera dimensión, surgirán palabras que parecen sinónimos, pero que realmente tienen significados muy diferentes. Veremos aparecer conceptos como el vacío, la vacuidad, la Nada, y el vacío cuántico, pero todos ellos, son muy distintos entre sí. Empecemos a conocerlos con más detalle: 

El concepto de Vacío en la física clásica es el espacio lleno de gases a una presión total menor que la presión atmosférica, por lo que el grado o el nivel de vacío está relacionado con la disminución de presión del gas residual. 

La palabra Vacuidad deriva del latín “vacuitas” que proviene del adjetivo “vacuus” (vacío) y del sufijo “dad” que se utiliza para indicar cualidad. La idea de la vacuidad se emplea para calificar aquello que no tiene substancia, pero la misma palabra vacuidad, como concepto filosófico dentro del budismo, es algo muy distinto. El término shunyata (vacuidad) no se refiere a la nada, ni niega que exista el mundo ni el ser. Lo que niega es que las cosas tengan una existencia independiente y separada de todo lo demás. Esto supone que no existe un yo fijo y estable.  El ser es siempre un inter ser.

La Nada es un término que puede ser abordado desde muchas disciplinas y en cada una de ellas, tiene un significado particular. Desde la filosofía del mundo clásico, se pensaba que, si hay un ser de las cosas, esto implicaba la idea del no ser, es decir de la nada.

En matemáticas, el cero es el resultado de una cantidad menos esa misma cifra, es decir cero. El cero es la nada.

En física, la nada es un espacio vacío en el que no se halla ningún cuerpo, radiación o estructura.

Y en el Rombo, la Nada es el estado final de la evolución o 7ªD en la que no hay ya ningún resto de estructura material, ya que la evolución está relacionada con la transmutación progresiva y la sutilización de todas las estructuras físicas.  En realidad, en esta supuesta Nada, está todo, ya que la totalidad de las estructuras materiales presentes desde el inicio de la manifestación material están allí, pero totalmente sutilizadas y disipadas, de tal manera que no se las puede ver ni distinguir. 

Y, por último, tenemos el Vacío cuántico, que es una cuestión muy diferente. Es quizá la palabra que mejor se adapta al lenguaje, los conceptos y las ideas que aparecen en el Rombo para describir lo que es la primera dimensión. Sabemos que en la 1ªD se encuentra la manifestación de los elementos primarios, pero cuando éstos aún no han adquirido estructura formal y solamente dicen: ¡Estamos aquí! No estamos hablando en este momento de elementos sólidos, líquidos, gaseosos, en estado de plasma ni del condensado de Bose-Einstein. Cuando hablamos de la 1ªD o del vacío cuántico, nos referimos a un estado de manifestación material previo a los estados clásicos de la materia anteriormente descritos. Antes de los estados físicos conocidos, existe un proto estado material llamado vacío cuántico que parece ser el sustento, el nivel inferior y la base sobre la que descansa la manifestación estructural del átomo y del mismo universo. Ese estado primigenio de manifestación material no visible por observación directa es lo que en el lenguaje del Rombo se conoce como la primera dimensión (el primer nivel de organización de lo manifestado) y en las siguientes líneas, hablaremos sobre ello.

EL VACÍO CUÁNTICO

Imaginemos una caja en la que queremos hacer el vacío. Primeramente, con algún sistema de bomba de succión, podemos extraer todo el aire que contiene. Después para impedir que, en la caja entre la luz ambiental, podemos colocar una superficie opaca alrededor de la caja. Aun así, podrían entrar los Rayos Cósmicos, de tal manera que deberíamos recubrir el sistema de una protección mucho mayor para eliminar la llegada de radiación electromagnética, muones, electrones y neutrinos.  

Cuando de esta hipotética caja hubiéramos podido sacar toda la materia y energía de su interior (incluida la gravedad), veríamos que sigue habiendo algo allí dentro, porque si colocamos dos placas metálicas una enfrente de la otra, la tendencia espontánea que tienen las placas es juntarse. Ello se debe al efecto Casimir, ya que la mínima distancia que existe entre las dos placas sólo permite en su interior la presencia de partículas con una determinada longitud de onda. Las que tienen una longitud de onda distinta, quedan en el espacio que hay fuera de las placas. Por este motivo, en el interior de las placas, hay menos energía que en el exterior, y esa presión externa que es la fuerza del vacío, las empuja a juntarse.

Efecto Casimir

Figura. Efecto Casimir

CARACTERÍSTICAS DEL VACÍO CUÁNTICO

Sólo lo que está “vacío” tiene la capacidad de contener infinidad de cosas. El vacío cuántico es un campo de posibilidades cuyo potencial creativo es infinito. En este vacío, el valor del campo de Higgs no es nulo y esto hace que esté repleto de ondas y partículas. El vacío no tiene características estáticas y su valor fluctúa constantemente. Su carga total es cero, pero hay cargas de distinto signo que se neutralizan continuamente en su interior.

Si lo pudiéramos ver, su aspecto sería parecido al de una sopa en constante ebullición en la que van apareciendo y desapareciendo burbujas de una forma frenética y sin un orden aparente. En este caldo de vida, se superponen continuamente ondas de distinta frecuencia y que crean con su oscilación las llamadas fluctuaciones del vacío.

La actividad del vacío está muy relacionada con la agitación que produce la temperatura del medio en el que se encuentra, así que al bajar la misma, la actividad del vacío disminuye, llegando casi a desaparecer cuando la temperatura se aproxima al cero absoluto (-273 grados). Pero como llegar al cero absoluto es imposible, hacer desaparecer la energía del vacío, también lo es. Éste siempre existe y palpita, por muy baja que sea la temperatura.

El vacío cuántico (que dentro del Rombo lo podríamos colocar en la primera dimensión) es un espacio, una manifestación material llena de vida, de vitalidad, repleta de materia elemental pura, de masas de existencia pura, que construyen desde abajo y desde el mundo invisible, la realidad física que conocemos en la segunda dimensión, donde todas las partículas manifestadas ya tienen un nombre y unas propiedades físicas definidas. 

La presencia de las partículas y fuerzas que emanan del vacío continuamente, y que aparecen de repente en el mundo visible, permiten que se den las leyes físicas de la segunda dimensión. Por ejemplo, las leyes eléctricas precisan para poder manifestarse, de la emisión de las partículas transmisoras de fuerzas que aparecen espontáneamente desde el vacío. Cuando, por ejemplo, dos electrones se dirigen el uno hacia el otro, desde el vacío aparece una fuerza (un fotón) que les advierte de la presencia del otro, les separa y permite que el efecto repulsivo de la misma carga de los electrones se haga evidente.

La repulsión electrónica

Figura. La repulsión electrónica

Esta aparición de partículas del mundo invisible parece atentar contra el primer principio de termodinámica y para que esto no suceda, se defiende la teoría de que la vida de las partículas virtuales es inferior al tiempo de Planck con lo que, si no se puede medir la presencia de la partícula, ésta no ha existido realmente. La explicación no debería ser tan aparentemente rebuscada si se considerara que el vacío forma parte también de lo manifestado. Entonces, el hecho de que una partícula aparezca en un lado u otro no implica ningún desajuste numérico ni ninguna contradicción de este principio físico. El vacío, aunque no se vea, está tan manifestado como el mundo atómico.

El vacío no es un lago en calma. Es un mar en ebullición, tiene estructuras pulsantes y propiedades importantes.  Por ejemplo, aparte de permitir las reacciones fisicoquímicas que se dan en el nivel atómico (la segunda dimensión), el vacío es quien determina el valor de la velocidad de la luz y con ello todas las características espacio temporales que dependen de esta ley en cada una de las dimensiones. El vacío palpita, está vivo y hace vivir.

¿CÓMO SE DEMUESTRA QUE EXISTE EL VACÍO CUÁNTICO?

Para demostrar la existencia del vacío cuántico se ha precisado de las evidencias aportadas por diversos experimentos. Los más conocidos son:

  1. El efecto Casimir.
  2. Colisiones en aceleradores: Cuando se producen colisiones de dos partículas en aceleradores, aparecen desde el vacío toda una serie de partículas subatómicas como muones, piones o kaones.
  3. Las teorías de precisión. Son las teorías que establecen la presencia del vacío en la electrodinámica cuántica.
  4. La masa del protón: la masa real del protón es muy superior a la masa de sus integrantes (quarks y gluones) de tal manera que se cree que la masa del protón viene dada en un 90% por el vacío y un 10% por las partículas que lo constituyen.

¿CUÁNTOS VACÍOS HAY?

La lógica parece decir que hay un solo vacío, pero no es así. Hay diferentes vacíos y la causa radica en que el vacío es un objeto físico y, por tanto, puede cargarse de energía y convertirse en un vacío u otro.

Podríamos pensar que existe un vacío primario que correspondería a la situación energética en que todas las fuerzas de la naturaleza estaban unidas, y a partir de aquí, por decaimiento progresivo, irían surgiendo vacíos de menor energía.

Podemos decir que existe un primer vacío o vacío primigenio en el momento del Big Bang, donde todas las fuerzas con sus partículas transmisoras eran una. Al descolgarse de este paquete de fuerzas la gravedad, aparece el segundo vacío o vacío electronuclear (donde están las fuerzas electronucleares). Al marchar de este grupo la fuerza fuerte, se crea el tercer vacío, el vacío electrodébil (sitio de las fuerzas electrodébiles). Y al marchar de este nivel la fuerza débil, surge el cuarto vacío o electromagnético (donde residen las fuerzas electromagnéticas).

Con estos movimientos energéticos, vemos que el vacío va cambiando de energía y características intrínsecas y al hacerlo, van apareciendo nuevas manifestaciones materiales del mismo vacío. Con todos estos movimientos vemos que el vacío original crea todos los otros posibles vacíos, en un camino que puede ser de ida y vuelta, porque la naturaleza funciona en los dos sentidos.

La libertad que da el pensamiento cuántico, las teorías que se desprenden del principio holográfico y los fenómenos espacio temporales que existen en la sexta dimensión en que coinciden al mismo tiempo todas las líneas temporales, permiten pensar que, en un momento determinado, a través del vacío y de la comunicación que existe entre todos los vacíos, se puede pasar de un estado de vacío al otro de una forma instantánea, utilizando un mecanismo cuántico similar al del efecto túnel o al del mecanismo que permite pasar materia de un universo a otro.

Todos los diferentes vacíos se comunican

Figura. Todos los diferentes vacíos se comunican

Sabemos que cada vacío está asociado a la aparición de unas partículas u otras, así que, de esta manera, gracias al movimiento y la comunicación que existe entre todos los vacíos, pueden aparecer todas las partículas que sean necesarias para satisfacer y poder cumplir una ley física que se ha de aplicar en un momento determinado. Una partícula de un vacío puede entrar en un ingenio físico con funciones transportadoras y aparecer en otro vacío, pero algo transformada, con funciones diferentes.

Esto significa que, para poder pasar de un punto, de una situación energética a otra, se ha de hacer a través del paso a través del vacío. El cumplimiento de una ley o de cualquier proceso de cambio o de transmutación material o energética, precisa de la energía del vacío para poder ser llevada a cabo. Sin esta energía proveniente de esta dimensión oculta, no se producirían las reacciones que tienen lugar entre las partículas del mundo visible. 

Podemos pues pensar en el hecho de que exista un gran vacío que contenga a todos los otros vacíos. Por el conocido mecanismo holográfico sabemos que cada vacío contiene dentro de sí, a la representación de todos los otros vacíos, por lo que, dentro de cada uno de ellos existe la posibilidad de relacionarse con todos los demás. De esta manera, los distintos vacíos pueden coexistir, se pueden tocar, comunicar y cooperar, intercambiando partículas o energía de un lugar a otro.

La coexistencia simultánea de los diferentes vacíos

Figura. La coexistencia simultánea de los diferentes vacíos

¿DÓNDE VIVEN LOS VACÍOS?

Los vacíos a pesar de vivir en un mismo espacio tienen una energía distinta, así que, de alguna manera, podemos pensar que, aunque todos ellos coexisten al mismo tiempo en la 1ºD (el triángulo rojo del dibujo), su nivel de energía va decayendo en la medida en que se alejan de la zona de inicio de la 1ºD, que es el punto de máxima energía, y la entrada de la manifestación material.

El inicio de la 1ªD y el decaimiento de los vacíos

Figura. El inicio de la 1ªD y el decaimiento de los vacíos

Este decaimiento energético de los vacíos de la 1ªD es comparable al decaimiento por congelación de fuerzas que se da en el otro lado del Rombo, donde pasamos de una única super fuerza Yin Yang al resto de fuerzas conocidas que aparecen por congelación progresiva (gravedad, fuerza fuerte, fuerza electrodébil, fuerza débil y electromagnetismo). El decaimiento de las fuerzas en el lado derecho del Rombo, esta sincronizado con la congelación de la energía de los vacíos que se observa en la izquierda. Cuanto más potente es la fuerza que emerge de la derecha, más energía tiene el vacío que aparece por la izquierda.

El decaimiento de las fuerzas y de los vacíos

Figura. El decaimiento de las fuerzas y de los vacíos

Hemos comentado que la primera dimensión es un estado anterior a la manifestación visible subatómica y atómica. Lo que hay allí no son las partículas o las energías tal como las imaginamos, sino que son masas de existencia pura que aún palpitan en ese nivel caótico e informe de la primera manifestación. Ellas son el primer nivel de organización material y energético.

Existen muchos pasos entre las primeras manifestaciones de la vida material de la primera dimensión y la estructuración definida de la materia que se observa en la segunda dimensión, donde todo ya tiene un nombre, un peso y una naturaleza con características propias y definibles.

La transición del mundo invisible al mundo visible no se hace en forma continua, precisa de saltos cuánticos, de impulsos que hacen aparecer del vacío a una partícula virtual que luego, después de realizar su trabajo, puede volver a desaparecer. 

La primera dimensión (el vacío cuántico) es la zona material más energetizada que existe porque está en íntimo contacto con el constante flujo de vida que parte la séptima dimensión, donde todo lo que hay allí es energía, vida, conciencia y pulso vital de la existencia. No se puede entender la existencia material ni las características del vacío de la 1ªD sin la fuerza y el impulso de la Nada que existe en la 7ªD. La energía da vida y se encuentra dentro la misma materia, ya que como sabemos, lo sutil penetra lo grosero. Materia y energía son uno. Los podemos dividir artificialmente para estudiarlos y comprenderlos mejor, pero ambos viven en una unidad y están fusionados por un proceso de atracción polar.

La vida de la 7ªD cae hacia la 1ªD

Figura. La vida de la 7ªD cae hacia la 1ªD

EL VACÍO Y LOS RAYOS

Toda esta emanación de vida que existe en la 7ªD actúa sobre el principio material manifestado más puro e involuto que existe: Las masas de existencia pura de la primera dimensión. Allí, esas manifestaciones de vida, esas masas no diferenciadas, cuando son estimuladas por todas las fuerzas emanadas de la 7ªD se cargan de fuerza, de vitalidad y de movimiento, y con la ayuda de otro Rayo colaborador que existe en esta 1ª dimensión, emprenderán su camino evolutivo dando un salto cuántico hacia la segunda dimensión, apareciendo bajo la forma identificable de partículas virtuales que después de realizar su función dinamizadora, volverán a su dimensión o se quedarán en la siguiente.

Algunas partículas elementales saldrán del mar homogéneo de la 1ªD para incorporarse a la arena de la 2ªD o ejercer una acción allí, y otras continuarán en las profundidades del lugar de donde nacieron dando la masa y la energía necesarias para que la primera dimensión pueda mantener sus características físicas.

En esta 1ªD gobierna el 1º Rayo quien da vida e impulso a la materia manifestada. Pero esa materia viva no puede quedarse allí estancada para siempre. Para hacer avanzar a la materia por las dimensiones, necesitará de la fuerza del 7º Rayo, esa fuerza ciega que hace ascender evolutivamente a toda partícula que se pone en manifestación.  Estas dos magnas fuerzas conviven en esta primera dimensión. Una estimula y da vida a la materia (1º Rayo) y la otra, la hace ascender (7º Rayo). Ambas fuerzas de Rayo emanadas desde la 7ªD se necesitan y trabajan juntas en el vacío cuántico para hacer posible el estímulo y el ascenso evolutivo de toda la materia manifestada.

EL TRÁNSITO DE LA 1ºD A LA 2ºD EN EL COSMOS

El primer dibujo que se obtuvo de nuestro universo demostró que éste tenía una zona en forma de línea en la parte central y un resto de luz tenue y difusa que provenía por igual de todos los lados. 

Pero cuando se pudo ampliar este dibujo, y se pudieron plasmaren él las desviaciones mínimas de temperatura que aparecían en el universo, se pudieron apreciar detalles que revelaban que la distribución de la materia no era totalmente homogénea como se pensaba, sino que se veían grupos heterogéneos de materia dispersos irregularmente por todo el universo.

Dibujos de las fotos del universo

Figura. Dibujos de las fotos del universo

Y lo interesante de esta foto fue poder estudiar el momento preciso de la creación que estaba captando. Para poder ver esta imagen fotográfica, era necesario que la luz y la materia estuvieran separadas, que la materia se hubiese dispersado y aglomerado posteriormente formando paquetes y que al suceder todo esto, la luz pudiese pasar entre los grupos de materia.

Con anterioridad al momento que se capta en la foto, la física actual cree que la materia y la luz estaban fusionadas y compactadas formado una especie de sopa densa de quarks y gluones. Ambos componentes se hallaban libres, sin formar aún estructuras, solamente decían: aquí estamos preparados para construir. Somos los ladrillos y el cemento de la construcción, pero de momento no hacemos nada.

Pero desde la óptica que facilita el Rombo, es fácil pensar que, antes de ese estado propuesto por la física, existía otra manifestación anterior en el que no había aún fermiones (quarks y leptones) ni bosones (partículas transmisoras de fuerzas), sino algo anterior a todos ellos: sus precursores; sus manifestaciones materiales y energéticas en un nivel físico anterior y más energético. Ese mar que existía y que existe aún hoy en día de materia y energía pura no diferenciada es lo que desde la perspectiva del Rombo es la primera dimensión o el vacío cuántico. Ese océano puro de vida no ha dejado de existir, está todavía vivo y pulsante y es lo que origina la segunda dimensión o mundo atómico, donde ya están diferenciados completamente las partículas, los átomos y la luz.

En el siguiente dibujo, podemos ver el inicio y la expansión del universo. La primera parte de la creación viene dada por la presencia del vacío cuántico, con sus fluctuaciones. Todo esto sucede en un universo invisible porque la luz no puede escapar de la densidad de la primera dimensión. Pero cuando el universo con las fluctuaciones cuánticas del vacío se enfría, el universo se hace visible porque la materia y la luz ya se han separado. En ese momento, es cuando aparece la primera foto del universo (que se observa ampliada a la derecha).

El vacío con sus fluctuaciones cuánticas se hace visible al enfriarse el sistema

Figura. El vacío con sus fluctuaciones cuánticas se hace visible al enfriarse el sistema.

Las fluctuaciones cuánticas que existen en el vacío son las que posteriormente se observan como aglomerados heterogéneos de materia en la foto del universo. Para que esto suceda, el conjunto denso y opaco formado por la 1ªD-7ªD, se ha de abrir y dar paso a la segunda dimensión (átomos) y a la sexta dimensión (luz). Por todo ello, podemos decir que la primera foto del universo recoge el instante en que éste abandona el estado de vacío cuántico y pasa al nivel atómico.

EL VACÍO Y LA EVOLUCIÓN

La energía es el vehículo y el soporte de la información. Desde la 7ªD, desde esa dimensión energética parte toda la vida, el impulso, y la información de lo que son las dimensiones, de lo que es la vida, y de cómo se ha de recorrer el camino evolutivo.

Desde ese lugar parten también los Rayos, esas fuerzas creadoras emanadas del Absoluto que son las que permitirán que todo esto tenga lugar. 

La evolución es el tránsito, el ascenso a través de las dimensiones más materiales hasta las más sutiles y energéticas. Para ello se precisa de la energía cósmica de los 12 Rayos, pero, hay uno en especial que realiza las funciones de motor e impulsor evolutivo del universo. Es el Rayo que convive juntamente con el 1º Rayo en la parte más material del universo, en la llamada 1ªD.

El 7º Rayo trabaja en la primera dimensión, en el vacío cuántico. Desde esa dimensión, la materia puede ascender continuamente, dimensión tras dimensión, y para ello, siempre precisará de la fuerza especial que emana del vacío, y que impulsa todo hacia arriba. Esa fuerza evolutiva brotará de ese lugar donde están escritas bajo la forma de energía pulsante todas las leyes de la evolución del universo. El 7ºRayo estimula al vacío a realizar todas las combinaciones y reacciones atómicas para que ello pueda tener lugar. El 7ºRayo catapulta a la materia del vacío para actuar en una dirección determinada. Él es el chófer y el vacío es el coche.

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