El Guía
El guía regula el conocimiento impartido por los Grandes Maestros de Sabiduría Universal y su misión es dar al humano la sabiduría necesaria para que el planeta sea un lugar armonioso donde poder vivir.
Con los años y las encarnaciones sucesivas, se establece una unión íntima, muy profunda con el guía hasta que los dos se conocen sinceramente y en profundidad. Cada guía tiene un nombre que está vinculado a una cualidad particular y todo humano, si hace el pequeño ejercicio de conectar conscientemente con él, encontrará su nombre sin dificultad.
Puede que alguna persona esté en contacto con su guía pero que no le dé este nombre, ni sepa realmente que es su guía. Hay muchos humanos que dialogan íntimamente con su guía, dándole otros nombres u otros conceptos como la voz de la conciencia, el ángel de la guarda o cualquier otro nombre según le enseñe su tradición o religión particular.
El contacto con el guía se puede tener en cada momento de la existencia, porque el guía está incorporado completamente dentro del ser humano, y está vinculado a la epífisis. Puede contestar amorosamente a todas las preguntas que se le hagan, dando la respuesta exacta cuando la pregunta es coherente y concienciada.
Si la calidad de vida de un ser humano es buena, es porque realmente está buscando el amor, la felicidad y la armonía dentro del bien. Esto es señal inequívoca de que escucha atentamente las palabras de su guía interior y actúa en consecuencia. De hecho, si cada ser humano estuviese entrenado por sus padres o educadores a encontrarse cada día unos instantes con su guía, y hallase en esta relación el consejo adecuado y la ayuda necesaria para afrontar cualquier problema que le surgiera, muy seguramente, todas las calamidades, penas y sufrimientos que hay en este planeta, no existirían.
El ser humano, debería aprovechar hasta la última chispa el sagrado beneficio que representa el guía para su evolución, pero a veces, el hombre lo deja de lado y no le escucha. Entonces el guía se para, y al hacerlo, se detiene toda una trayectoria vital que, en el momento de la creación, el guía puso en marcha. Pero el hombre es libre, y puede decidir si escucha al guía o no. Si le rechaza o le desobedece, y de una manera consciente o inconsciente lo esquiva, el guía queda limitado, inmovilizado o paralizado y es cuando el ser humano en su ignorancia y su sed ciega de deseos atrae de forma inarmónica a las fuerzas creadoras de los Rayos Cósmicos que le pueden llevar a una vida que puede ser rica en placeres, reconocimientos sociales, dinero, honores, pero posiblemente ligada a una situación de desórdenes a niveles físico, social o ambiental. Al pararse, el guía en cambio no detiene su propia evolución ya que esta no depende del tipo de vida o la actitud que lleva el ser humano, pues el guía evoluciona en función de los diferentes ciclos evolutivos que sigue el universo entero.
Al guía se le ha representado de muchas maneras y a veces, se le ha dado una representación antropomórfica, pero realmente no la tiene. El guía es una manifestación del 7º Rayo y su esencia es evolucionadora y transformadora. Hay distintos tipos de guías, y algunos pueden aparecer o desaparecer según sea la necesidad del momento en que se está viviendo, pero el guía maestro que es del que hemos estado hablando, siempre está, y es el mismo encarnación tras encarnación.